♠Parte 5♠

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Desperté ya en mi habitación, al parecer me había desmayado ayer por lo sucedido. Miré el reloj que adornaba la habitación y eran las 9 de la mañana. Aún mi cuerpo temblaba, aún sentía aquella mirada sobre mi. Mi pecho subía y bajaba de forma muy notable.

Me senté en la cama y me quedé mirando a la nada por unos minutos hasta decidir ir a al baño. Me enjuague la cara con agua fría que salía de la llave del lavabo.

Salí del baño más tranquila pero sin tranquilidad en el ambiente ya que Ingrid estaba parada frente a mi.

— ¿ como has dormido ? — me dice con una sonrisa

— bien...—  me di cuenta que en sus manos sostenía un pato de peluche, tamaño mediano, no tan grande.

— me alegra, ven conmigo — se gira y nos dirigimos a la salida de la habitación, al salir un enfermero alto, de pelo negro nos seguía,  mi mirada se fijó en el parche blanco que llevaba en su ojo izquierdo

— el es Victor, tu enfermero te supervisará todo el tiempo, si necesitas algo el es a quien debes contactar — habló Ingrid sin parar de caminar mientras yo y el tal Victor la seguíamos.

Victor en todo el trayecto fue callado y serio, tanto que hasta me hice una idea de que era un chico que parece no contar con el sentido del humor, el típico que lo único que hace es fulminarte con la mirada.

Seguimos caminando hasta bajar las escaleras y luego caminar por unos pasillos hasta detenernos delante de una puerta gris. El chico llamado Victor sacó unas llaves del bolsillo del pantalón y con ellas abrió la puerta para luego darme un empujón que me hizo entrar. Ingrid entró sola y la puerta fue cerrada por el chico dándonos privacidad.

— toma asiento — habló Ingrid aún con el peluche de pato en sus manos señalando dos sillas frente a frente separadas por una mesa de madera blanca.

Ingrid se sentó en una de las sillas y colocó el peluche sobre la mesa con cuidado, me dirigí a la otra silla para sentarme y quedar frente a frente con Ingrid.

— quería hablarte de como funcionan las cosas aquí, para dejarte en claro que esto no es una guardería, es un psiquiátrico donde la disciplina se debe respetar, se que no eres tonta y tus neuronas funcionan y estan en su sitio, así que si vas a entender como persona civilizada que eres, ¿ Verdad ?

En ese instante veo a mi doble parada al lado de Ingrid, mis ojos de abren a más no poder y empiezo a negar con la cabeza, ella solo rie e Ingrid arruga el entrecejo.

— ¿ No eres una persona civilizada o que ? — pregunta Ingrid

— si lo soy, solo que...nada, continúa — dije sin dejar de mirar a mi doble quien se agachó a la altura del peluche de pato, y comienza a acercar su oído — ¡ quieres dejar se hacer el moñas ! — Ingrid me mira enojada y solo me disculpo y me disculpo bajando la cabeza

— retiro lo dicho, estas igual que una cabra — se cruza de brazos — ¿ Ya puedo continuar sin tus absurdas interrupciones ?

— no era mi intención

Ingrid comienza a hablar pero mi vista se vuelve a dirigir a mi doble quien parece asombrada mientras pega su oreja al peluche, abre la boca un poco y sigue en la misma posición como si estuviera escuchando algo, luego dirige su mirada a mi y señala el peluche.

— ¿ Te quedó claro el punto uno ? — me vuelve hablar

— Si — es lo único que respondo

— no te creas que vivirás aquí como una reina, no te considero peligrosa, así que realizaras tareas que te iré ordenando, depende de tu comportamiento en este lugar, solo tal vez daré una buena opinión de ti al juez que te sentenció a estar aquí — me dedica una sonrisa — aquella mujer a dejado tu custodia conmigo, así que depende de ti tu libertad

INTERNADA CON LA MUERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora