Capitulo 43

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Luego de hablar del plan con Martina, Nate salió de la habitación acomodando su ropa, camino hasta la corte y al llegar recibió una mirada de aprobación de su madre y un abrazo de su novia, quien acababa de llegar a la corte.
—Muy bien, mi hermoso demonio, espero hayas hecho que esa perra sufriera muchísimo.
—Lo hizo, ¿Acaso no escucharon como gritaba? –Dijo Nathaniel comenzando a reír como nunca, acompañado de los demás integrantes de la corte. Si tan solo supieran los de esa sala cual era la verdadera razón por la que él reía en ese momento.
—Si te soy sincera no creí que lo harías, considerando lo blando que eres. –Solto su madre acompañado de esa risa tan aterradora que la caracterizaba.—Pero lo hiciste bien, Nathaniel, lo hiciste muy bien.
—Le daremos unos días a mi sobrina para que puedo descansar antes de volverla a traer aquí para bailar, estoy segura que su cuerpo debe doler demasiado en este momento.–Nathaniel miro a la reina luego de que esta dijera aquello, había sentido una ira inexplicable al oírla hablar esas cosas de su sobrina, el haber aceptado eso. Esperaba que si lograban derrotar a si madre vinieran por la reina y la destruyeran.
Necesitaba que lo hicieran.
—Bailara esta noche, estoy aquí y me gustaría verla hacerlo. –Dijo Kat quien estaba viendo a todos en la corte.
—No creo que sea buena idea, amor, ella está adolorida y...
–Mi nuera tiene razón, Martina debe bailar esta noche frente a la corte.–Interrumpio Amanda a su hijo y este sonrío internamente, esta seria la salida de su amiga y estaba feliz de ayudarla con eso.

Mientras tanto en la habitación en la habitación de la rubia, ella estaba danzando mientras guardaba las cosas que su amigo le había dado para escapar, al escuchar pasos cerca de la habitación se quitó las prendas de abajo tirandolas al suelo, se acostó sobre la cama e hizo un ligero corte en el interior de su muslo para que cayera sangre sobre la sábana, el dolor del corte provocó que varias lágrimas cayeran por sus mejillas haciendo más creíble la situación. Se cubrió rápidamente con las sábanas justo para cuando escucho la puerta abrirse, espero que una de las hadas de la corte entrara, pero en cambio entro la última persona a la que quería ver, aquella persona quien la había traicionado de la peor forma, y no es porque besara a su novio, sino por el hecho de que se uniera a la persona que la quería muerta. Kat entraba con una gran sonrisa a la habitación cerrando la puerta detrás de ella, se acercó a la cama de Martina y se sentó ahí llevando una mano a la pierna de la rubia.
—¿Te duele?–Pregunto de forma burlona mientras sacaba su mano, Martina mordió su labio inferior con fuerza para evitar llorar frente a Kat, desearía decir en ese momento que lo que había era solo una actuación, pero al verla a Kat entrar toda la bronca que le tenía acumulada más el dolor de su muslo provoco que ella sintiera unas fuertes ganas de llorar, no podía entender como su mejor amiga podía haberla traicionado de esa forma, y no solo a ella, sino a todo el instituto.– Te hice una pregunta, ¿Te dolió lo que él te hizo? ¿LO SENTISTE?–Le grito comenzando a reír escandalosamente mientras se levantaba de la cama– Te lo merecías por perra, siempre te lo mereciste.
—¿Por qué haces todo esto? –Pregunto Martina viendo a la castaña frente a ella aún riendo.– Eramos mejores amigas, Kat, ¿Por qué?
—No te hagas la estupida, Martina, sabes exactamente porque hago todo esto.
–¿Por Nathaniel? ¿Haces esto por un chico al que acabas de conocer?–Cuando Martina termino de decir eso vio una mirada que jamás había visto en Kat, esta parecía muy enojada, como si fuera a estrangularla en ese preciso momento.
—¿De verdad me estás preguntando, pedazo de mamerta? Retiro lo que dije antes, no te haces, sos estupida. ¿Cómo se te ocurre que yo haría todo esto por un chico? ¡Lo hago por vos! ¡Lo hago por tu culpa! –Grito la castaña– Es tu culpa por ser tan perra todos estos años, por elegir a Lara antes que a mi.
—¿Qué carajo esta diciendo, Katherina?
—La verdad, siempre la preferirse a Lara antes que a mi, yo siempre fui el mal terció del trío. Siempre fueron Martina y Lara, nunca Martina, Lara y yo, ¡Siempre ustedes dos!
—Kat...–Murmuro Martina mientras hacía un esfuerzo por sentarse en la cama– Lo que estas diciendo es una estupidez, siempre fuimos las tres, yo siempre las elegí a las dos, tanto a Lara como a vos. Ustedes son mis mejores amigas, bueno, en tu caso lo eras.
—¿Y si Lara estaría en mi lugar? Seguro la perdonaría y seguirían siendo las mejores amigas por siempre.
—Kat, si Lara estuviera en tu lugar no la perdonaría jamás porq...
—¡Mentirosa!–Le grito mientras se acercaba peligrosamente a ella– Vos y Lara nunca me quisieron, admitilo. Por eso siempre te la agarrabas conmigo cada vez que tenía un ataque de ira o alguna de tus mierdas.
—Sabes que eso no es verdad, pregúntale a cualquiera del instituto, pregúntale a Bruno todas las veces que tuvo que frenarme para que no lo golpeara en un ataque de ira. Vos no fuiste la única con la que sufrí alguna de mis mierdas.
—Por supuesto que se lo voy a preguntar, esta noche mientras lo esté consolando porque su hermosa novia está desaparecida. –Dijo la castaña mientras reía– Aunque no lo creo, porque estoy segura que lo último que vamos a hacer es hablar de vos.
Martina suspiro ignorando sus provocaciones, a pesar de todo sabia que su novio jamás sederia a hacer algo con Kat, estaba segura que jamás la traicionaría de esa forma. La castaña al ver que la rubia no decía nada soltó un suspiro.
—Cambiate, hoy me vas a dar un show en la corte y espero que te duela todo el cuerpo mientras lo hagas.–Sin más salió de la habitación de Martina, esta se levantó de la cama y se dirigió a su baño para darse una ducha antes de que vinieran a buscarla. Esta noche se iría de ese horrible lugar, pero lo que menos sentía era felicidad, estaba rota por lo que su ex amiga acababa de decirle. Si tan solo hubiera hablado con ella, sin tan solo la hubiera buscado cuando comenzó a distanciarse del grupo, pero no lo hizo y eso llevó a que Kat decidiera traicionarla antes de comentarle lo que sucedía. Todo por ese orgullo que Kat tenía, y esos pensamientos erróneos sobre sus amigas.
Quito esos pensamientos de su cabeza cuando sintió el agua caliente caer sobre su cuerpo, comenzó a sentir como toda ella se relajaba y limpio su cuerpo, y la sangre seca que había en su pierna. Luego de unos minutos salió y se cubrió con una toalla, justo en ese momento la puerta de la habitación se abrió y entraron dos hadas para ayudarla a vestirse.

El ángel de las plumas doradas (Cazadores de Sombras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora