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Jack's POV

Un brazo rozó mi torso desnudo. Me sobresalté al sentir una presencia a mi lado, y cuando abrí los ojos, una mujer descansaba a mi derecha. Al principio no pude distinguir de quién se trataba, veía la habitación y aquella persona borrosa, hasta que, tras varios intentos, lo conseguí.

Era hermosa; de bellas y suaves facciones, y aunque las finas arrugas comenzaran a salir en su rostro, me atrevería a decir que la hacían aún más tierna. El cabello plateado me recordó a la luna llena que se veía por la ventana, y pronto me percaté del lugar en el que nos encontrábamos.

Estábamos acurrucados en la antigua casa que tenía antes de venir a Los Santos. Una bonita casa rústica apartada de la ciudad, donde nadie nos podía molestar salvo aquellos estrepitosos sonidos de los abetos al moverse cuando hacía más viento de lo normal. La luz de la  luna llena entraba por la ventana, y la chimenea seguía encendida, iluminándonos el rostro de un hermoso tono carmesí claro. Ella dormía plácidamente, pero en cuanto hice el más mínimo movimiento, despertó.

Sus ojos transmitían sorpresa, pero al observarme detenidamente, sus facciones se destensaron.

 —Jack, ¿qué pasa, cariño? —su voz argentina llegó hasta mis oídos, y cerré los ojos para disfrutar de su hermosa voz por completo.

—Julia... te... te quiero tanto —dije, en un suave murmuro, mientras agarraba su mano que aún permanecía en mi pecho, palpitante.

Ella se limitó a sonreír. Sus cálidos ojos verdes se clavaron en los míos, estudiando atentamente mis pensamientos. Pero, a los pocos segundos, algo de lo que nunca me olvidaré, ocurrió: Sus labios comenzaron a tornarse grises y agrietados; su mirada se volvió fría y triste, y la mano que seguía en mi torso, se volvió arrugada y huesuda. Julia comenzaba a desvanecerse muy lentamente.

—Entonces... ¿por qué me dejaste ir, Jack? —un débil eco comenzó a sonar en mi mente— ¿Por qué nos dejaste ir?

A lo lejos de la habitación, en el pasillo, dos figuras de alturas distintas pero más bien bajas, surgieron de entre la oscuridad. Iban agarradas de la mano, y con las cabezas ligeramente inclinadas. Aunque era incapaz de ver sus rostros, supe a la perfección de quiénes se trataban.

Me levanté de un salto, con el corazón palpitándome con demasiada fuerza y rapidez, sintiendo que éste estallaría en cualquier momento.

—Danielle... ¡Matty! —comencé a correr hacia ellos, pero desaparecieron antes de poder rozarlos. 

—¡No! —grité, mientras me arrodillaba sobre donde instantes atrás, mis hijos habían estado de pie. Los ojos se me llenaron de lágrimas que, abriéndose paso entre mis oscuras  pestañas, terminaron rodando por mis mejillas. No comprendía lo que estaba sucediendo y, por mucho que me esforzara en entender, no podía combatir el miedo y el dolor que sentía. En lo más profundo de mi ser, una vocecilla trató de consolarme, pero no lo consiguió. La única que lo logró, fue Julia, que posó su mano en mi hombro repentinamente. Me fijé en ella para contemplarla:

Su aspecto ahora había cambiado. Llevaba el mismo vestido rojo del día que le pedí salir. Su cabello, largo y puro, estaba flotando, y su sonrisa no desapareció en ningún momento. Se veía joven, radiante como el sol.

—Jack, aún estás a tiempo. Aún estás a tiempo de salvarnos. No dejes que jueguen contigo. 

Yo asentí, y Julia terminó por desvanecrse por completo.

Desperté, acalorado y sudoroso, con las lágrimas aún en mis mejillas  sonrosadas. La luz de la luna entraba por la ventana, como en el sueño, pero el ambiente de aquella solitaria habitación, me recordó lo solo y perdido que me encontraba en aquellos instantes. 

Me levanté, aún tembloroso, y llegué hasta la cocina para agarrar la botella de Whisky, pero, un extraño sentimiento me lo impidió, y acabe por beberme unos cuantos vasos de agua, pensando qué haría a continuación.

///////////

Amber's POV

Pensé que la conversación que había tenido con Jaime, aclararía los turbantes pensamientos que rondaban por mi cabeza aquella noche, sin embargo, no hizo más que empeorarlos. No conseguía dormir. Permanecí en la misma postura durante horas, con mi cuerpo estirado sobre la cama y mirando al oscuro techo, hasta que empezó a sonar el teléfono .

Me incorporé y lo cogí, susurrando unas cuantas palabras mal sonantes al ver la hora que era. Iba a ver quién era el contacto que me llamaba, sin embargo, el número estaba oculto.

Sin más miramientos, contesté.

—¿Sí? —escuché respiraciones regulares al otro lado de la línea, sin embargo, nadie dijo nada.

—¿Hola? —insistí, ya enfadada— oye, si vas a hacer estas putas bromas de mierda, se las haces a tu madre, gili-

—Amber.

Era Conway.

—¿Conway? ¿qué haces llamando ahora, sabes la hora que es?

—Sí, la sé, las cuatro y media de la madrugada, pero necesitaba llamarte.

Suspiré, agotada.

—¿Y te parece eso normal? La gente está durmiendo a esas horas, por si no lo sabías.

—Eso también lo sé, pero no debe haberte importado porque tú ya estabas despierta.

Iba a seguir replicándole que aquellas no eran horas, hasta que repetí en mi cabeza lo que me acababa de decir.

—¿Cómo sabes tú eso?

Ahora las palabras de Conway no eran mas que simples murmullos.

—Aparte de que has cogido el móvil muy deprisa, sabía que hoy no lograrías conciliar el sueño —hizo una breve pausa— y mucho menos si contamos con lo que pasó hoy.

Cerré los ojos, e imágenes de Conway y yo en su despacho besándonos trataron de hacerme sentir lo bien que estuve con a él. Pero las aparté de inmediato.

—Qué es lo que quieres —dije, tajante.

—Creo que es obvio... quería disculparme por haber actuado de esa forma, y no haberte dicho en su momento todo lo que estuvimos hablando Michelle y yo. 

Me quedé callada por unos instantes, hasta que respondí:

—¿Y no piensas decirme nada más? ¿No vas a decirme a qué vinieron todos esos comentarios?

—Sí, te los diré, pero no por aquí.

Asentí en silencio. Quería preguntarle tantas cosas a Conway, pero sabía de sobra que no era el momento, así que permanecí callada.

—Entonces, ¿te parece que lo hablemos mañana en la comisaría?

Yo reí en silencio, y añadí:

—Mañana es festivo, Conway, nadie en Los Santos trabaja, la comisaría permanecerá cerrada todo el día.

—Oh, es cierto, pues, si quieres te recojo sobre las doce y vamos a algún otro sitio, ¿te parece?

—Me parece.

—Pues, siendo así, mañana nos vemos.

—Hasta mañana —dije, y colgué.

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Lo prometido es deuda, así que aquí tenéis otro capítulo. 

Es un capítulo un tanto distinto al resto, ya que el principio se trata de un sueño, luego hay una llamada telefónica... en fin.

Espero que os haya gustado, como siempre, dejadme saber qué os ha parecido, qué creéis que va a pasar... las estrellitas y comentarios se agradecen un montón etc..

Ya sabéis que si queréis decirme algo, lo podéis hacer perfectamente por los comentarios o bien, mandándome un mensaje privado.

Besis en el siempre sucio.




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⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

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