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—Buenas tardes Jungkook —saluda Seojoon con una sonrisa —¿qué ocurre? No pareces muy contento.

—Estoy bien, no te preocupes —niega con una sonrisa y sigue al mayor hasta que están fuera del palacio.

—Vamos Jungkookie, no me mientas. Si me cuentas lo que pasa, trataré de ayudarte —pasa un brazo por sus hombros y revuelve su pelo, haciéndole reír.

—De acuerdo —aparta su mano mientras ríe y busca sus ojos —siento que hay algo que no termina de encajar con Taehyung.

—¿Cómo? ¿No era que vuestra relación es perfecta? —pregunta en burla, aunque Jungkook se lo toma a broma.

—Que va hyung, aún estamos en ello. Lo que quería decir es que aún no siento que soy suficientemente bueno para estar con él —esboza un puchero y baja la cabeza.

—De hecho no lo eres. Él es un príncipe querido y adorado por todos y tú solo eres un aldeano que no tiene ni idea de cómo se vive siendo parte de la realeza —el menor nota sus ojos humedecerse ante aquellas palabras que en realidad eran ciertas —pero yo puedo ayudarte a ser mejor. Incluso a gustarle más a Taehyung.

—¡¿En serio?' —pregunta emocionado y da varios saltos cuando el mayor accede —muchas gracias hyung, me vendría genial tu ayuda.

—Ahora puedes confiar en mi para lo que sea Jungkookie, somos amigos —sonríe de manera malvada, aprovechando que el menor no lo veía, aunque su sonrisa se torna dulce en cuanto se separan del abrazo.

—Muchas gracias hyung —le ofrece una sonrisa y continúan paseando durante un tiempo. Jungkook le hizo al mayor un breve resumen de lo que había pasado en su ausencia y Seojoon sin embargo se dedicó a intentar corregir errores que el menor había tenido en varios actos, indicándole lo que debería haber hecho para mejorar su relación con Taehyung. Lo que Jungkook no sabía, era que en realidad el mayor estaba diciéndole todo lo contrario a lo que al príncipe le gustaba, sin duda engañar al menor sería mucho más fácil de lo que pensaba.

—¿Te apetece tomar un té? —propone Seojoon cuando ya estaban de vuelta al castillo —me apetece seguir hablando contigo.

—De acuerdo —sonríe inevitablemente, ya que no se esperaba que Seojoon lo tratase tan agradablemente tras todo lo que pasó.

—Espérame en la sala común, haré el té yo mismo, mi madre me ha enseñado una buena manera de hacerlo —acompaña al menor hasta mitad de camino y luego se desvía hacia la cocina. Preparó el té como normalmente hacía y como su progenitora le enseñó, exceptuando porque a la taza de Jungkook le echó un par de gotitas de aquel veneno de acción lenta que tanto tardó en conseguir.

Seojoon no era tonto y sabía que si Jungkook fallecía pronto, sería juzgado como culpable porque apenas recién había llegado, pero si llevaba acabo su plan de manera lenta, nadie podría sospechar de él.

Volvió con el menor fingiendo su mejor sonrisa y dejando las tazas de té sobre la mesita que había frente a uno de los sofás de la sala común.

—Tachaaaan —le da su taza y se sienta a su lado —seguro que mi madre se pondría muy contenta si supiese que su famoso té lo está tomando alguien de la realeza.

—Vamos hyung, no seas exagerado —pide con un leve sonrojo y se dispone a dar el primer sorbo —está delicioso —asegura en cuanto lo saborea sin ser consciente de lo que en realidad estaba bebiendo —gracias por prepararlo Seojoon.

—Ni las des —niega y se toma su taza, sonriendo más que satisfecho al comprobar que su plan había comenzado a fluir a la perfección.

—Jungkook —lo llama Hoseok entrando bastante apurado a la sala —¡Taehyung está esperándote!

—¿A mí? ¿Por qué?

—¿Acaso lo has olvidado? Tenéis que ir al palacio del príncipe Choi, es una cena muy importante. Te lo recordé esta misma mañana —pasa una mano por su rostro y agarra la mano del menor —vamos, tienes que cambiarte y arreglarte.

—Dios, lo había olvidado por completo —se acaba el té rápido y se pone en pie —nos vemos luego Seojoon, gracias por el té —repite siguiendo al recién llegado a toda prisa.

Media hora más tarde, ya se encontraba completamente arreglado. Cualquiera diría que Jungkook también era un príncipe al igual que Taehyung.

—Amor, llegamos tarde —susurra el rubio cuando ya se encontraban en el carruaje marchando hacia otra ciudad.

—Lo siento mucho, estaba con Seojoon y se me ha pasado el tiempo volando —baja la cabeza avergonzado, siendo consciente de que ahora el príncipe quedaría mal por su culpa.

—No importa —niega agarrando sus majos y atrayéndolo para besarlo —estás muy guapo, te queda muy bien el azul cielo.

—Tu también estás precioso —sonríe avergonzado y comparten varios besos más por el camino.

—Antes de que lleguemos, debo ponerme esto —abre una caja que había en el asiento delantero y saca una pesada corona de oro que tendría que llevar sobre la cabeza durante probablemente toda la noche —también hay una para ti —saca la nueva corona hecha exclusivamente para Jungkook y la acerca a su cabeza, aunque el menor pronto se aparta.

—No puedo llevar algo tan importante —niega alzando sus manos un poco asustado por la responsabilidad que aquello conllevaba.

—Jungkook, eres de la realeza y eres mi pareja, debes llevarla —mira la corona entre sus manos y luego al menor.

—Ni siquiera estamos casados.

—¿Y qué? —ladea un poco su cabeza extrañado —no necesito que seas mi esposo para darte el lugar que te corresponde —sonríe de manera dulce y deja la corona sobe su regazo —Jungkook, esta corona no solo representa tu estatus social, también representa a mi gente y a mi familia y tú eres parte de ella. Quiero que la lleves, quiero que la gente sepa que estamos juntos y que estoy perdidamente enamorado de ti —suspira con una leve sonrisa y vuelve a acercar sus manos a la cabeza ajena, dejando el objeto dorado sobre esta con delicadeza —pesa un poco, pero pronto te acostumbras.

—Gracias —susurra por aquellas bonitas palabras que acababa de recibir. Le encantaba saber que Taehyung lo amaba por quién era, sin importarle su anterior estatus o su falta de modales. De hecho, en realidad al mayor no le interesaba nada de eso, él solo quería compartir su vida con el castaño y forjar un futuro juntos.

—Jungkook, te amo y no me importa que no estemos casados, ya eres todo un príncipe para mi —agarra su mano con delicadeza y besa el dorso de esta —ya casi hemos llegado.

Efectivamente en cinco minutos, el carruaje paró frente al palacio, el cual triplicaba el tamaño del palacio de Taehyung. Ambos chicos entraron con sus manos entrelazadas y saludaron a varias personas de la realeza, incluidos los padres de Taehyung.

—Así que tú eres Jungkook —la madre del rubio analiza al menor con una sonrisa.

—Si alteza, es un placer conocerla —besa el dorso de su mano y hace una leve reverencia tal y como le había enseñado Seokjin. Estaba bastante nervioso, aunque si confiaba en todo lo que los mayores le habían enseñado, probablemente todo saldría perfecto.

—Llegáis tarde —el padre del rubio frunció el ceño y únicamente se limitó a echarle un rápido vistazo a Jungkook.

—Perdona padre —Taehyung suspira y agarra de nuevo la mano de Jungkook para llevarlo lejos de la mirada acusadora de su progenitor —lo siento mi amor, trataré de mantenerlo alejado —le dedica una leve sonrisa y pronto se sientan a comer en cuanto todos los invitados llegaron al gran palacio.

Harem 13 «Vharem/KookTae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora