—¿Y si tratamos de escondernos en algún lugar? Mejor aún, ¿Por qué no salimos de la academia y escapamos? –Pregunté mirando a Todoroki mientras me levantaba–.
Mis nervios ya estaban por la nubes, eran casi las cinco de la tarde y Keigo llegaría en cualquier momento, y lo menos que quería hacer era quedarme sentada en la entrada esperando mi desgracia.
—Tienes que afrontar esto, lo mucho que puede hacer es gritarnos –Dijo Todoroki sin quitar la vista de su celular, pero pude notar una pequeña sonrisa sobre sus labios–.
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—¿Tú no tienes miedo?, Keigo-san puede llegar a ser una persona muy impredecible, no sé como va a reaccionar –Apreté suavemente mis labios. Levantó la vista–.
—No le tengo miedo a tu hermano, pero si mucho respeto, y no creo que nos haga nada malo, cálmate –Embozó una sonrisa para tratar de tranquilizarme y agarró mi mano, obligándome a que me sentará a su lado–.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro y Todoroki apoyó su cabeza sobre la mía mientras entrelazaba nuestras manos, acariciando la mía suavemente y lleve también la vista hacía la pantalla de su celular, estaba mirando unas fotos.
Embocé una pequeña sonrisa cuando apretó una en donde salíamos ambos, pero no pude evitar sonrojarme al ver que apretó otra foto donde solo salía yo riéndome y la puso de fondo de pantalla.
Aunque después de unos minutos, ambos levantamos nuestra vista de la pantalla al escuchar unos pasos que se acercaban, era Keigo. Nos levantamos del suelo para poder acercarnos hacía él, lo miré con una pequeña sonrisa.
—¿Hay algún lugar en dónde podamos hablar con calma los tres? No creo que aquí sea un bueno...
Apuntó con su mentón hacía uno de nuestros lados, si que volteamos suavemente hacía ese lugar, e hice una pequeña mueca al ver a Izuku, Mina, Uraraka y Kirishima pegados en los ventanales, obviamente para tratar de predecir nuestra conversación.
—Aquí no hay ningún lugar en donde se pueda hablar con calma –Susurré volviendo la vista hacía Keigo–.
