Capítulo 12. Mandado

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Pov. Merida

—¡Merida! —oí el grito de mi madre desde el piso de abajo.

—¿Qué pasó? —mencioné bajando las escaleras para encontrarla en la cocina.

—Necesito que vayas al supermercado por unas cosas para la cena —dijo mientras anotaba en un papel lo que necesitaba.

—¿Ahora? —exclame haciendo una queja echando mi cabeza hacia atrás.

—Pues si ¿No? Solamente que prefieras ir por tus hermanos al karate y yo voy por las cosas.

Tome rápidamente la lista de sus manos y tomar mis llaves que se encontraban en la mesa junto el dinero exacto.

—¿Eso es todo? ¿No necesitas huevos o algo más? —dije sonriendole caminando hacia la puerta.

—No, eso es todo.

Abrí la puerta para cerrarla detrás mío después de haber salido y poder dar un suspiro largo acomodándome la gorra que tome de la mesa.

"Que chantagista"

"Que flojera"

Comencé a caminar en la acera mientras jugaba en ella, hubiera ido más rápido si tuviera mi bicicleta pero tristemente se descompuso hace poco y todos los días se me olvida arreglarla. Bleenday, es un pueblo demasiado chico así que es fácil dirigirse y encontrar ciertos lugares, todos nos conocemos. Al llegar al supermercado, tomo un carrito y comienzo a recorrer los pasillos mientras tomo lo necesario.

"¿Dónde están los huevos?"

Entonces al momento de encontrar el café me doy cuenta que se encuentra en la parte de arriba del anaquel, el problema es que no alcanzo.

"Esto debe ser una maldita broma"

"Okey... Ahora el café"

Comencé a estirarme y a dar saltos para poder alcanzar el frasco, después de unos segundos me resigne mientras recargaba mi frente en el anaquel pensando en la excusa más evidente para decirle a mi madre del por qué no lleve café; sería demasiado patético llegar y decirle que no alcanzo por la estira de hobbit que me cargó. Pero entonces, oí unos pasos acercándose a mi para poder estirarse y tomar algo que se encontraba arriba mío.

—Hey aquí tienes —mencionó la voz a lado mío. Alcé mi mirada, era el chico de la fiesta.

—Oh muchas gracias —le sonreí mientras tomaba el frasco entre mis manos.

—Merida, ¿cierto?

—Si, nos conocimos en la fiesta de Halloween el viernes —mencioné depositándolo en el carrito.

—¿También te mandaron de compras? —pregunto tomando otro café para, de igual forma, dejarlo en el carro.

—Era esto o ir por mis hermanos —dije para después escucharlo reír.

—¿Tienes hermanos? Debe ser genial.

—Trillizos de hecho, y son todo un remolino de diabluras —comencé a caminar para que el empezará a hacerlo junto mío.

—Realmente no se lo que es tener un hermano de sangre, pero Jack pareciera que lo es con todo el tiempo que estamos juntos.

Seguimos platicando mientras nos ayudabamos a juntar la lista que nuestras mamás hicieron. A lo largo de nuestra conversación, nunca pensé que Hiccup fuera tan simpático, al parecer la imagen que tenía hacerca de él era lo bastante errónea a la que tengo enfrente. Al terminar nos dirigimos a las cajas registradoras para poder pagar y poder irnos.

—Dejame ayudarte con eso —mencionó tomando las bolsas de mi mano y seguir caminando.

—No es necesario que lo hagas, ¿Sabes?. Soy fuerte —dije alzando mi brazo para tocarlo y reír ambos.

—No lo dudo en lo absoluto, solamente que no sería muy caballeroso de mi parte —menciono para sonreirme y seguir caminando.

No sé el por qué, pero aquellas palabras pareciera que rebotaban en mi pecho como si lo hubiera escuchado en otra parte.

"Pero... ¿Dónde?"

A medida que caminábamos nos dábamos cuenta que teníamos algunas cosas que coincidíamos tanto en las que no.

—Bueno... Puedes dejarme aquí —dije tomando mis bolsas.

—¿Segura? ¿No quieres que te deje en tu casa?

—Es doblando la cuadra y pasando unas casa, además se te está haciendo tarde.

—Cierto —mencionó mirando el cielo sonriendo para después verme—. Espero volverte a ver Merida DunBroch.

—Opino lo mismo, Hiccup Haddock.

Entonces comencé a caminar para volver a voltear y notar que me estaba viendo con una sonrisa y despidiéndose con una mano, lo cual le correspondí.

"Vaya..."

Seguí caminando para llegar al fin a casa y encontrar a mis hermanos corriendo por todo el lugar; mostrándome sus nuevos movimientos de pelea que aprendieron junto a los gritos de mi madre de fondo.

—Ya llegué —dije dejando las bolsas en la mesa para que mi madre se acercará a ellas.

—Merida... —le respondí con un gemido—. No recuerdo haberte pedido latas de atún y juguetes para Angus —mencionó sacando las cosas y mostrándomelas.

"No puede ser"

"No puede ser"







"No puede ser"

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