—¡Chicos, vinimos por ustedes! –Gritó Kirishima. Abrí los ojos al sentir que Todoroki dejo de caminar–.
—¿Están bien? –Susurré levantando un poco mi cabeza para verlos–.
—Si, solo están atados, pero ya los están desatando –Respondió Todoroki y volteó a verme– ¿Te sientes mejor?
—Un poco –Susurré apoyando mi cabeza sobre su espalda. Asintió–.
—No te bajaré hasta que de verdad te sientas mejor, ¿Si? –Susurró mirándome un poco. Abracé su cuello suavemente volviendo a cerrar los ojos. Soltó una pequeña risa– Tomaré eso como un si.
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—¿Ella está bien? –Pregunto Jiro. Volví a abrir los ojos–.
—Si, estoy bien –Respondí mirándola. Sonrió–.
—Logramos hacer que los chicos subieran unos pisos más, –Dijo Uraraka después desatar a Kaminari– Pero debemos ir de todas formas.
—Entonces debemos subir –Dijo Iida. Asentimos–.
Comenzaron a caminar, yo volví a cerrar mis ojos y acomodé mi cabeza sobre su espalda de nuevo, podía apreciar su perfume desde aquí, era suave, pero a la vez muy característico, sentí como mi cuerpo se relajaba cada vez más, hasta quedarme casi dormida.
—¿Quieres que te ayude con Zumi-chan? –Preguntó Kirishima–.
—No, estoy bien –Respondió–.
—Todoroki-kun, ustedes dos están muy unidos últimamente, ¿No? –Habló Jiro. Sentí como su cuerpo se tenso un poco y Bakugo soltó un chasquido– ¿Y a ti qué te pasa?
—¿Qué mierda te importa, chica audífonos?
—Bakugo... –Susurró Kirishima regañándole. Volvió a soltar un chasquido–.
—Ya vamos en el piso ciento ochenta, nos falta poco para llegar –Habló Iida– Si que por favor, dejen de pelear.
