—¿Ya sabes lo que debes hacer?–Pregunto esa asquerosa demonio a la joven frente a ella, la vio asentir antes de retirarse de esa fábrica camino hacia el gran instituto de Nueva York. Lo único que hizo Amanda fue sonreír sabiendo que su plan saldría justo como quería y que esa maldita rubia estaría en sus manos en muy poco tiempo.
***Tres días, tres malditos días en los que no había sabido nada de ella. Lo peor es que podía sentirla, podía sentir esa angustia que ella estaba sintiendo, el dolor en sus brazos cuando ella se mordía para calmar esa ansiedad que tenía dentro, esa ansiedad que había sentido desde que tenía trece años y en la que él la había acompañado para intentar ayudarla, pero esta vez no podía hacerlo porque ella no quería que él la ayudara, no quería que la viera mal, no quería que su mejor amigo, su novio, su compañero, su todo la viera después de esa horrible escena por la que había pasado.
El castaño escuchó como tocaban su puerta, se levantó ilusionado, creyendo que era su rubia detrás de la puerta, al abrir se llevó una gran decepción, pero intentó ocultar esta con una leve sonrisa.
—Hola, Kat. –Murmuro mientras se movía de la puerta para dejar pasar a la joven que llevaba una bandeja en sus manos– ¿Qué necesitabas?
—Venia a hablar contigo de lo de Martina. –Dijo mientras dejaba la bandeja sobre el escritorio y le tendía la taza al joven frente a él, ella se sento en la cama de Bruno mientras este tomaba un sorbo del té que ella acababa de darle.– ¿Tú cómo estás con todo esto?
—Mal ¿Cómo quieres que esté? –Dijo suspirando mientras dejaba la taza en la bandeja para ir a sentarse junto a ella–
—Te entiendo, es horrible enterarte de que tu novia te está engañando.
—¿De qué mierda estás hablando, Katherine?
—De que Martina te engaño con Nate, y que te hizo sufrir de esa manera. –Murmura tomando las manos del joven, este las aparta al instante sintiendo algo raro el gesto de su amiga.– Quiero saber como están tus manos, por lo que escuché ella se las quebró para lastimarte.
—Ella no se las quebró y tampoco me engañó, Nathaniel intentó abusar de ella y le lastimo sus manos cuando ella intentaba defenderse.
—¿Cómo sabes eso? Yo hablé con Nate, él me contó que hace unos días llevaba viéndose a escondidas con Martina, pero que esa noche le había tendido como una trampa para que lo lastimaran y que por ello ella se quebró sus manos, para que pensaran que él la estaba lastimando.– Bruno se levantó de golpe, viendo imposible lo que su amiga acababa de decirle, o no... ¿Seria posible eso que acababa de decirle? Hace unos días que su novia andaba algo rara y sin mucho tiempo para él, pero no era porque lo engañara, ¿Verdad? No claro que no, ella le había hecho una promesa a él y jamás lo engañarla con Nathaniel, no la veía capaz, o tal vez si... su cabeza daba vueltas en el asunto al momento en que se giró hacia la joven en su cama.
—No es cierto lo que dices, Martina no me haría daño de esa forma, ella me ama. –Katherine se levantó se la cama negando para ir a abrazar a Bruno, este sentía su cabeza dar vueltas, sin saber bien porque correspondio el abrazo de ella, dejándola guiarlo de vuelta a su cama para que él volviera a sentarse, ella se sentó sobre sus piernas mientras acariciaba las mejillas del joven.
—Perdón por haberlo dicho de esta forma, pero debías saberlo, Bru. Ella nunca fue lo suficientemente buena para ti, sabía que tarde o temprano te traicionaría aunque jamás creí que lo haría con mi novio. –Murmuro mientras una lágrima falsa bajaba por su mejilla, había estado practicando para cuando tuviera que decirle eso, había práctico como llorar en el momento exacto en el que debía hacerlo. Seco su lágrima rápidamente, pero el joven ya la había visto y la miraba confundido.
—No sabia que Nate y tú estaban juntos.
Vio a la chica asentir y luego sintió los labios de ella sobre los suyos al instante en el que alguien abría la puerta de su habitación, esa persona que él tanto había estado esperando a que apareciera, y lo hizo solo que en el momento menos oportuno, se separó rápidamente se la joven bajandola de sus piernas mientras se ponía de pie, quiso explicarle a la rubia lo que acababa de pasar, pero las palabras no salían de su boca, por alguna puta razón la sentía dormida y sin poder articular palabra alguna. La rubia salió de inmediato de la habitación bajando por las grandes escaleras, necesitaba de manera urgente salir de ese lugar, se sentía agobiada y enojada por lo que acababa de pasar, primero Nathaniel intentaba abusar de ella y ahora su novio estaba besándose con otra, y lo peor es que no fue capaz de darle ninguna explicación, solo se la quedo viendo sin decir nada.
Sintió una mano agarrar su brazo y luego un cálido abrazo, pero ella no lo correspondió, sintió como el pelirrojo frente a ella se alejaba al notar que ella no le había correspondido y verla sumamente sorprendido, ahí fue cuando lo notó, lágrimas habían comenzado a caer por sus mejillas y ahí estaban todos, viéndola, intentando entender que acababa de pasar y por qué ella estaba de esa manera. Y como si fuera el destino los vio, a ambos de los que acababa de huir luego de verlos juntos en esa habitación, en esa en la que él una vez le había jurado amor eterno, una gran rabia le recorrió el cuerpo y sintió como sin su consentimiento sus pies comenzaban a caminar hacia ellos con su puño derecho cerrado, sintio un dolor en su mano y en su mejilla izquierda luego de estampar su puño contra la mejilla de su novio, escucho murmullos detrás de ella pero los ignoro, su mirada estaba en Kat, ella sonreía y eso hacía que ella estuviera aún más furiosa por la situación. Sin más golpeo la mejilla de la joven, viendo como hilitos de sangre salían de su labio, sintió una mano en su brazo intentando separarla pero se zafó del agarre alejándose de todos los de ahí.
—Eres un imbécil. –Dijo sintiendo las palabras quemar en su garganta.– Me hiciste una promesa, ¿Tanto te costaba cumplirla? ¿Tanto te costaba, Bruno?– Vio que el chico iba a hablar, pero negó.– Jamás debí haber aceptado esta estupida unión, una estupida unión que nunca valió nada, al parecer.
Dicho esto saco una de sus dagas de su bolsillo, esa que llevaba a todos lados, la llevo a su mano, donde estaba la runa que unía al castaño y ella, sin más corto sobre esta, una cruz sobre la runa sabía que no haría nada, pero al menos le causaría daño a ambos. Salio del instituto escuchando como gritaban su nombre detrás de ella, pero lo ignoró y comenzó a caminar lejos de este, pero ahí fue donde lo notó, donde notó el grave error que acababa de cometer y más lo notó en el momento en que una mano tapaba su boca y nariz con fuerza haciendo que la rubia se mareara y al instante todo a su alrededor se volviera negro.
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El ángel de las plumas doradas (Cazadores de Sombras)
Teen FictionEsta historia es una aparte a todo lo que es el mundo de Cazadores de Sombras de Casandra Claire. Esto que voy a escribir no pasa en los libros, es solo una historia de algo que a mi me gustaría que sucediera. En fin, espero les guste esta historia