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"Hasta luego"





Narrador:


Eran las nueve en punto de la mañana de un soleado sábado, todo parecía en orden, Louis terminaba de empacar sus cosas; al igual que el resto de los alumnos que se habían graduado. Harry lo ayudaba a empacar, ya que sus cosas quedarían en la habitación, para el siguiente año, tenía que continuar con su trabajo de profesor y seguir repartiendo drogas dentro y fuera del instituto Doncaster. 

A las diez, Louis se encontraba en el estacionamiento, con el sol reflejándose sobre su rostro, esperando a que el rizado regrese una vez más con la última maleta que quedaba. El ojiazul estaba ansioso por conocer su nueva casa, por comenzar una nueva vida junto a su novio. Finalmente cuando Harry llegó, se subieron al nuevo Roll Royce de éste. 

Era un día muy especial y animoso para ambos, al fin saldrían de esas cuatro paredes que parecían reprimirlos de todo, aunque Harry, quien siempre estaba atento a cada movimiento extraño, no se percató de que un automóvil los seguía, uno igual al que iba delante de ellos. Éste último pisó el freno, obligando al rizado a hacer lo mismo, tomándolo por sorpresa. Cuando se detuvo, salieron varios hombres de ambos autos y comenzaron a disparar contra el Roll Royce.

—Agacha la cabeza, Louis. —le ordenó al menor.

Harry intentó defenderse con un pequeño arma que llevaba, sin caer en la cuenta de que sólo era una distracción. Dos hombres abrieron la puerta del copiloto, llevándose a Louis a la fuerza, con una bolsa de tela en su cabeza y sin darle tiempo siquiera a gritar. Cuando Harry intentó detenerlos, ya era tarde, le habían arrebato a Louis de sus manos tan fácil, que incluso no podía creérselo. 

Salió del automóvil, con una herida en su pierna, vio ambos autos alejarse a toda prisa. Cayó de rodillas sobre el pavimento, sin fuerzas, guio la mirada hacia las ruedas, las cuales tenían varios agujeros de balas. Todo había estado planeado. Tomó su celular, sus manos temblaban, logró marcarle a su padre, le explicó toda la situación entre gritos desesperados y gruñidos que emergían de su garganta, hablaba en italiano, con un tono de voz grave. Sabrían quién había sido en pocas horas, tendrían su dirección, pero Harry no tenía pocas horas, su corazón no le prometería latir normalmente si no sentía nuevamente a Louis, estaba muriendo por dentro, se encontraba tan desesperado que a penas entraba el aire a sus pulmones, quería caer muerto ahí mismo de sólo pensar en lo desprotegido que había dejado a su pequeño.

Se encontraba sobre el techo de su auto, esperando a que vinieran por él, mientras pensaba en su sol, en Louis, se habían atrevido a tocar a su pequeño, luego de que él se prometió a sí mismo que nadie lo lastimaría, le dolía tanto estar fallándole otra vez.









Todo estaba a oscuras, oía pasos por su derecha, luego por su izquierda, éstos iban y venían, su corazón latía a toda velocidad, por culpa del incesante ruido de esas suelas chocando contra el suelo, la ansiedad lo estaba consumiendo, una pregunta daba vueltas en su interior a todo momento: ¿En dónde se encontraba? Sentía unas cuerdas que lo maniataban a la silla, pudo sentirlas en su pecho y en sus tobillos, los cuales estaban amarrados a las patas de su asiento. Aún tenía la bolsa en la cabeza, la gruesa tela lograba dificultarle la tarea de respirar, además de hacer que la piel de su rostro sudara. Comenzaba a desesperarse nuevamente, queriendo llorar, aunque no le salían las lágrimas, su cuerpo estaba incómodo y lograba estresarlo. Quería que todo eso fuese una pesadilla, regresar al momento en el que estaba feliz con su vida en el automóvil de su novio, estaba a punto de comenzar de cero, cuando de un momento a otro le arrebataron todo. —¡Qué mierda de vida! —exclamó para sí mismo. 

¿𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒈𝒂𝒏𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒅𝒊𝒆𝒛, 𝑳𝒐𝒖𝒊𝒔? •T.1• (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora