Conway, Jack Conway

17

Conway's POV

—Porque te quiero.

Estaba un tanto borracho, pero no lo suficiente como para no entender y saber el significado de las palabras "te quiero".

La miré por unos segundos, sin estar completamente seguro de haber escuchado bien. Sin embargo, ella se quedó ahí parada, esperando a una respuesta, con un leve rubor que comenzó a asomar en sus mejillas. Centré la vista en sus ojos, cálidos, bonitos, atrayentes... pero aquello pareció desaparecer casi al momento. Un problema rondaba por mi cabeza, y es que, no sabía realmente a lo qué se refería.

¿Era acaso un te quiero de amistad? ¿De compañerismo? ¿Una simple frase que había utilizado para impedir que dimitiera? ¿Un simple juego mental? O, ¿lo decía de corazón? Tenía demasiadas dudas, demasiados pensamientos rondando por mi cabeza como para dar una respuesta al momento.

Desde el día en el que entró Amber a mi despacho para hacer las oposiciones, sea como sea, vi algo en ella. Algo inexplicable, una sensación que desconocía por completo, o creía no conocer. Iba mucho más allá de su precioso físico, mucho más allá de su educado comportamiento e inteligencia. Algo a lo que aún sigo sin encontrar las palabras correctas para poder explicar.

Volví a la realidad, centrándome de nuevo en la persona que tenía justo en frente mía.
Estaba nervioso, a la vez que impaciente, no había llegado a darme cuenta del poco espacio que quedaba entre los dos hasta que la volví a mirar a los ojos. Fue entonces, cuando me di cuenta de algo que jamás olvidaré.

Aquellos ojos castaños irradiaban calor, un calor que llenó mis pulmones, un calor que me hizo de alguna manera u otra estremecerme y sentir un cosquilleo en mi espalda. Y cuando vi que sus ojos, su mirada, se posaba sobre mis labios, ahora entreabiertos, supe en ese momento el verdadero significado de aquella simple frase que llevaba años sin oír.

Me acerqué poco a poco, muy suavemente, para ver si estaba en lo cierto. Y cuando vi que Amber inclinaba la cabeza para recibir mi beso, cerré los ojos y me dejé llevar.

Pese a haber estado años sin mantener contacto físico con alguien, no tuve problema alguno en adherir mis labios junto a los suyos, de sellar su boca con besos, de saborear cada dulce parte de su boca.

No pude evitar elevar mi mano y rozar aquel delicado cuello blanco, que pronto estaría marcado por mis besos. Ella hizo lo mismo, y suspiró mi nombre cuando rocé uno de sus suaves pechos, acunándolos en mi mano, disfrutando de cada momento y sensación que tenía guardados en un cajón muy apartado de mi mente, un cajón que siempre había mantenido cerrado con llave, y que pensaba que nunca volvería abrir.

Aquel cajón llamado amor.

El amor de una persona hacia otra.

Un amor mutuo, un amor sentimental, sexual, abrasivo y dulce.

Aquel cajón había sido abierto por una joven llamada Amber.

Y no me arrepentía en absoluto.

"Cuántas vueltas da la vida, ¿verdad?" Había dicho minutos atrás.

"Y tanto" me dije, mientras notaba el calor que desprendía Amber con cada beso, roce y suspiro.

Deseaba que aquel momento no terminara nunca. Llevaba tantos años sin experimentar aquella hermosa sensación, que en un momento dado, hasta pensé que se trataba todo de un sueño.

Comencé entonces a sentir algo, y ella pareció darse cuenta también.
Bajó la mirada hacia mi entrepierna, y se sonrojó aún más de lo que ya estaba, mordiéndose los labios y ocultando una sonrisilla.

Yo agarré con delicadeza su barbilla, y la alcé para que me mirara una última vez, y susurré:

—Yo también te quiero —la volví a besar, ahora con más pasión, haciéndola saber que lo decía de verdad, que, joder, daría mi vida por ella.

Ella me respondió al beso con la misma fiereza, el mismo entusiasmo, respirando entrecortadamente, con el corazón latiéndole a mil.

Si seguíamos así, no podría soportarlo más, pero no pensaba hacer nada descabellado en mi despacho, por mucho que me lo pidiera el cuerpo.

Para mi alivio, por decirlo así, los ruidosos pasos con tacones de alguien nos hizo despegarnos en un santiamén.

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Okay.... el mambo llegó, y está aquí para quedarse.
AMBER, ojalá ser tú ahora mismo, así te lo digo, qué envidia me das, hija mía. Y bueno, la pistolita de Conway, eh, ahí hay un problemilla que habría que solucionar... jejejsjsk sorry, se me va.
En fin, Qué os ha parecido? Os lo imaginabais así?
Yo sé que Conway siempre ha tenido un pequeño departamento llamado amor en su cerebro.... entonces, que no os parezca extraño verle muy sentimental en este capítulo.
Y la persona que se acerca, quién pensáis que es?
Haced vuestras hipótesis y votad pa más mambo del bueno.. y gracias por los 4k, mensajes, estrellas, TODO. sois un amor💓
Besos.