|3|

1.4K 70 12
                                    


"La vida me castigó siendo tu profesor"




Narra Louis:


—¿Cómo? —pregunté, por mi mente pasaron imágenes eróticas pero las borré de inmediato.

—Vas a tener que pensar en algo, eso si no quieres pasar cuatro horas los martes aquí adentro conmigo... —hizo una pausar para sentarse en la silla que yacía frente a mi escritorio —Hasta que el año concluya. —me miró ladeando un poco la cabeza, viendo mi reacción —Eso si es que después de todo apruebas. —sonrió con malicia, como si saber que tiene el poder de desaprobarme le causaría morbo. Tragué saliva.

Me levanté del asiento, rodeé el escritorio y me situé frente a él quien me miraba algo confundido, me arrodillé, lo miré a los ojos y cuando mis manos estaban por tocar la hebilla de su cinturón me sujetó las manos, se acercó a un centímetro de mi rostro y me dijo.

—Vales más que esto —me susurró, pude sentir su cálido aliento a menta, me excité. Mis mejillas se tornaron de color rozado. Rápidamente me volví a mi asiento, tenía una pequeña erección y estaba avergonzado. Me sentía mal, me rechazó, pensé que se sentía atraído por mi.

—Lo siento... sólo que pensé que... —me interrumpió, aún estaba sentado frente a mí, mientras yo me sentía estúpido, él estaba como si nada hubiese pasado. No podía verlo a los ojos, quería salir corriendo de ese lugar.

—Si quisiera coger contigo no usaría de pretexto que tienes que aprobar. —se explicó, diciéndome que no quería acostarse conmigo —De verdad necesitas aprobar, y no me consideraría un verdadero profesor si dejara que me la chupes por un diez. —en su interior parecía luchar por encontrar las palabras correctas. —Estoy interesado en que apruebes la materia sabiendo sobre lo que vieron este año. —sus palabras me recordaban lo estúpido e impulsivo que fui hace unos momentos, no podía hablarle, sólo quería que me trague la tierra.

¿Qué me estaba pasando? Yo no era el chico tímido.

—Es que yo... —volvió a interrumpirme. 

—Además de que... qué clase de persona sería si abusaría de un menor. —esta vez lo interrumpí yo.

—Tengo dieciocho. —murmuré. Me sentí estúpido, como si seguiría insistiéndole para acostarme con él.

—Aún así, eres un alumno de este instituto. —soltó una pequeña risa liberando tensión, como si sus palabras no fuesen suficiente para auto-convencerse —Ahora saca tus carpetas, te explicaré intensivamente sobre la Segunda Guerra Mundial. —habló serio, agradecí al cielo por su cambio de tema.

Durante tres horas estuvo explicándome cómo Adolf Hitler llegó al poder, me dio datos inútiles sobre su perra. A veces cruzábamos miradas lo cual no ayudaba a mi erección, estaba siendo rechazado y a la vez no podía ocultar mi sentimiento de excitación cuando me miraba, él era muy serio a veces, muy dominante, sus hermosos y brillantes ojos verdes parecían esconder muchas cosas, sus manos de dedos largos daban poder a mi imaginación y casi no podía prestarle atención a sus palabras. Por primera vez me sentía totalmente atraído a alguien. 

Cuando ya se habían cumplido las tres horas comenzó a darme un pequeño examen escrito, el cual tenía que entregar el próximo martes sin falta, al terminar de escribir cerró el cuadernillo y me lo entregó, nuestras manos se rozaron un instante y sentí una pequeña electricidad que llegó hasta mi estómago. Guardé todo en mi mochila y me dirigí a la puerta, giré para mirarlo.

¿𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒈𝒂𝒏𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒅𝒊𝒆𝒛, 𝑳𝒐𝒖𝒊𝒔? •T.1• (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora