🔪 C A P I T U L O 18 🔪

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James

Estaba harto de que Mark fuera tan aburrido, así que decidí salir a divertirme por mi cuenta.

—¡Basta! –dijo Mark tratando de mantenerse consciente.

Ignorando cualquier suplica, salí de todos modos.

Ahora podía sentir el lugar, el olor a cigarrillos y sexo llenó mis fosas nasales. Mi corazón revoloteo.

Este era el lugar perfecto para darme rienda suelta. Solo tendría que sentarme y esperar. Las personas no tardarían en acercarse a mi como viles moscas a la comida.

Al parecer mis pensamientos eran correctos pues la castaña frente a mi, me miraba insitante.

Miré a mi alrededor. No habían cámaras de seguridad y tampoco gente pendiente de mi, aparte de esta chica. Todos estaban ocupados restregandose como gatos.

Clave mi mirada en la chica, toqué mis labios y como si jugáramos Simón dice ella me copió, ella metió los dedos dentro de su boca y babeo toda la extremidad de estos. Separé mis piernas y acaricié mi regazo. Ella hizo lo mismo y disfruté la vista de sus bragas asomando por su falda.

Me levante del mueble y me dirigí al estacionamiento. Me oculte detrás de un árbol y vi salir a la castaña. Camino hasta acercarse a los automóviles y aproveche su cercanía.

—Me pareces un poco decepcionada –solté y ella volteó a verme sonriente– ¿tienes auto? Vayamos a un lugar mas privado.

Ella buscó su coche y yo subí no sin antes fijarme de que nadie me viera. Condujo unos minutos mientras yo acariciaba su cuerpo con avaricia.

Al fin llegó a un motel llamado socialyte. No baje del carro hasta que ella me abrió. Desde el carro ella había pedido una habitación así que cuando baje del carro ella me arrastró hasta la habitación.

Observe las cosas adentro. El reflejo de las esposas salpicó mis ojos y el deseo invadió mi cuerpo.

La castaña se hallaba desnuda sobre la cama, tocándose ante la anticipación.

Me acerqué a ella y recorrí su cuerpo desde sus piernas hasta su rostro con las yemas de mis dedos. Sentía mi cuerpo pedir más, así que tome las esposas que tanto me llamaba y espose las manos de la castaña al respaldo de la cama.

—Daddy –gimió ella.

Me separé de ella ante su mirada que pronto cambio a una contemplativa.

Tome una correa con una bola en el centro y la coloqué en su boca.

Tomé mi bolsa, y ahí estaba, mi navaja preferida, camuflajeada como un peine. Presioné el botón y la navaja salió en una hermosa hazaña.

La cara de la castaña palideció.

Recorrí con la navaja su abdomen y paré en sus senos. Hacía un rato que quería descubrir que había dentro de ellos.

Hice un corte.

Hilos de sangre recorrieron el abdomen de la mujer. Miré extasiado mientras la mujer se retorcía y soltaba gemidos de dolor, las lágrimas recorrían su mejilla y comencé a reír.

—No eres linda cuando lloras –dije mientras clavaba mas profundo en su seno– deja de hacerlo.

Me impacientaba ver las lágrimas correr por su rostro. Decidí seguir con mi trabajo. Comencé a grabar una “J” en su estomago.

Sus lágrimas y sollozos se hacían más fuertes. Y eso me enojaba en sobremanera.

—Talvez si te saco los ojos dejes de llorar –la mirada de la castaña se volvió presa del pánico. 

Me quite la ropa. Quedando completamente desnudo. Me volví a acercar al cuerpo preso de miedo de la castaña.

Clavé la navaja en uno de sus ojos, retiré la navaja dando un leve giro a esta mientras lo hacia y el ojo de la castaña salió acompañando a mi navaja.

La castaña se retorcía sobre la cama. Su garganta emitía gritos ahogados.

Admiré el globo ocular, era bello, ahora que lo veía mas de cerca se tenían de un lindo color avellana.

Saqué el segundo ojo.

—Debería ayudarte a liberar tu garganta.

Dicho esto clavé la navaja en su yugular y luego la saqué al instante, la sangre salpicó en toda mi cara, y mi cuerpo desnudo. Lamí la sangre que salpico en boca.

—Ya no eres tan divertida –me levanté de la cama y me dirgí a la ducha. Encendí la regadera y deje que esta acariciara mi cuerpo y se llevara toda la sangre con ello.

Al salir me vestí y me di la libertad de usar la secadora para cabello, sin importarme en lo absoluto si dejaba o no mi huellas. Al fin y al cabo, las únicas huellas que encontrarían serían las del Mark Tuan que murió en un incendio junto a sus padres.

Salí de aquel lugar y encendí mi celular

Mark
Ven por mi a la discoteca se volvió aburrido. 1:32am


Jackson
Lo siento, veía una película, ahora voy por ti 1:50am

Hombre Perdido MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora