Parte 17

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Hay gente que tiene una historia
Que nunca quieren contar
Jeff THE killer



Mis pies ya tocaban las calles de la ciudad, extrañaba tanto el ambiente, pero no fui bien recibida gracias a mi apariencia. Muchas personas se alejaban de mi gritándome insultos. Como se veía que para ellos les era fácil insultarme sin saber por todo lo que pasé. Es verdad que estoy llena de tierra hasta el cabello, y que parezco sacada de la basura, pero no hay porque pasarse con sus comentarios.

" Por dios que asco, alejate "

" Que niña más sucia "

" Pobre infeliz "

" Conocerá lo que es baño ?"

Y más comentarios que la verdad que me dolían, así son las personas de este mundo, juzgan un libro por su portada sin conocer el contenido, juzgas a las personas por sus apariencias sin saber su historia. Ellos son así, muchos dicen que deben ayudar a quien lo necesita, pero en cuanto ven a alguien que de verdad requiere esa ayuda, simplemente se echan a un lado. Es muy fácil decir las cosas, pero es difícil hacer el maravilloso acto. Pero así es la vida, así es la gente, así en la triste realidad.

Sigo caminando y mi estómago empieza a regañarme, necesito comer, llevo horas con el estómago vacío. Mis pies dolían tanto que me asombraba como aún así podía caminar.

Estaba pasando por un mercado, obviamente mi vista se desvío sobre unas manzanas. me detuve en seco, en mi mente estaba la batalla entre si y el no.
Si, robate una manzana
No, no robes, eso está mal
Si o no. Siempre fui una chica correcta, estaba en contra de robar, pero en una situación cómo estás, a veces hay que tomar decisiones malas, aunque, es para intentar sobrevivir. Es ese vendedor que recibe dinero, tiene un hogar, comida o yo, que no tengo nada en estos momentos.

Sin remedio alguno caminé lentamente a la estantería dónde estaban las manzanas, se veían muy bien. Mi apariencia llamaba mucho la atención de todos, ganándome comentarios absurdos y expresiones de asco.

— niña me estas espantando a los clientes, si no vas a comprar nada te pido que te largues — habló el vendedor mientras metía unas manzanas dentro de una bolsa para dársela a una señora que obviamente me miraba mal

— disculpe pero ¿ cree que podría darme una manzana ? — hablé con miedo

Aquel vendedor me miró con mala cara haciendo una mueca de asco.

— tienes con que pagar ? — niego con la cabeza — entonces lárgate, estorbas

La señora a mi lado tenía una niña que parecía tener once años, su mirada expresaba pena tal vez. Tenía la idea de llevarme una e irme corriendo, pero puedo correr el riesgo de ser atrapada porque no tengo fuerzas para correr. Así que solo ignoro esa idea y me voy.

Con mis ojos llorosos camino alejándome del lugar hasta que siento un toque en mi hombro. Al girarme era la niña de hace unos segundos, simplemente tomó mi mano y en ella puso la manzana que tanto quería y se fue sin poder darme tiempo a decirle gracias, al parecer su mamá no se dió cuenta de su buen acto hacia mi.

(…)

Ya estaba oscureciendo y ya me había comido la manzana, pero no era suficiente, el hambre aún seguía y cada vez era más fuerte el gruñido de mi estómago. Seguí caminando sin rumbo alguno.

— ¡ Hey niña !

Dejo de caminar para girarme y ver una mujer con bastante edad, lo sé por las arrugan de su cara y su pelo gris atado en una coleta. Llevaba unas bolsas en las manos y se podría decir que no era tan alta, era de mi tamaño.

— ¿ Que haces sola en la calle de noche ? — dice mientras se me acerca y me observa sorprendida

— no tengo a donde ir — respondo

Aquella anciana se me queda mirando por unos minutos analizandome con la mirada de arriba abajo.

— ¿ No tienes padres ? — me pregunta y niego — ven conmigo

— ¿ Enserio ?

— no creas que te voy a dejar sola en la noche, va hacer frío

— Muchas gracias — la ayudo con las bolsas y caminamos hasta llegar a su casa, saca sus llaves y abre la puerta dejándome entrar para luego hacerlo ella y cerrar la puerta detrás

— estas muy sucia ¿ Que fue lo que pasó ? — me pregunta llevándome a la cocina

— un asesino me intento matar y me tiró de una loma muy alta — respondí

— Por el amor de dios, es un milagro que estes viva, ven, te llevaré a la habitación de mi hijo — después de dejar las bosas en la cocina me lleva a una habitación

— se lo agradezco mucho señora...— espere a que me dijera su nombre

— Leila, mi nombre es leila — me responde con una sonrisa — solía vivir aquí con mi esposo y mi hijo Ben — pero mi esposo falleció hace poco

— ¿ y su hijo ? — pregunté

— fue víctima de un asesino que nunca se pudo explicar, no hubo rastros de su asesino, así que me quedé sola y al verte sola en la calle y que luego me dijeras que casi te matan no soy tan cruel como para no ayudarte, aquí te puedes quedar hasta donde te haga falta

Rato después me duche y volví a ser persona, Leila me presto ropa de su hijo que me quedaba bien, dijo que podía quedarme el tiempo que me haga falta, después del baño me dió de comer y no dude en dejar el plato vacío. Leila trabajaba como maestra en una universidad, así que decidí ocuparme de las responsabilidades del hogar para hacerle las cosas mas fáciles, así ella me cuidaba y yo la ayudaba, un trato bastante justo.

— le agradezco nuevamente su ayuda, espero no ser un estorbo — hable acostada en la cama lista para dormir como nunca

— No tienes porque agradecer, sería un acto muy cruel de mi parte dejarte abandonada en la calle pasando frío, ahora seras una hija para mi — me sonríe — por cierto, ¿ Como te llamas ? — me pregunta, no sabia si darle mi nombre real, ¿ Y si la policía se pone a mis brúsqueda ? En algún momento sabrán que el psiquiátrico está destruido

— me llamo Ana — respondí

— es un lindo nombre, Buenas noches — apaga la luz y sale de la habitación dejándome en la oscuridad

— GO TO SLEEP...

INTERNADA CON LA MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora