Capitulo 36

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(Este capítulo puede contener
escenas difíciles de leer para
algunos lectores. Si sos alguien
demasiado sensible te recomiendo
que no lo leas lo que estará después
de esto "***")



Tenian algo, después de tanto tiempo tenían algo que los ayudaría de verdad a entender un poco de todo esto. Dentro de dos semanas sería el mágico eclipse, pero aún faltaban cosas de las cuales dependían, necesitaban saber dónde demonios estaba ese maldito Ángel y si lo encontraban debían ayudarlo a que quisiera seguir siendo un Ángel antes de que alguien más le robe eso.
Luego de estar horas discutiendo quien podría ser decidieron irse a sus respectivas habitaciones, Martina al entrar a la suya se dirigió al baño ya que necesitaba de manera urgente ducharse. Puso algo de música en su celular y se metió en la ducha mientras cantaba las canciones que sonaban, ni siquiera notó cuando alguien entró a la habitación, ni mucho menos cuando trabaron la puerta de esta, el intruso se sentó en su cama a esperar que ella saliera. Luego de 15 minutos Martina salió de la ducha ya que el agua había comenzado a ponerse fría, envolvió su cuerpo en una toalla y agarro su celular, salió del baño viendo este que ni siquiera notó que alguien la estaba viendo desde si cama, mientras buscaba la ropa en su armario sintió como un brazo rodeaba su cintura mientras que el otro rodeaba su cuello, sintió besos húmedos sobre su hombro por lo que supuso que quien estaba detrás de ella era su novio ya que él solía hacer eso. Sonrió levemente antes de hablar.
—¿Sabes que debes tocar la puerta antes de entrar? –Contestó disfrutando de los besos, aunque sentía algo raro en ellos.
—Si, creo que me lo dijeron alguna vez. –Murmuro esa voz, esa voz que había generado escalofríos en ella hace un tiempo, esa voz que odiaba más que nada en el mundo. Intento separarse, pero se le hizo imposible, él era sorprendentemente mas fuerte que ella.
—Nathaniel, soltame, ahora. –Intento volver a zafarse, pero el agarre del contrario en su cuello se hizo más fuerte provocando que ella no lograra respirar, pero no del todo. Él no quería alarmar al Sharatai de la rubia.
—No te das una idea de las ganas que tenía de hacer esto. –Le murmuró mientras seguía dejando besos sobre su hombro y cuello mordiendo un poco estos para poder dejar marcas. Rápidamente tapo la boca de ella al sentir como respiraba hondo para intentar gritar.– No, no, no, Martina. Vos no vas a gritar nada.

***
El joven tiro a la rubia en la cama colocándose sobre ella, aún con su mano tapando su boca. Comenzó a pasar su mano libre por el costado de su cuerpo viendo como lagrimas caían de las mejillas de ella, viendo cómo intentaba gritar pero no podía hacerlo. Eso ponía feliz a Nathaniel, lo ponía feliz ver como después de que ella dijera tanto que podía lastimarlo con un simple golpecito de dedos ahora mismo estaba tan indefensa frente a él, sabiendo que no podría librarse del agarre que él le proporcionaba.

Martina comenzó a dar patadas intentando que alguna golpeara al joven sobre él, pero era imposible ya que él tenía sus piernas atrapadas entre las suyas. Nathaniel llevó su mano al borde superior de la toalla de ella, la rubia comenzó a negar mientras murmuraba "por favor, no" sobre la mano del chico, pero este no podía escucharla así que ella comenzó a golpearlo con sus manos recordando que estos estaban sueltos, pero el fue más rápido y logró poner las manos de ella bajo sus rodillas logrando lastimar fuertemente estas.
***

El castaño estaba en la cocina junto al platinado y el hermano de su novia, cuando sintió un fuerte dolor en ambas manos, miro preocupado a los chicos que estaban con él para luego levantarse de su lugar y correr a la habitación de la rubia, intentaron abrir esta pero al ver que estaba trabada comenzaron a golpearla.
—¡Martina! ¿Estas bien? –Grito el castaño preocupado, pero al no recibir respuesta alguna golpearon con fuerza la puerta logrando romperla. Al entrar se encontraron a Nathaniel encima de Martina, la rubia estaba con la toalla aún puesta, pero el arco de sus pechos se veía al igual que algunas marcas que el contrario había dejado sobre ella. Bruno quito a Nathaniel de arriba de Martina comenzando a golpearlo con ayuda del platinado, ella se levantó rápidamente de la cama para correr a su baño y encerrarse en este, se acercó a el inodoro para vomitar, se sentía asquerosa por lo que acababa de pasar, escuchaba golpes y gritos a través de la puerta, ella deseaba con todas sus ganas que estuvieran matando al hijo de puta que había intentado abusar de ella hace unos pocos, aquel que la había besado y casi la había visto de una forma de la que nadie la había visto antes. Al pensar en esas cosas sintió su estómago revolverse y volvió a vomitar.
Escucho la voz de su madre cuando está entro a su habitación, también escuchó a su hermano explicarle lo que acababa de pasar y también... también escucho a su novio pedirle que saliera del baño para que hablara con él, pero ella no dijo nada, solo se limitó a levantarse para lavar su boca y luego volver a sentarse en el suelo comenzando a morder su brazo para evitar llorar por lo que acababa de pasar, no quería llorar ya que se sentiría débil si lo hacía y si había algo que los Herondale no eran, era débiles.

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VOLVIIIIIII, DESPUES DE TANTO TIEMPO...
Bueno, sé que es un capítulo horroroso, lo sé, pero era necesario para lo que vendrá después.
En fin, los amo

–Plumitas Doradas

El ángel de las plumas doradas (Cazadores de Sombras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora