Volví...
Pueden tirarme piedras si lo desean
Sentía su corazón latir fuertemente dentro de su pecho, el calor se agolpaba en su rostro y sus manos sudaban debido al nerviosismo. Hace mucho no se encontraban verdaderamente a solas con alguno de sus compañeros; es cierto que prácticamente dejó a Mangel vivir con él, pero con el poco tiempo que pasaba en su casa y sumarle a todos sus animales mascotas en realidad nunca pasaron a solas. En cambio, en ese preciso instante se encontraba completamente a solas ¡Con Wilfred! Y no sabía hacia donde conducir; ¿Debía llevarlo a su casa árbol? ¿O acaso el albino esperaba ir a algún otro lugar? ¿Debía ofrecerle ir a su casa? En su mente solo había miles de preguntas a las que no les encontraba respuestas y la situación le resultaba muy agobiante. Willy no era cualquier persona; él sabía acerca de sus ataques a la alcaldía; también sabía que, aunque lo aparentaba no se encontraba del todo solo y de alguna manera le dio a entender que sabía perfectamente como pudo contactar a Mangel para que pudiese asistir a la boda. También debía sumarle que ese no era el típico ambiente entre compañeros; era una "cita"; la última vez que tuvo una cita fue hace meses junto a Auron.
-Luzu, llevamos un par de minutos dando vueltas en el mismo lugar; ¿Suede algo? -dijo por lo bajo el de mirada esmeralda -¿Acaso estas incomodo junto a mí? -preguntó sin dirigirle la mirada.
Luzu detuvo el automóvil y suspiro en un intento de tomar valor -En realidad no sé que se supone que debo hacer -sonrió buscando la mirada del menor -Tendrás que disculparme -rio para luego tomar la mano del chico -¿Te molestaría decirme que hacer por esta vez?
La respuesta fue simple; una bella sonrisa en el rostro del chico seguido de un asentimiento. Luzu decidió abrazarle para extender un poco mas esa pequeña victoria, pero al sentir las manos contrarias en su rostro el calor en este se acumuló de golpe sabía que pasaría y esta ocasión sería capaz de responder como se debía. Subió la mano que había posado sobre su hombro lentamente pasando por su cuello hacia su nuca acariciando los mechones blancos que se encontraban a su alcance, la caricia que antes sentía sobre sus mejillas había pasado a ser un leve roce producido por la sorpresa del menor al ver que esa ocasión sería diferente. Subió su vista un momento para buscar el consentimiento del chico y cuando vio el par de hermosas esmeraldas ir ocultándose tras sus largas pestañas acabo con la poca distancia entre sus labios dándole un casto beso.
-Vamos a tu casa -exhalo coquetamente Willy seguido de un beso furtivo sobre la comisura de su labio.
Solo pudo asentir ante lo que a sus oídos pudo ser una petición, un ruego o una demanda y pudo observar como el chico sonreía victorioso.
No tardaron mucho en llegar a la casa tan conocida del castaño haciendo todo lo posible para que el albino no se incomodará tanto por el viaje, siendo la solución mas agradable para ambos subir las escaleras con Luzu cargando a Willy cual princesa, posición que el albino aprovecho para repartir besos por toda la extensión de su cuello, dejando como resultado para el castaño un camino húmedo y ardiente que se dirigía hacia la comisura de sus labios sin llegar a tocarlos en ningún momento.
Al llegar lo bajo lentamente para poder abrir las puertas de su casa y una vez abiertas sintió como su cuerpo fue rodeado por los brazos de su acompañante a quien atrapo entre su cuerpo y la pared para comenzar un nuevo beso, que al igual que el resto que habían compartido esa noche estaba cargado de deseo. Se dirigieron a la habitación del castaño entre tropiezos, caricias y pequeños jadeos desesperados que hacían eco en la habitación y en sus cabezas.
Luzu tomó a Willy para dejarlo suavemente en la cama atendiendo aquella voz que le pedía que tratase de la mejor manera posible al albino; sintió como el chico en su cama quitaba los botones de su saco para deshacerse de la estorbosa prenda e imitando al contrario retiro el terno gris que cubría al chico seguido de la camisa blanca.
-Luzu... -escuchar su nombre salir de una manera tan necesitada le hizo sentir el calor agolparse en su rostro, se retiro lo suficiente para ver el cuerpo que reposaba jadeante y deseoso de él y mientras se aflojaba la corbata solo pudo decir una pequeña advertencia.
-No pienso detenerme.
Y como si un candado hubiese sido desbloqueado, el poco autocontrol que poseían desapareció.
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Llevado al limite.
FanficLa vida en Karmaland no siempre es tranquila, es decir, vivir en el mismo pueblo que sus amigos y compañeros conlleva muchas peleas, dramas, traiciones, y risas por supuesto. Y siendo él, el siempre feliz Luzu ha tenido que tragar muchos abusos de c...