Capitulo 42

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—¿Por qué te mando a hacerme todas esas cosas, Nate? ¿Por qué a mi?–Pregunto Martina a su amigo castaño acostado junto a ella, luego de que él revelara el nombre de su madre la rubia estuvo callada un momento mientras su amigo la acostaba en la cama y se colocaba a su lado. Ella se había abrazando a él mientras apoyaba su cabeza en su pecho, en ese momento necesitaba sentirse protegida por alguien.

—¿Por qué crees, Herondale? ¿Por qué mi madre querría alejarte de todos tus amigos y mantenerte aquí, débil y sola, sin ningún apoyo?

—Porque quiere matarme, ¿Verdad? –Sintio a su amigo asentir– ¿Pero por qué? ¿Qué tengo de importante yo? Porque claramente quiere matarme por ser alguien importante, sino fuera así me dejaría vivir.

—Me encantaría decirte que te sobreestimas en este momento, pero sí, eres alguien muy importante en esta situación.

La rubia se movió de su posición quedando arrodillada sobre la cama junto a su amigo, ya que este seguía acostado, lo miro haciéndole un gesto con su mano para que él siguiera hablando y le contara el porque de su importancia, pero solo recibió silencio de parte de él. Un suspiro salió de los labios de Martina y se volvió a acostar en su posición anterior resignada, su amigo la abrazó atrayendola más a su cuerpo y beso suavemente su cabeza.

—Porque eres tú, Martina, tu muerte es la pieza restante para completar con su plan de convertirse en un Ángel y volver al cielo. Tú eres el Ángel de las plumas doradas.









En el instituto de Nueva york un joven pelirrojo entraba en la habitación vacía de su hermana, había visto muchas series de detectives mundanos como para saber que aveces uno debe buscar pistas en todos lados, aunque él realmente pensaba en que todo eso era estupido pero no podía quedarse en su habitación sin hacer nada, extrañaba a su hermana y estar rodeado de sus cosas lo hacía sentirse más cerca de ella. Comenzó a revisar sus cajones, sus cosas viejas, todo aquello que pudiera ayudarlo a conectarse de alguna forma con su hermana.

Encontró fotos viejas que lo hacían ponerse feliz por aunque sea unos segundos, en una foto se la veía con dos niños, uno pelirrojo y otro rubio, el rubio le recordaba a alguien. A alguien a quien en estos precisos momentos odiaba con todo su ser.

En ese momento comenzó a unir las cosas, Nathaniel, ambos chicos compartían ese nombre, y esa sonrisa arrogante que le había visto a ese niño hace 10 años. Además de que había visto a Nathaniel moverse con total normalidad dentro del instituto, como si ya lo conociera, y también poder entrar a la habitación de Martina sabiendo que ella siempre cerraba todo con mucha insistencia ya que odiaba cuando alguien entraba en su habitación, también recordó como su hermana le había contado como destrabar la puerta de su habitación a su hermano y al pequeño Nathaniel. Ahí lo supo, supo que ese mismo niño que había conocido hace 10 años era el mismo que había intentado lastimar a su hermana hace unos días, lo peor es que comenzó a odiarlo más de lo que debía hacerlo y a veces el odio puede cegar tanto a alguien que llega un momento en el que ya no es consciente de sus acciones y eso puede provocar que hagan cosas de las que luego se arrepientan, cosas como matar a un inocente sin saber la verdadera historia.













Martina había comenzado a reír cuando escucho lo que decía su amigo, creía que le estaba intentado tomar el pelo pero al notar que su amigo no río se obligó a mirarlo, en su cara vio preocupación.

—Explícame, ahora.–Murmuro la rubia a lo que su amigo asintió y la movió para poder sentarse en la cama.

— No creo que sepas esto pero los ángeles no son personas como nosotros. Son entidades. Son presencias. Ellos necesitan un cuerpo para poder andar por la Tierra, necesitan apoderarse de un cuerpo, El ángel de las plumas doradas no es la excepción, este Ángel necesita de un cuerpo para estar resguardado aquí en la tierra y por estos cientos de años el Ángel estuvo paseándose cuerpo por cuerpo buscando alguno en cual quedarse para siempre resguardado de los demonios que quieran matarlo, pero ninguno de los cuerpos humanos sobrevivía al gran poder que conlleva ser un ser celestial, por eso en parte yo acepté hacer todo lo que mi madre decía porque quería sacarte esa cosa de adentro, porque creía que había alguna forma de que sobrevivas, pero ya entendí que no. Ya entendí que de todas formas no vas a sobrevivir a esto, no importa si logran vencer a mi madre, el poder del Ángel terminará matándote ya que no es un poder que pueda contenerse en un solo cuerpo. Y no hay forma de pasar parte del poder a otro cuerpo, porque eso implicaría que el Ángel tome una decisión respecto a su destino y se vea obligado a partir al cielo o a cualquiera de los infiernos.

Cuando el castaño terminó de hablar la rubia estaba con sus ojos cristalizados, acababa de descubrir que iba a morir porque un ser celestial había decidido usarla de contenedor.

—Necesito encontrar una forma de salir de aquí, Nate, necesito volver al instituto porque ahora que sé que voy a morir de cualquier forma necesito detener a tu madre, y para eso necesito volver al instituto.–El castaño asintió y se levantó para buscar un traje que le habían dejado las hadas antes de que despertara, era parecido al que ella había usado anteriormente, pero este tenía telas en tonos verdes.

—La próxima vez que te saquen de aquí para bailarle a la corte, ese día te iras de aquí y yo voy a ayudarte, pero primero debes ayudarme tú a mi. –Dejo el traje en su lugar y se acercó a la rubia sentándose en la cama junto a ella.– Necesito que grites y fingas que te estoy lastimando, necesito que fingas que estoy terminando con lo que intenté hacerte en el instituto.

Martina asintió y tomó aire por unos segundos para luego comenzar a gritar en pedido de auxilio, como si realmente el joven a su lado le estuviera haciendo daño. Lo bueno de esos gritos es que la gente fuera de esa habitación realmente pensaba que Nathaniel estaba haciendo lo que su madre le había pedido, sin saber que el chico estaba ideando un plan para sacar a su rubia de esa prisión en la que estaba.

El ángel de las plumas doradas (Cazadores de Sombras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora