♠Parte 30 ♠

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Siempre habrá algún momento de nuestro
pasado que por más que querramos
nunca lo podremos cambiar
JEFF THE KILLER

Me encontraba en el viejo baño de la habitación de este horrible psiquiátrico. Los días habían pasado tan rápido, mi cuerpo estaba lleno de heridas horribles. Hoy es el cumpleaños de Jeff, donde según dice, es mi último día de vida. Para la ocasión de mi muerte, al menos moriré limpia, extrañaba tanto bañarme, oler mi olor natural a vainilla.

Al salir del baño con una toalla envolviendo mi cuerpo, noté sobre la cama un vestido blanco, sin pensarlo más deje caer la toalla al suelo y tomé aquel vestido, no era de mi gusto pero no tenía remedio. Después de ponerme el vestido toqué la puerta como Jeff lo había pedido y en cuestión de segundos la puerta de hierro se abrió.

— demoraste demaciado — se queja

— llevo sin bañarme hace días — le respondí y el solo me agarra fuerte de la muñeca y me lleva al piso de abajo, mientras bajabamos las escaleras pude ver que estas estaban manchadas de sangre y tenía restos humanos. Las ganas de vomitar se aproximaban y era que estaba caminando sobre todo eso descalza, era totalmente repugnante. Al terminar de bajar las escaleras seguimos por un pasillo solitario, con las paredes cayéndose a pedazos, con plantas sobresaliendo de los ladrillos y la mayoría de puertas y ventanas estaba rotas,  nos detuvimos frente a dos puertas color marrón, las únicas que se conservaron bien. Jeff sacó una llave y la metió en la cerradura, al abrir las piernas y obligarme a entrar, observé el lugar, se trataba de un comedor con una mesa extensa, de unas quince sillas a cada lado. Sobre algunas sillas habían gente muerta y entre esos cadáveres estaba el cuerpo de Rosi sin órganos, a su lado el cadáver de Leo, pero en el medio estaba Cristian, lleno de sangre y con las piernas rotas. El olor del salón era muy desagradable, ya que los cadáveres putrefactos y en el proceso de descomposición de los novatos me provocaban arcadas.

Jeff me dirigió a una silla en donde estaba frente a Cristian, ambos no miramos y notamos las ojeras en nuestros rostros, ninguno de los dos durmió bien hace días.

Sobre la mesa pude apreciar una tarta de cumpleaños con una vela en el centro. Jeff saco un mechero y con el encendió la vela mientras mantenía una sonrisa como si fuera un niño pequeño.

— Un día muy bonito ¿ Que esperan para cantarme felicidades ? — habla y Cristian y yo, aun mirándonos desviamos la mirada hacía Jeff y sin remedio alguno comenzamos a cantar.

— Happy Birthday to You
Happy Birthday to You
Happy Birthday Dear Jeff the killer
Happy Birthday to You — cantamos sin ganas al unisono para luego aplaudir serios y ver a Jeff soplando la velita con emoción.

—  ni intenten escapar, las puertas están cerradas con llaves, iré a la cocina, no seré tan malo de dejarlos sin tarta — nos dedica una sonrisa burlona y se va a una cocina en el fondo del salón

— no aguanto más...— susurra el hombre — debemos salir de aquí

— Y como se supone que lo haremos, pero...los cadáveres de tus amigos no me estany motivando en lo absoluto — hablé también susurrando para que Jeff no nos escuchara

— si de todas formas hoy se supone que moriremos ¿ Porqué no hacer el último intento ? — me puse a pensar y tenía razón, ¿ porqué preocuparse por la vida y este iba a ser el último día para nosotros ?

— ¿ como piensas irte si tus piernas están rotas ? — pregunté

— eso no es impedimento, Jeff tiene las llaves en el bolsillo de su sudadera, distraelo y me las arrojas, solo tengo que arrastrarme hasta la puerta y hacer un duro esfuerzo para abrirlas, una vez afuera busco mis cosas y llamo a la policía

— ¿ Y como sé que no te irás tu solo ? — e visto muchas películas y siempre los únicos dos que quedan vivos uno de ellos idea un plan y hace que el otro haga lo mas difícil y así el solo hace lo fácil, que es huir con la excusa de pedir ayuda, pero al final esa ayuda no viene y el otro muere por imbécil

— Por favor, estamos en un lugar lejos de la ciudad, no podré arrastrarme tantos kilómetros para huir, moriría de hambre y sed y estoy aquí para ayudar, no soy un cobarde — por su tono, hablaba enserio 

Me levanté de la silla y me dirigí a la cocina adónde Jeff parecía buscar algo, aún no notaba mi presencia. Estaba pensando en cómo distraerlo para sacarle las llaves.

— Ammmm... Jeff — hablé mientras me acercaba a él, el se giró y me miró alzando una ceja

— ¿ que haces aquí ? ¿ Te tengo que amarrar a la puta silla ? — dice molesto

— te quería hacer una petición, ya que me vas a matar — el se cruza de brazos y yo trago fuerte y tomando fuerzas y valentía — ¿ Que tal si te diviertes conmigo ? Me puedes hacer lo que tu quieras

La cara de Jeff era un poema, no sabía si irme o continuar con el plan, pero al ver que Jeff se lo creía me acerque a él y tragando pesado lo besé. Esperando a que el no correspondiera me sorprendió sujetándome de la cintura y correspondiendo al beso, deslizaba sus manos en modo de caricias por mis muslos hasta que las pasó por debajo de ellos me cargó para sentarme sobre la meseta vieja de la cocina mientras atacaba mi cuello a mordidas. Comencé a acariciar su chamuscado cabello con una mano, mientras que con la otra la dirigía al bolsillo de su sudadera. Enrede mis piernas alrededor de la cintura de Jeff y lo atraje más a mi.

Al tener las llaves en las manos, sin dejar de besar a jeff pensaba en el nodo de arrojarlas  sin que Jeff escuche el ruido cuando se estrellen contra el suelo.

Comencé a gemir en el oído de Jeff y ahí lancé las llaves, para mí suerte no sintió el ruido, pero para mí mala suerte Jeff me deslizó sus manos al interior de mi vestido y mi cuerpo se tensó, las ganas de llorar me invadieron completamente, me comencé a poner nerviosa con la situación.

(…)

Cristian se bajó de la silla como pudo y se arrastró para tomar las llaves, al ver la escena donde Daniela se besaba con Jeff no pudo evitar abrir los ojos a tope. Sacudió la cabeza y se arrastró para llegar a las puertas. Con cuidado, se puso de rodillas soportando el dolor agonizante y metió las llaves en la cerradura y abrió las puertas.

Se arrastró lejos del comedor sintiendo un grito por parte de Daniela, se asustó, se arrastró más rápido alejándose más pensando en lo peor. Logró subir las escaleras y seguir arrastrándose hasta la habitación donde estaba su radio intercomunicador

— ¡¿ Hola ?!  ¡ Necesito ayuda ! ¡ Por favor respondan !

No recibía respuesta por parte de nadie y maldijo cinco veces al ver que su unidad no respondía. Sintió otro grito de la chica y asustado siguió probando hasta que por fin respondieron. Alegrado de escuchar la voz de sus superior, dió la ubicación inmediatamente.

— ¡ vamos para allá enseguida ! — habla una voz masculina del otro lado del radio

— ¡ por favor no demoren en llegar, una vida está en juego y ese asesino puede huir !

Una vez cumplido el objetivo, solo quedaba esperar, pero al sentir un grito aún mas alto de la chica lo hizo asustarse.

— no puedo dejar que la maten

INTERNADA CON LA MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora