34

1.9K 229 99
                                    

8:00 pm. Taehyung había pedido pizza y los dos se sentaban en las banquetas de la isla, devorando hasta la última porción junto con unas copas de vino tinto.

Taehyung observaba comer a Yoongi y mientras tanto pensaba que el descarado no le había dicho que mañana era su cumpleaños. ¿Acaso planeaba dejarlo pasar como si fuera un dia cualquiera? ¿O era que no quería decirle porque no quería pasar su cumpleaños con él? Muchas preguntas pasaban por su mente.

—Princesa... —Yoongi habló con la boca llena, interrumpiendo los pensamientos de Taehyung.

—¿Eh? —sacudió la cabeza.

—Mañana me iré un rato —dijo incómodo, no sabía por qué razón le estaba dando explicaciones.

—¿A dónde?

—¿Que te importa?

—No me importa —Taehyung lo miró fijo— Solo quiero saber cuanto tiempo de tranquilidad voy a tener.

Yoongi tragó duro y agachó la cabeza. Auch.

—Bueno, me iré un par de horas por la tarde. Y si no es suficiente tiempo para ti, no vuelvo y listo.

Taehyung lo observó fijamente. Su perfil se veía realmente delicado, contrastando absolutamente con su personalidad.

—Vuelve enano... —bebió de su copa de vino—. Por favor.

Yoongi levantó la cabeza y tomó su copa. Giró el vino dentro de ésta y lo olió, como si supiera algo de vinos. Luego le dio un sorbo.

—Lo pensaré...

Taehyung intentó ocultar su sonrisita bebiendo lo que quedaba en su copa. Se levantó de la banqueta.

—Creo que me iré a dormír.

Yoongi lo miró.

—¿No verás películas hoy?

—No, tengo sueño.

—Bien, también yo —se levantó y llevó las cosas al fregadero. Cuando se dió vuelta, Taehyung ya no estaba allí.

Gracias por la comida, pensó. Después de todo estaba viviendo gratis en su casa y sin aportar nada. Aunque no tuviera mucho que aportar realmente.

Subió las escaleras y se desvistió para dormír. Cepillo sus dientes, se lavó la cara y tomó su cuaderno para escribir lo que había sentido ese día.

Se hicieron las 3:00 am y aún no podía pegar un ojo. La casa se sentía solitaria durante todo el día, pero por la noche, era hasta tenebrosa.

Se preguntaba cómo hacía Taehyung para vivír allí solo, y se dió cuenta de algo: Taehyung era una persona muy solitaria. Más allá de sus amigos y de toda la gente que tenía detrás, nada de eso existía cuando llegaba a su casa.

Se dio vuelta en la cama e intentó cerrar los ojos, obligándose a dormír y dejar de pensar.

Escuchó un suave golpeteo en su puerta. Sacudió la cabeza, estaba casi quedándose dormido y seguramente era producto de su imaginación.

La puerta se abrió lentamente y levantó la cabeza para mirar. Pudo ver, a pesar de la oscuridad, que Taehyung se asomó.

—¿Que sucede? —preguntó Yoongi con voz ronca.

—No puedo dormir —contestó en voz baja observándolo desde la puerta.

Yoongi pensó un momento: y no te culpo, ésta casa da miedo de noche. Se movió un poco para hacerle lugar.

—Puedes dormir aquí si quieres.

Taehyung entró a la habitación y caminó despacio hacia la cama. Con su bata negra de seda y sus pantuflas de Gucci que hacían ruido cada vez que daba un paso.

—¿Te molesta si me quito la bata?

Yoongi negó con la cabeza y se dió vuelta en la cama, dándole la espalda.

—¿Y el bebé?

—Lo dejé acostado en mi habitación, no quería que comience a llorar y todo eso.

Yoongi sonrió: Sonaba como un verdadero padre.

Taehyung se quitó su bata. Se acostó dándole la espalda, dejando un espacio prudente entre los dos y se tapó hasta el cuello.

—Buenas noches pordiosero —dijo, y feliz cumpleaños, pensó.

—Buenas noches princesa.

Taehyung sonrió. Esperó algunos segundos, no sabía si decir o no lo que estaba pensando, pero como siempre, tenía ganas de molestarlo un poco:

—Algún día dejarás de llamarme princesa para llamarme rey...

Yoongi río burlón y se dio vuelta en la cama.

—En tus sueños, princesa —susurró en su oído.

Taehyung se erizó al escucharlo, y luego sintió que lo tomaba por la cintura, pegándose a su cuerpo. 

Sonrió y se relajó; ya no se sentía tan solo. Cerró sus ojos, y en unos segundos se quedó profundamente dormido.

Despertó a la mañana siguiente desorientado. Miró hacia todos lados acordándose de que no estaba en su habitación. Levantó la cabeza para ver su cuerpo descubierto. Una pierna de Yoongi cruzaba sobre una de sus piernas y su brazo colgaba sobre su abdómen. Las mantas estaban tiradas en el suelo. Recordó que el enano se había movido inquieto toda la noche, lo había pateado y hasta golpeado dormido.

Volteó a mirar su rostro: tenía la cara aplastada contra la almohada y la boca entre abierta. Y se veía tierno con el cabello revuelto.

Se levantó cuidadosamente sin despertarlo y cerró la puerta de su habitación para que durmiera un rato más. Se duchó y bajó las escaleras vistiendo una camiseta blanca básica de Burberry, un pantalón corto, y flip plops beige cuadriculadas de la misma marca.

Hizo unas llamadas a Lamborghini en su ciudad mientras preparaba el desayuno para el enano: era su cumpleaños, y creyó que sería un lindo detalle que ésta vez sea él quién le hiciera el desayuno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hizo unas llamadas a Lamborghini en su ciudad mientras preparaba el desayuno para el enano: era su cumpleaños, y creyó que sería un lindo detalle que ésta vez sea él quién le hiciera el desayuno.

Del Odio Al Amor, Hay Una Botella De Ron © (Primos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora