28. La disculpa

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Entró a casa y la soledad de está, crea una atmósfera de soledad bastante pesada en estos momentos.

Subo a tomar un baño para remover el maquillaje, perfume y vino de mi cuerpo, al salir me detengo frente al espejo horrorizada al notar un notorio moretón formándose en mi mejilla izquierda, maldigo para mis adentros ¿Que se supone que le voy a decir a mamá?

Nunca he sido buena mentirosa, siempre termino soltándome a reír como una foca epiléptica. Es una maldición.

Me coloco mi pijama, que consiste en un short de seda y una blusa que hace juego y me siento en la cama a desenredar mi cabello cuándo, noto la pantalla de mi celular brillar y lo tomó.

3 mensajes nuevos.

Numero desconocido: Juli, soy Daniel ¿donde estas?

Numero desconocido: Estamos Buscándote.

Numero desconocido: ¿Donde estas? Responde

Suspiro.

Quiero ignorar el mensaje, quiero mandar al diablo todo lo relacionado con Danger y está noche por un segundo y dormir, Pero no puedo, Daniel no tiene la culpa de nada, tanto él como sofia solo han sido buenos conmigo, no merecen que pague mí rabia con ellos.

Tecleo en mí celular una respuesta.

Juli: Lo siento, me sentí mal y decidí irme, estoy en casa.

Daniel: ¿Que te ocurre? ¿Necesitas algo?

Juli: No, solo me maree, supongo qué por el vino.

Miento, a diferencia del vino que Ambar derramo en mí yo no roce ni una gota de alcohol está noche.

Daniel: ¿Quieres que vayamos?

Juli: No, estoy bien, solo quiero dormir.

Daniel: Esta bien, nosotros ya nos vamos, pero sí necesitas algo, escribeme ¿bien?

Juli: Esta bien, descansa.

Daniel: Descansa.

Tan pronto termino de hablar con Daniel, bajo a la cocina a preparar un té para dormir. No quiero pensar en nada, está noche la idealice como un pequeño pasó que daría mi relación con Danger, después de su discurso de esta tarde llegue a creer que yo de verdad le gustaba, pero me equivoque. Tal vez Ambar tenga razón, tal vez todos tengan razón, Danger no me conviene, él solo me decepciona, no le importó.

Suspiro.

Ya con el té en mis manos, me siento en el sofá a intentar relajarme, el calor eminente de la taza me reconforta y su dulce sabor baja por mí garganta calentando todo a su pasó.

Sin poder evitarlo los recuerdos de esta noche llegan a mi mente haciéndome sentir nostalgia. La indiferencia de Danger, su desconsideración, su obvio coqueteo con esa chica Chloe, las duras palabras de Ambar, los insultos de Chloe y Sandra, la bofetada, la humillación, los empleados mirándome disimuladamente con pena.

Todo eso llega en un segundo a mí memoria y mi corazón se comprime en mi pecho, sin poder retenerlas más, dejo salir mis lágrimas, tanto como quieran, ya nadie me ve, ya no tengo que fingir que no me duele.

Duele...

De la misma manera que dolió al darme cuenta que papá nos había dejado, pero esa vez tuve que ser fuerte, tuve que hacer mí sufrimiento de lado, fingir que no me afectaba, que no lo extrañaba, que no lo necesitaba, pero lo hacía y mucho. Aquella vez tuve que guardar mi dolor para mí para poder anestesiar él de mamá.

Pero ahora no, ahora no tengo a nadie a quién consolar y repetirle una y otra vez que todo va a estar bien y como sí una pequeña parte de mí lo necesitara, exploto, mis lágrimas corren por mis mejillas, el nudo en mi garganta se hace presente y ahí, en medio de la noche, acurrucada en mi sofá, me derrumbo, dejó que el dolor haga efecto y lloro, tanto cómo quiero.

Danger Significa Peligro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora