🌺《•Cap:26•》pesadillas...🌺

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||•Jisung•||

Minho ya no tenía golpes en el cuerpo que le impidieran caminar o moverse, estaba mejorando pero una extraña sensación de soledad aumentaba en mi interior al ver los extraños comportamientos de el peligris.

Últimamente él permanecía callado, nunca decía nada y parecía estar vacío, triste, molesto o quizás hasta perdido.
Mi mente no me perseguía por los golpes que le había dado, mi mente me perseguía por sus fríos compotamientos, sabía que no tenían nada que ver conmigo, sabía que todo esto era por la falta que le hacía su madre. Extrañamente aquello me dejaba completamente devastado y el temor compenetraba cada vez más mi cuerpo.

- Buen día, aquí le dejo su desayuno.

Grandes ojeras permanecían en su rostro, ahora estaba mucho más delgado y su apariencia física no era muy importante para él estos últimos días.

Se comportaba educado, parecía ya no tener nisiquiera ganas de responderme si algo no le gustaba, sólo agachaba la cabeza y aceptaba estar equivocado cuando le llamaba la atención.

Ahora mismo se encontraba parado frente a mí acomodando el desayuno encima de la oscura madera del escritorio.

Hizo una reverencia y me dio la espalda yendo con destino a la puerta.

- M-minho -llamé en tono suave.

Me gané toda su atención pero en su estado actual solo parecía estar aburrido y cansado hasta de hablar.

- ¿Quiere más azúcar? ¿Se equivocaron en la receta de las medialunas? ¿Las quería con crema? -Comenzó a preguntar sabiendo de forma perfecta cada uno de mis gustos a la hora de comer.

- No es nada sobre mi desayuno, es sobre ti minho.

- ¿Ocurre algo con mi comportamiento? ¿Le parezco irritante?

- no, solo siento que últimamente estás... Quizás un poco triste, cansado, no lo sé.

- Mi madre murió hace dos semanas, ¿quiere que ande saltando por toda la casa diciendo que amo mi vida y mi estado actual emocional?

Suspiré profundamente levantándome de la silla.

- Lo entiendo, solo creo que estas demasiado desanimado y eso me hace desanimar a mi.

- Pues no debería, no tiene que tomarle atención a esto, sigo haciendo mi trabajo como usted me manda, jefe.

Me acerqué a pasos lentos y cortos hacia él.

- Minho, ¿estás bien?

- si, lo estoy -bajó su mirada evitando la mía- tengo que ir a limpiar su habitación, ¿me da permiso de retira-...

Levanté su cabeza tomándolo del mentón delicadamente.

- ¿Puedo besarte?

Antes de escuchar una respuesta de su parte solo sentí sus labios encima de los míos.

Sus labios no se movían, más bien permanecían estáticos mientras hacía puntillas de pie para alcanzarme adecuadamente.

Lo tomé de las mejillas y moví mis labios de forma lenta encima de los suyos.
Cuando correspondió me sentí inquieto, me gustaba pero me parecía raro no ser rechazado por él.

De la nada comenzó a sollozar, se separó del beso y se lanzó en mis brazos buscando un poco de protección.

Acaricié su espalda y susurré a su oído que todo iba a estar bien repitiéndolo todas las veces que fueron necesarias.

||•Minho•||


Esas voces que me atormentaban sólo refrescaban mi cabeza noche tras noche recordándome la horrorosa muerte de mi madre.

"Tu padre la mató a golpes por tu culpa."
"Tu madre murió triste por tu culpa."
"Su vida asquerosa siempre fue por tu culpa."

Si, todo esto era mi culpa. Fue mi culpa no haberla rescatado antes de aquél violento suceso.

"Decidiste buscar tu propio bienestar olvidándote de la persona a quien supuestamente más amabas en el mundo."
"La desamparaste."
"La dejaste morir en su propia soledad, no hiciste nada por aquello."

Si, esas voces tenían razón, todo eso fue por mi culpa, por haberla dejado sola en manos de alguien a quien conocía, por haberla dejado en manos de alguien tan violento como él.

"También mereces morir."
"Mereces ser torturado hasta morir."
"Mereces dolor."
"Mereces todo tipo de cosas malas sin tu aprobación."

Otra vez me aturdian, otra vez su rostro aparecía en mi mente, un hombre tan repugnante, digno de todo tipo de maltrato violento.

Mi única opción fue volver al inicio de mi laberinto sin fin, volví a dibujar en mi propio cuerpo, volví a desquitarme conmigo mismo, me lo merecía.

- ¿puedo d-dormir contigo hoy? -Murmuré frente a su cama con el osito de peluche que había logrado rescatar de las cosas de mi madre.

- ¿Minho? -abrió sus ojos lentamente somnoliento- ¿qué haces aquí?

- t-tuve pesadillas, ¿puedo quedarme? -Repetí jugando con mis dedos.

- Claro, ven.

Me recosté a su lado, luego sentí sus fuertes brazos rodear mi cintura pegándome más a su cuerpo.

- ¿alguna vez te sentiste solo? -pregunté observando su rostro desde cerca en medio de la oscuridad.

- Nunca tuve tiempo suficiente como para sentirme solo -Respondió con voz ronca mientras sus ojos amenazaban por cerrarse gracias al sueño- ¿tú te sientes solo?

Todos los días de mi vida sentí aquél desolado sentimiento.
Porque la triste realidad era así, estaba solo, mi padre siempre amenazaba a mi madre impidiéndole llamarme, visitarme o buscarme.
Si, estaba solo, la horrible sensación de saber que si mueres el número de personas en el velatorio nunca pasaría de dos para arriba era doloroso.

Nunca me crié en un ambiente lindo, nunca me crié en un ambiente en donde mis padres se dieran cariño, se den regalos en sus cumpleaños, saliéramos juntos a caminar o fuéramos a tener una cena en cualquier restaurante.
Mi niñez solo tiene pocos recuerdos con mi madre, ella nunca fue la "mala" de la película, ella siempre fue la que intentó protegerme poniéndose delante mío, prefirió recibir los golpes más fuertes ella por salvarme a mí pero mi padre la encerraba en una habitación sin ventanas, sin cama, sin calefacción, sin absolutamente nada, por lo tanto era imposible verla mucho tiempo.

Cuando cumplí los diecisiete me sentí disconforme completamente con mi vida a pesar de ser tan joven, creía que ya había pasado de todo, que todos los sentimientos de ira y de tristeza ya los había sentido, que ya mi vida no tenia el sentido suficiente como para no querer terminar con ella.

La vida era aburrida, solo tienes que trabajar toda tu juventud como un jodido cerdo, perder la mayoría del dinero en pagar los impuestos, esforzarte en conseguir un hogar, gastar muchísimo dinero al año por tus necesidades como humano para que al final terminemos perdiendo todo al morir, sin llevarnos ningún tipo de riqueza a la otra dimensión.

Pensar en aquello solo me desanimaba más, nunca tuve novia o novio, nunca tuve a alguien que me quiera tanto como mi madre, mis días siempre fueron tristes desde que tengo memoria, nunca viví feliz.

- No, no me siento solo -Mentí descaradamente.

- sabes que cualquier cosa cuentas conmigo.

- mh, entiendo.

Cerré mis ojos y sentí paz despues de mucho tiempo.

Los brazos de Jisung eran tan cálidos.

Jefe Han | Hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora