—¿Estas realmente bien? —preguntó preocupado Shisui mirando, al contrario.
—No te preocupes por mí, Shisui. Solo quédate con el jinshuuriki y vengo en un momento, ¿bien?
Shisui no dijo nada más, se sentó a un lado del cuerpo del jinshuuriki mientras que veía a Itachi irse un momento adentro del bosque. Su vista estaba sobre él hasta que la naturaleza lo hizo perder. No iba a estar tranquilo sabiendo que recién acababa de recuperarse y tuvo que utilizar el mangekyou para detener el bijuu y su condición cayera drásticamente.
Sin embargo, no iba a seguirlo, se ahorraría una discusión y no tendría sentido alguno seguir arruinando la relación. Aunque por muy loco que sonara, aquella reunión solo hizo que sus emociones salieran a flote, llenando la mente de Shisui a un punto de que ya ni siquiera podía verlo al rostro sin pensar en que Itachi ni siquiera esté interesado en él luego de todo lo que tuvo de pasar al entrar en Akatsuki. Sabía que no era fácil para él cargar con la muerte del clan, de sus padres y todos aquellos que conoció. Estaba siendo egoísta de nuevo sobre los sentimientos de Itachi.
—Lo siento. —dijo Itachi al regresar y sentarse al lado de Shisui. Shisui negó levemente mirando el pasto y sintió el peso del menor sobre su hombro.
—No tienes que disculparte.
—Es tan vergonzoso que tengas que verme en este estado. Siento no haber sido de ayuda y haberme ido.
—Itachi, basta —dejó escapar el mayor. —. No tienes que disculparte. No te preocupes por eso, preocúpate por ti mismo y en que estés mejor.
Itachi no dijo nada, levantó su cuerpo de donde Shisui y se movió a un lado cerrando sus ojos. Shisui lo miró aprovechando que descansaba y la loca idea de besarlo apareció casi inmediatamente. Se movió un poco inclinándose a donde Itachi y se detuvo, se maldigo internamente para después regresar a su posición inicial tratando de eliminar esta loca idea de su mente.
—Es gracioso que me sienta avergonzado por algo así cuando la verdad es que tu haz visto todo de mi —río levemente. —Estoy feliz de que estés aquí, Shisui.
—Eres muy bueno engañándote a ti mismo —respondió. —, creo ya haberlo dicho en el pasado. No tienes que mentirme.
—No puedo engañarte por mucho que quiera, ¿no es verdad? —su sonrisa se mantuvo luego de decir aquello, pasó su mano por su rostro tratando de apartar de su vista unos mechones de cabello y al hacerlo sintió sus lágrimas correr por su mejilla. Sus ojos se abrieron con sorpresa y miraron después a Shisui quien también se percató de eso.
—¿Lo ves? —le susurró limpiando su mejilla. —Sé que sufres, sé que sientes dolor y también lo sabes. No tienes por qué llevar todo tu solo, estoy contigo, déjame llevar tu dolor.
—Debo cargar con las consecuencias de mis decisiones, Shisui. Decidí asesinar a mi clan para salvar a quienes quiero y salvar a la aldea donde crecimos y es justo que sea infeliz para que ellos sean felices. ¿No es lo correcto?
—¿Cómo se supone que sea feliz si tú no lo eres? ¿Cómo podría serlo? Tú y yo estamos aquí porque somos los únicos capaces de ayudar a la aldea, porque tú y yo cargamos con el emblema de los Uchihas, porque tú y yo estamos destinados. Si no fuera así, ya estaríamos muertos por aquel hombre enmascarado y también lo sabes —movió su mano hacia la contraria y la tomó con fuerza. —. Déjame cargar con tu dolor y permíteme hacerte feliz.
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Sus ojos se abrieron rápidamente en cuanto sintió la presencia de ambos individuos. Caminó lentamente a ellos y les entregó lo que parecía ser una pequeña nota para después alejarse. Quien la recibió la abrió rápidamente y leyó el contenido soltando una risita burlona que lo hizo enfadar un poco pero no dijo nada y tampoco se molestó en darse la vuelta a ver las máscaras ANBU de aquellos.
—Danzo-sama estará complacido con esto. —dijo el primero.
—No vayas a olvidar el trato que tenemos. —amenazó el segundo.
—El primer gran error de Danzo fue meterse con los Uchihas —se detuvo un momento y los miró de reojo haciendo que los ANBU dieran un paso hacia atrás. — y el segundo fue amenazarme.
—¿En serio? ¿De qué sería capaz alguien como tú? Vamos, ni siquiera puedes acercarte a Itachi. — río el primero nuevamente.
—Será mejor que se vayan, no estoy de humor para sus preguntas estúpidas.
Ambos individuos se marcharon, continuó con su camino de nuevo y con la luz de la luna guiando su camino. Su mirada estaba fija al suelo y cuando se dio cuenta, ya estaba frente a la silueta del menor quien lo esperaba paciente recostado al lado de un árbol. Al verlo una sonrisa inconsciente se dibujó en su rostro hasta quedar a su lado y dejarse llevar por el viento.
—Esto me trae recuerdos. —dijo haciendo reír, al contrario.
—¿De qué hablas?
—Dime —se movió colocándose enfrente del menor quien lo miraba tranquilo. —¿Me dejarías hacerte olvidar tu nombre una vez más, Itachi?