Parte 16

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Los sueños solo están en tu mente,
En cambio las pesadillas
existen en la vida real
Jeff THE killer

Mantuve mis ojos cerrados y logré que mi respiración fuera más relajada, no quería sufrir mientras me mataban. Nunca pensé que moriría de esa forma, de echo, siempre imaginé el dia de mi funeral, mi ataúd en el cementerio rodeado de mis seres queridos como mi marido, mis hijos, mis amigos, mis nietos. Pero morir en las manos de un asesino en el lugar menos hermoso para dejar tu cuerpo, jamás lo llegué a imaginar. Decidí abrir los ojos al sentir un abrazo, una vez abiertos solo vi un cabello corto de color negro, mis ojos se llenaron de lágrimas cuando mis manos se llenaron de sangre, Jeff le había dado una apuñalada en el costado.

— Victor — hablé inmóvil mientras sentía los pequeños gemidos de dolor que emitía, Jeff estaba detrás golpeándolo en la herida — porque estás aquí...— nunca me ha gustado las personas que se sacrifican cuando tienen una vida por delante

— Porque te dije que te sacaría de aquí y cumpliré con lo que dije — se separó de mi y no tenía su parche, su ojo de la pupila roja lloraba sangre — Hoy tu serás libre — une sus labios con los míos por tan solo un segundo y luego cae al suelo

(...)

Minutos después me encontraba corriendo. Sudada, llena de golpes, lágrimas y sangre, pero sobre todo miedo y dolor.

Jeff corría tras de mi sin parar, era yo o el, era mi vida o dejar que la muerte me alcanzara. La lluvia se hizo presente acompañada de los fuertes truenos. Llegué al bosque perdiendome entre los árboles. Estaba descalza, me estaba lastimando los pies. Pero eso no era lo importante ahora, era mi vida que corría peligro.

— ¡¡¡ SABES PERFECTAMENTE QUE NO PUEDES HUIR DE MI !!! — grita la muerte, grita Jeff

Las lágrimas no me ayudaban, veía borroso mi campo de visión. Aceleré más la carrera, casi ni sentía mis pies ser lastimados. El lodo salpicaba y ensuciaba mi bata y mis pies, estaba completamente sucia.

Corria y corría sin parar, estaba agotada de tanto correr, de tanto huir de la muerte, aquel psiquiátrico era un completo desastre, no hace muchas horas había explotado en llamas y ahora debía correr o si no el me alcanzaría.

Árboles y árboles, parecía que daba vueltas en círculos, quería parar, quería descansar, pero si lo hacía el me mataría sin remordimiento alguno. Podía sentir sus pasos cada vez más cerca, no sabía que hacer y tenía miedo. La lluvia caía mojando mi cabello y mi ropa. Estaba cubierta de lodo ya que en muchas ocasiones he caído al barro ensuciando mi ropa. Todos en el psiquiátrico habían muertos, solo quedaba el y yo.

Me escondí detrás de un árbol, mi corazón parecía que se iba salir, mi bata estaba manchada de lodo y sangre al igual que mi cara. Asome mi cabeza y no ví a nadie, pero lo sentí, sentí esa voz que me hacía temblar, mis lágrimas no dudaron en salir y mezclarse con la sangre en mis mejillas.

— Danieeeeelaaaa — decía en tono juguetón mientras caminaba a paso lento mirando a su alrededor, no estaba cerca de mi pero tampoco estaba lejos, era ahora o nunca, no podía quedarme parada detrás de un árbol porque no duraría tanto tiempo — no se porque corres he intentas esconderte de mi si sabes que te haré un collar con tus tripas — seguido a ese horrendo comentario comenzó a reír como un loco y eso me causo terror

No lo pensé más y volví a la carrera, volví a correr a gran velocidad, volví a sentir sus pasos perseguir me. Así llevábamos al menos una hora, cada vez llovía más fuerte y los truenos se hacían presente asustando me. No paraba de llorar, no podía seguir corriendo, me dolían los pies, me dolían las horribles heridas que el me había causado arruinando mi piel. Tenía sed, estaba cansada.

Caí nuevamente ensuciando más mi ropa de lodo, no tenía fuerzas para levantarme, mi vista estaba nublada, comencé a arrastrarme lo más que pude, sus pasos cada vez se sentían más cerca de mi, eso hizo que con mucha dificultad pudiera levantarme, me tambalee al principio pero me dispuse a correr otra vez.

Sentí que estaba cerca, giré mi cabeza hacia atrás y no ví a nadie, pare en seco, no sabía si mi mente estaba jugando conmigo. Mi pecho bajaba y subía a gran velocidad, miraba a todos lados y no conseguía verlo hasta que mi vista volvió al frente...

— ¡ te alcancé ! — levantó su manos con su cuchillo lleno de sangre, iba a ser la siguiente en manchar aquel pedazo de hierro...

Antes de que pudiera atravesarme sujete con fuerza su mano. Era más fuerte que yo, me estaba costando alejar el cuchillo. Con una de sus manos toma mi cuello y me obliga a caminar a un lugar desconocido a mis espaldas mientras su agarre aprieta cada vez más y pierdo la fuerza de seguir sosteniendo su mano con el cuchillo.

— ¿ Te gusta rodar ? — se burla, lo miro sin entender a que se refiere mientras que sigo luchando por alejar el cuchillo de mi — espero que sí, que duermas bien...

Sin más me da una patada y caigo loma abajo como croqueta pegándome con piedras y ensuciandome completa de lodo.  Llego un punto en el que dejo de rodar gracias a un árbol y con la vista borrosa lo veo parado en la sima de la loma. La loma era bastante grande, mi cuerpo estaba completamente raspado, la caída me había provocado varias heridas, mi cabello estaba lleno de hojas, ramitas y tierra. Sin fuerza alguna para levantarme caigo inconsciente bajo la lluvia.

(...)

Abro los ojos, el frío de la noche me atacaba provocando temblores en mi cuerpo. Seguía en tirada en la tierra y la lluvia había desaparecido, el cielo estaba despejado con la luna llena en el centro dando lo mejor de sí. Me levanto a duras penas quejándome del dolor por rodar loma abajo, todo el bosque estaba oscuro, la única luz que recibía era de la luna, pero era muy poca, agradecí que Jeff se había ido y me había dejado en paz, aunque mejor no confiaría tanto. Intenté caminar me fue imposible, el dolor en todo el cuerpo no me dejaba avanzar y solo caí sobre la tierra una vez mas.

<> mejor descansa, mañana continuaremos <>habla mi doble

Comienzo a llorar cuando recuerdo todo lo que pasó, victor estaba en aquel psiquiátrico muerto, todos lo estaban. Tenía miedo, me era imposible dormír nuevamente, iba a tener pesadillas con aquél loco.

(…)

Hambrienta, sucia, lastimada, ensangrentada, sedienta, cansada. Era todo lo que sentía, había caminado por 5 horas hasta encontrar una carretera que me llevaría a la ciudad. Debo decir que han pasado dos carros y les hice seña para que me ayudarán, pero seamos realistas, quien ayudaría a alguien con esta apariencia, parecía una indigente y en estos días la hipocresía de la gente era demasiado. El sol era potente y eso empeoraba las cosas, sentía que me iba a desmayar.

Solo me quedó caminar por la carretera y llegar a la ciudad, claro, si es que la suerte se puede poner de mi lado por una vez en mi vida.

INTERNADA CON LA MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora