De nuevo no podía lograr dormir, su mente estaba tan llena de pensamientos absurdos que le era imposible y aquel sonido de la tormenta alteraba aún más sus nervios. Se cambió de lado y miró a su pareja haciendo guardia como normalmente hacían.
—¿De nuevo no puedes dormir? —dijo cuando se dio cuenta de su mirada. —¿Sucede algo?
—Todo sucede en la época en la que vivimos, Shisui. Simplemente mi mente no está tranquila.
El mayor no dijo nada, sonrió intentando buscar alguna manera de como animarlo o ayudarlo mínimamente cuando una idea cruzó por su mente.
—Uhm, tal vez pueda ayudarte con eso —se sentó para estar frente a él y dejar que las llamas de la fogata iluminarán su rostro mucho mejor. —. Dices que digo cosas al azar así que voy a hablar.
—¿Sobre qué?
—Escucha solamente, Itachi. Cuando era pequeño mi abuela solía contarme historias de cuando era niña y recuerdo haberme contado sobre que soñaba con tener casarse con alguien que la amara, su alma gemela y tener una familia sin tener que preocuparse de las guerras. Sin embargo, sabes cómo es el mundo ninja... —pausó un momento. —Eso me hizo pensar justo ahora en donde estamos metidos. Sé que el futuro que anhelo no está ni cerca, pero al menos quiero como meta en mi patética vida hacer lo primero que me dijo mi abuela.
Itachi mantenía su mirada en él, pero no era esa fría y gélida a la cual ya se había acostumbrado el mayor, era esa misma mirada cuando Itachi aún era un pequeño niño y es que aún era un niño atrapado detrás de esos ojos. Shisui pensaba en continuar, sin embargo, no lo haría por mucho que quisiera porque no podía negar que su mente también era un completo caos. Itachi sería muy bueno mintiéndose a si mismo, pero Shisui era mejor en cuanto a aparentar.
—Por algo la organización se llama Akatsuki.
—No es lo que tú y yo buscamos.
—Pero de alguna manera sabemos qué hacemos lo correcto, ¿no es verdad?
—Deberías dormir, Itachi —era obvio que no pretendía hablar de lo que la organización hacía en ese momento. No era correcto para ambos. —. Me quedaré de guardia más tiempo.
El menor no dijo nada más, asintió como si aquella orden ya se la hubiese esperado de antemano.
Por otro lado, el mayor de los dos se había sincerado diciendo aquello, pero no planeaba hablar demás por mucho que quisiera. Si ambos iban a continuar con su objetivo era necesario mantener lo que sabía consigo. Sin embargo, eso no significaba que se quedaría con la información de la organización para sí mismo estando bajo órdenes de Danzo, así como Itachi lo estaba con el 3er hokage.
Fue así como la fogata quedó casi apagada y esa lluvia fría continuaba helando sus huesos; miró a Itachi una vez más y salió de aquella cueva en donde estaban refugiados. Caminó entre la lluvia no demasiado cuando un ANBU ya tenía un kunai puesto en su espalda provocando que Shisui riera.
—¿Es lo mejor que tienen?
—Bueno, nunca está de más estar prevenido. —respondió el ANBU al mismo tiempo que frente de ambos aparecía Danzo para acercarse a Shisui.
—Vaya, con que salió la abeja reina.
—No creo que seas tan gracioso cuando Orochimaru se lleve a Sasuke, Shisui Uchiha. Oh, pero yo no soy quien te da información, solo la recibo de ti.
—¿Como sabe que Orochimaru va tras Sasuke? —preguntó confundido hasta caer en cuenta con la realidad. —Trabaja con usted, ¿cierto?
—Se nota que te crees solo un mocoso sabelotodo —río levemente. —. En el mundo que vivimos todo se vale.
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—¿Qué haces aquí?
—No me dijiste tu nombre. Me gustaría saberlo para saber con quién tuve un día tan genial como hoy.
—¿Eh? —soltó bastante confundido. —No puedes estar aquí, es peligroso estar afuera de la aldea a altas horas de la noche.
—Diría lo mismo de ti —sonrió felizmente y quejándose debido a los golpes que tenía en su rostro. —Vamos juntos.
—No soy de ninguna aldea.
El contrario hizo un puchero no convencido con esa respuesta. Caminó hasta donde estaba este y estuvo a punto de gritarle cuando el estruendoso sonido de una tormenta le dejó las palabras atrapadas en su garganta y sus ojos se abrieron ligeramente más grande de lo normal.
—Solo quiero saber tu nombre, ¿acaso es algo tan difícil? Hoy me ayudaste mucho con mi entrenamiento de kunai y eres muy genial.
—Si te lo digo, ¿te vas? —el contrario asintió. —Sasuke.