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Taehyung se lo quedó mirando fijamente por algunos segundos. Sabía que como él, Yoongi era capaz de cualquier cosa, y no tenía ni idea de qué estaba pasando en ese momento por esa retorcida cabeza. Solo esperaba que no intente arruinar su fiesta.

—Has lo que te plazca —dijo, restándole importancia, aunque en el fondo sintiera pánico.

—Eso haré, princesa.

—Si, si, como sea —se dió vuelta y comenzó a guardar en la heladera las cosas que había comprado para que el enano le hiciera el desayuno al día siguiente—. En el lambo están las cajas de alcohol, traelas —tomó la llave de su bolsillo y abrió las puertas desde dónde estaba. El sonido de la alarma sonó afuera en la vereda.

—¿Y por qué demonios crees que debo hacer todo lo que me dices? —estampó la palma de su mano sobre la mesada de la isla haciendo un fuerte ruido.

—Porque si no, no beberás —lo miró de reojo mientras continuaba guardando las cosas —. Está abierto.

Yoongi bufó levantándose de la banqueta y salió hacia la vereda, donde estaba estacionado el elegante Lamborghini negro. Abrió la puerta, que, en su esquina inferior derecha, tenía la palabra "performante" y los colores de la bandera italiana cruzandola en la parte de abajo. Ésta no se abría hacia arriba como en la mayoría de Lamborghinis, sino que se abría como en cualquier otro auto corriente. Se quedó boquiabierto al ver tres cajones de diferentes tipos de bebidas alcohólicas carísimas sobre el asiento de alcantara negro. Ahora que Taehyung no lo estaba mirando, pasó la mano por la tapicería, y casi le da un orgasmo al sentir la suavidad aterciopelada de esos perfectos asientos, y el olor a auto nuevo que estos desprendían.

"Que lindo auto tiene el loquito" pensó.

Comenzó a tomar los cajones de a uno y a entrarlos a la casa. ¿Por que debía hacer eso si ni siquiera estaba invitado a la estúpida fiesta? ¿Acaso ahora era su empleado? Y si era así, ¿por qué lo estaba haciendo gratis? Decidió callarse la boca, así quizas Taehyung le daría alguna de las botellas que estaban allí.

—Listo —dijo tomando aire y limpiando un sudor imaginario de su frente cuando cerró la puerta de la casa detrás de él.

—¿Escribiste en tu cuaderno? —preguntó sin darle importancia a lo que acababa de decir.

—Si —se sentó en una banqueta—, mamá —dijo con sarcasmo.

—Muy bien, hijo —contestó altivo.

—Idiota —giró los ojos.

—¿Por qué no te cambiaste la ropa? —se puso serio y su tono se endureció.

—¿Por que mierda te interesa tanto cómo me veo? Estoy dentro de tu casa, nadie me verá aquí —contestó poniendo los ojos en blanco. El pesado ese lo tenía harto.

—Yo si te veré, ¿acaso presendes que me dé cáncer de cornea? —exageró.

—¡Pero si es la maldita ropa que compraste ayer! —se enojó. Ya lo estaba sacando de quicio, y no le convenía hacerlo si quería mantener su caro rostro sin desfigurar.

—Pero no puedes usar dos días la misma ropa, sucio —Espetó—. Para eso te compré siete cambios de ropa. Ahora ve, duchate y cambiate.

—¿Estás mal de la cabeza? —lo miró extraño. Que loco de porquería.

—No, hablo en serio —continuó guardando las cosas en la haladera y caminó hacia los cajones de alcohol para apilarlos junto a la cocina.

—Pero no tengo-

—Tienes todo en el baño de tu habitación —gritó desde la puerta mientras arrastraba un cajón. Al parecer si estaban pesados —. Tercera puerta a la izquierda.

Yoongi se lo quedó mirando extraño, ¿su habitación? ¿que mierda? acaso no estaría pensando en secuestrarlo o algo así, ¿no? Sacudió la cabeza y se levantó temeroso de la banqueta, subió lentamente las fastuosas escaleras pasando su mano por la barandilla. Suspiró pesado, su casa era como la mansión de algún magnate, de esas que aparecen en las películas de Hollywood.

Llegó al pasillo donde se veían todas las puertas. "¿Dijo cuarta puerta a la izquierda?" Tenía vagos recuerdos de ese lugar, de cuando había estado allí con Jimin en aquella fiesta, pero no recordaba realmente dónde encontrar las cosas.

Caminó hacia la cuarta puerta a la izquierda y la abrió lentamente. Era la habitación más alucinante que había visto en su vida, y sus ojos se iluminaron al ver la parfecta cama tamaño king size, cubierta con mantas grises y de la mejor calidad, los paneles grises oscuros de las paredes que llegaban hasta el techo, los muebles de época que lucían carísimos, unos pequeños sofás negros junto al impecable armario para la ropa. "¡Que demonios!" sonrió contento caminado con entusiasmo hacia la cama. "Al menos dormiré bien aquí" dijo en voz baja y sonrió emocionado. "¿Acaso había estado aquí antes?" Se rascó la cabeza. ¿Por qué tenía la sensación de haber estado allí alguna vez? Miró la cama con detenimiento.

—¡¿Que mierda haces en mi habitación?! —Escuchó detras suyo, y casi cae de trasero al voltear y ver a Taehyung detrás de él, muy cerca.

–¿T-tu habitación? pero dijiste cuarta puerta a la izquierda... —se sintió amenazado por él por primera vez en su vida, puesto que lo miraba furioso y con una cara de loco difícil de dejar pasar.

—Dije tercera puerta a la izquierda, imbecil —lo tomó de la camiseta negra de Gucci que llevaba puesta desde ayer, y lo arrastró sin cuidado hacia la habitación de al lado.

Yoongi lo miró mientras éste lo arrastraba, se notaba realmente enojado. ¿Por que tanto drama? Idiota. Giró los ojos y no dijo nada, se quedó dentro de la habitación contigua cuando Taehyung cerró la puerta dejándolo solo.

Observó todo de arriba a abajo. No era tan lujosa como la de Taehyung, pero igual era bonita. La recorrió observando cada detalle. Ésta habitacion era más cálida, con colores mas claros y acogedores. A comparación, la habitación de Taehyung se sentía fria.

Las cosas del bebé estaban a un lado de la cama, sobre un pequeño sofá color crema, y vió junto al armario de la ropa las bolsas de Gucci que habían comprado la noche anterior, se acercó a ellas y tomó algunas prendas de adentro: una camiseta blanca y negra rayada, un pantalón de jean negro, unas medias blancas y una linda campera gris oscura de jean.

Las cosas del bebé estaban a un lado de la cama, sobre un pequeño sofá color crema, y vió junto al armario de la ropa las bolsas de Gucci que habían comprado la noche anterior, se acercó a ellas y tomó algunas prendas de adentro: una camiseta blan...

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Rapidamente sintió ese perfume a ropa limpia y cerró los ojos. La ropa no tenía ese rico perfume el día anterior cuando se la puso, ¿acaso Taehyung la había lavado? Frunció el ceño.

Giró la cabeza y vió una puerta del otro lado de la habitación, caminó hacia ella con el conjunto de ropa en la mano, rogándole a Jesucristo que fuera un baño. La abrió, y efectivamente era un elegante baño decorado en tonos tierra. Mierda, éste chico si que tenía dinero. Se puso contento al ver que estaba totalmente equipado y listo para que se de una buena ducha caliente. Cerró la puerta, se quitó contento la ropa y abrió el agua. Se sintió como un rey durante esos veinte mágicos minutos.

Cuando salió, escuchó que de la planta baja provenía música muy fuerte.

Del Odio Al Amor, Hay Una Botella De Ron © (Primos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora