Permíteme ayudarte.

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-¿Cómo sigues? ¿Te llevaron con algún médico?

Ya casi era rutina que se apareciera al final de las clases que doy y si no me equivoco al final de su práctica deportiva.

Sí, aquél día que fue a visitarme y se despidió yo sufrí un ataque de pánico, mi sistema nervioso colapsó y se vio afectado. Fue la razón por la que terminé desmayada.

Mamá me describió todo lo que ocurrió después.

Joe llamó a mi mamá justo antes de que perdiera la conciencia, solo que terminé en sus brazos y estaba aterrado de que algo malo me hubiera pasado.

Entendí que como era un desconocido y estaba en el porche a solas, podría pensarse que me hizo algo y eso lo provocó ¿no? Bueno, da lo mismo ni pudo quedarse, igual se marchó y eso me da gusto porque, qué horror estar en esa situación y que desgracia que él lo haya visto. Mamá casi quería matarlo (es una exageración si lo expreso de esa manera porque mamá estaba furiosa), debido a no saber el porque de lo que me había pasado; les expliqué a mis padres y al médico como ocurrió todo, tal cual y dedujeron que tuve un ataque de pánico. Mamá dijo que no debía temer y que lamentaba que nunca nadie se me hubiera acercado.

-Hola Joe -ese no fue mi saludo, fue el de la señorita Hill.

-Que tal profesora Hill, sólo pasaba -dijo Joe.

-Lo sé.

-¿Kim? -insistió Joe.

Yo sentía vergüenza por lo sucedido, que bueno que no podía ver porque estaría más aterrada aún. Con solo su presencia me hacía sentir culpable.

-Kim, si necesitas salir o que me vaya para que hablen no hay problema. -anunció Hill.

-No, está bien -me salió un hilo de voz. -Em... Joe -dije apoyándome en el estante donde guardaba las cosas agachando el rostro para ocultar algo, mi vergüenza, no sé qué realmente.

-Oye ¿estás bien? No va a pasar de nuevo ¿verdad? -escuché tan cerca de y solo pude reaccionar con un grito cuando una de sus manos se posó en mi cintura. -¡Dios! ¿Qué pasa? -preguntó alarmado.

-Kim, querida. ¿Podrías hacerme un favor? -me sacó de mi trance la señorita Hill -Necesito que vayas enfermería a traer algo de ibuprofeno, tal vez paracetamol y también un bote de agua oxigenada... Ah y de pasada puedes ir a lavarte la cara tienes algo de pintura en la mejilla derecha.

Oh no, era un desastre ¿Por qué no me lo dijo antes?

-Puedo ir yo, no es problema. -se ofreció Joe.

-No -respondió firmemente la señorita Hill. -Es más fácil que vaya Kim, ya la conocen, puede esperar aquí señor Collingwood.

-O puedo acompañarla.

Ya esto se estaba convirtiendo en una extraña discusión, no quería escuchar más, de hecho quería salir y olvidar mi vergüenza o sea lo que sea que Joe Collingwood me produce a mí.

Joe.

La profesora Hill me miraba insistente cuando se trataba de Kim. No capté la indirecta de que la profesora quería hablar conmigo a solas, aunque creo que Kim fue la que lo entendió porque tomó su bastón y salió del aula sin decir palabra alguna.

Kim me preocupaba bastante. Tenía una reacción extraña desde aquella noche que se desmayó.

Al día siguiente llamé a su móvil, y en su casa no quiso contestar. Hoy que la veo ni siquiera puede dirigirme la palabra.

No recuerdo haber dicho algo malo o haber hecho algo malo, de hecho la estábamos pasando muy bien, fue divertido entonces ¿qué pasó? No dejo de preguntarmelo.

She is Special © (Parte uno- TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora