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Taehyung regresó del colegio exhausto: tuvo que atender al bebé él solo durante toda la mañana. Lo había sostenido en publico como si fuera real, había escuchado burlas de algunos idiotas por primera vez en su vida, y para colmo, el maldito bebé no había dejado de llorar ni un segundo.

Había intentado buscar a Yoongi en los recreos para que cuidara al bebé, pero éste había sido rápido escabulléndose por todo el colegio junto a su amigo cada vez que Taehyung se acercaba.

Juraba que si le hacia pasar por eso una vez más, tiraría ese bebé al cesto de la basura y mandaría a la mierda el proyecto de biología.

Dejó al bebé recostado en el sofá y se duchó para quitarse las malas vibras de ese odioso día. Cuando terminó, puso a lavar la ropa que había comprado para el pordiosero, y cuando ésta estuvo seca, la dobló y la dejó en las bolsas de Gucci en la habitación del bebé. Luego, se sirvió un vaso de whisky. Abrió la heladera: nada.

—Mierda, olvidé hacer las compras —gruñó, y también lo hizo su estómago.

Se sentó en una banqueta y recordó que el profesor les había pedido que todos los días escriban la experiencia de cuidar al bebé, y ayer había olvidado por completo escribir en el cuaderno, asique lo haría en ese mismo instante antes de que se olvidara. Solo esperaba que Yoongi lo escribiera también.

Se levantó de la banqueta y caminó hacia su mochila, la abrió y tomó su libreta azul. Pensó unos minutos sobre qué escribir, ¿debía adular al profesor o debía ser sincero? Recordó que éste les había dicho que nadie leería esos cuadernos, así que sería sincero y escribiría lo que se le viniera en gana.

Tomó un bolígrafo negro, se sentó cómodamente en el sofá y escribió lo que había sentido el día anterior:

Dia 1:
Yoongi es una mierda. El único que se encarga del maldito bebé de silicona soy yo. Lo cuidé por la noche mientras el enano borracho dormía en mi precioso sofá, llenándolo de su sucia saliva. Wakala. Mueranse todos. Besitos.

Cerró la libreta con rabia. Era verdad, Yoongi no estaba haciendo nada por el bebé, y era hora de que también colabore. Así que luego de pensarlo, decidió que haría una fiesta esa noche en su casa, a la cuál Yoongi no estaría invitado, por lo que debería llevarse el bebé a su apartamento.

Se levantó contento del sofá, puso música en un volumen alto y publicó acerca de la fiesta en su Instagram, invitando a quién quisiera venir. Pronto cientos de comentarios bombardearon su celular diciendo que irían a su fiesta. Claro, como siempre. Dejó el celular en su bolsillo y sonrió altanero. Sería una gran fiesta.

Se hicieron las cuatro de la tarde, y Taehyung vio a Yoongi acercarse a la casa, como habían quedado. Enseguida notó que vestía la misma ropa que el día anterior.

Abrió la puerta antes de que él pudiera tocar el timbre, y lo miró con desprecio de arriba a abajo.

—¿Por qué vistes lo mismo que ayer?

—Porque-

—¿Para eso te compré tanta ropa? ¿Eh? —interrumpió.

—¡La ropa quedó aquí, idiota! —Lo empujó y entró a la casa como si fuera suya.

Pff, confianzudo.

—Si, adelante... —dijo con sarcasmo.

—Pensé que no querrías que me vieran en tu perfecta vereda.

Taehyung ladeó la cabeza. Se la dejaría pasar ésta vez. Cerró la puerta y giró para mirarlo.

—Escucha, hoy daré una fiesta, y como hoy en el colegio cuidé yo solo al bebé, deberás llevartelo a tu apartamento esta noche.

—¿Eh? ¿una fiesta en día de semana? —lo miró extraño—. Y de ninguna manera, no me llevaré al bebé —se cruzó de brazos parándose frente a el.

—No era una pregunta.

—No me llevaré al pedazo de plástico a mi apartamento. Ni lo sueñes.

—Pensé que lo tendríamos un día cada uno —arqueó una ceja desconcertado. Si pretendía dejarle al bebé todas las noches, no pasaría.

—Pues no sé, pero no. —lo desafío con la mirada—. No, no, y no.

Taehyung giró los ojos con pesadez. No podía haber un ser más terco en ésta tierra que él. ¿Que le costaba llevarse al maldito bebé? ¿Tan inútil se podía ser?

—Te diré que... —respiró hondo intentando mantener la calma para no golpearlo. Pensó unos segundos, seguramente se arrepentiría de lo que estaba por decir —. Puedes quedarte en la habitación del bebé por ésta semana, pero los días que te toque cuidarlo de noche, lo harás. Es mi mejor oferta.

Yoongi lo escuchó atentamente y luego observó la casa de arriba abajo, aún con sus brazos cruzados sobre su pecho. Era la casa más hermosa y lujosa que había visto en su vida, era perfecta. Lo miró pensativo y ladeó la cabeza.

—Trato.

—¿Eh? ¿Así de fácil?

—Así de facil, princesa —sin pedir permiso se sentó en una banqueta —. Supongo que ahora tu casa es mi casa —sonrió de lado intentando molestarlo, mientras giraba como un niño sobre la banqueta. 

Taehyung apretó los dientes. Que enano más atrevido.

—Tengo una condición...

Yoongi lo miró de reojo sobre su hombro. A ver que le diría ahora...

—No entres a mi habitación por ninguna razón.

—Entendido... Igual no pretendía hacerlo —dijo seco.

Taehyung puso los ojos en blanco. Que ser tan despreciable el que tenía en frente. Aún se había quedado con ganas de ahorcarlo un poco más.

—Y además de eso... —se quedó pensando cómo podría sacarle ventaja a la situación —, me harás el desayuno todos los días. Seis treinta, sin excepciones.

Yoongi frunció el ceño. ¿Por qué mierda quería que le hiciera el desayuno? Solo para torturarlo, claro.

—Está bien —aceptó rapidamente pero de mala gana, y vio una sonrisita salir de la boca de Taehyung —. Pero le llegas a decir a alguien de esto, y te mato.

Taehyung llevó su mano a su boca e hizo un gesto de que se mantendría callado.

—¿Tienes cosas para que prepare el desayuno? —preguntó Yoongi resignado, haciéndose a la idea de que debía despertar temprano para prepararle el desayuno a ese engreído.

—La heladera está vacía —negó con la cabeza —debo ir de compras.

Yoongi lo miró fijamente y luego llevó la vista hacia el estante donde guardaba sus bebidas alcohólicas. ¿Acaso solo vivía de whisky?

—Una cosa más... —dijo Taehyung con seriedad, parándose con clase mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón. —Hoy en la fiesta, te quedarás con el bebé en tu habitación, no quiero que te vean en mi casa.

Del Odio Al Amor, Hay Una Botella De Ron © (Primos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora