Epílogo (La carta de Mark)

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"Hola Jack este es Mark. He querido
expresar en una simple carta todas la cosas que mo te pude decir mientras estuve a tu lado y las cosas que mi corazón guardo con el fin de seguir viviendo una vida tan hermosa aun sin ti, aunque a este punto, el pasar un segundo sin ti se ha vuelto el peor castigo que un ser humano me ha podido poner.
¿Hace falta decir como te amo? Desde la primera vez que te vi hasta hoy solo he podido pensar en lo hermoso que eres y en lo mucho que quiero estar contigo.
Aun puedo recordar todas esas veces que me tocaste y pude sentir nuestros cuerpos rozar, el olor de tu piel y el sabor de tus besos. Las noches en las que nos unimos más que sexualmente, cuando me hablaste, cuando me mostraste que el mundo no es completamente una mierda, cuando te volviste el hombre que más amo en esta tierra.
A tu lado, no importa quien sea, es una mierda, quisiera que, si en el infierno pasara cosas horribles, poder recordar tus hermosos hilos de cabello, esos castaños que decoraban tu frente después de una ducha, los que podía acariciar hasta saciarme de tu belleza al dormir, ese tacto sedoso y oloroso que abrazaba mi corazón con ímpetu y le daba calor a mis mejillas; tus hermosos ojos café, aquellos en los que me podía perder por horas notando sus más pequeños detalles, como ese pequeño destello en miel que adornaba tus pupilas, la forma tan hermosa en que estas brillaban cuando me veías, aquellos donde podía nadar descubriendo tus emociones más brillantes con una mirada, comunicándonos más con miradas que hacían simples a las palabras y que adornaban nuestros rostros con un precioso color carmín, aquel color carmín con el que te veías tan precioso, tan real.
Nunca querré olvidar tu preciosa nariz, aquella curva tan hermosa que adornaba perfectamente tu lindo rostro y pronunciaba tus mejillas firmes y perfectas, adoraba la forma en que arrugabas la nariz de forma testaruda cuando conseguias lo que querías, haciendome querer verte como un niño de nuevo, para cuidarte y protegerte de todo el mal que pudieras tener. Esa hermosa nariz que olfateaba cada rosa regalada, como si estas tuvieran el olor mas exquisito nunca antes sentido, como si el inhalar esas rosas te diera más años de vida, como si aquellas rosas fueran lo más preciado en la tierra.
Quisiera tambien recordar tus hermosos labios, tan rojos como si la sangre se amontonara en ella aproposito, tan abultados como si hicieras un eterno puchero, como si estuvieran hinchados de ternura, tan perfectos y suaves, que con cada beso me hacían mirar el cielo y tenía la sensación de poder tocar las estrellas, besandolos, me convertía en un astronauta, aquel que quería vivir siempre en la luna a la que tus besos me llevaban. Las finas arrugas que se formaban en tu rostro al sonreir, mientras dejabas al acecho tu blaca hilera de dientes, la vez que me enseñaste como tu lengua podía partirse en tres o como me decías al oido tantas cosas bonitas, como expresabas con poemas lo mucho que me amabas y las grandes y afinadas carcajadas que sonaban cuando jugabamos. Extrañaré verte dedicarme esa sonrisa enamorada que podía ver en exclusiva para mi, aquella que significaba que todo estaba bien, que tu estabas bien, que yo estaba bien, que el mundo estaba bien, que tu y yo estabamos bien, que lo bueno estaba bien, que lo malo estaba bien, que mi vida estaba bien.   
Quiero llevarme al infierno el recuerdo de tu cuello blanquecino, las marcas entre una galaxia morada y roja que disfrutaba tanto poner en el, la manera en que lo estirabas al terminar un día demasiado cansado, la forma en que este vibraba cuando cantabas con esa voz tan hermosa que me arrullaba, que ponía de rodillas hasta a la persona más fuerte, hasta el hombre más macho, solo por disfrutar de la grata fortuna de tu voz, la forma en que tu manzana de Adan bajaba sin verguenza ante mi mirada atenta cada vez que tragabas, dejandome sin aliento, simplemente como un liquido desparramado en el suelo.
Quiero tener por siempre tus manos, aquellas que enrrollabas alrededor de tu taza favorita de café por las mañanas, aquellas con las que peinabas tu pelo rebelde despues de una noche de cama, aquellas que sabían hacer tantas cosas maravillosas con mi cuerpo y tan mágicas en la sala, esas hermosas manos con las que acariciabas mi cuerpo como si fuera un fina pieza de arte en exhibición, como si pudiera romperme si tocabas demasiado fuerte, aquellas manos con las que intentaste aferrarte a mi, incluso en el ultimo día que pudimos mantenernos juntos, ante la adversidad, aunque hallamos fallado totalmente en el intento. 

Tu eres quien sabe quien soy, en el fondo sabes lo malo que soy, mi ambición es grande, mis problemas también. Sin embargo, alguien como tu, decidió estar con alguien como yo, me aceptaste sin juzgarme una sola vez, incluso cuando a partir de hoy lo unico que puedo darte es dolor. Incluso si la poca felicidad que disfrutamos tenía un pequeño sabor amargo.

Entonces, espero que en alguna vida podamos encontrarnos y amarnos, como personas sinceras, que no jueguen trucos, ni colecciones calaveras. Podamos dar y recibir todo aquello que se frustró aquí, enfermarnos de amarnos tanto, tenerte como un alma gemela junto a mi, por toda una vida.

Quiero que sepas que en esta vida, gracias a ti, me da la impresión de estar lejos de este mundo de locos, me da la impresión de ser libre y poder vivir feliz, por que escribo cuando te equivocas y rio cuando bailas y vivo cuando cantas y por todo eso te digo:
Te amo."

Al terminar de leer la carta Jackson sentía su corazón siendo golpeado y aplastado, la soledad invadía su vida sin su permiso y no había ser humano que pudiera quitarle tan grande dolor del corazón. Las lagrimas se escapaban, manchando sus mejillas y los sollozos sonaban mas fuerte de lo que deberían. Era la décima vez que leía la carta. No comía, no salía. Esperaba la muerte y sin embargo, esta venía en burro, pues su agonía hacía su espera más tortuosa. Vivir sin Mark había sido el peor castigo, y enterarse de cuanto se amaban lo hacía aun peor.

Entre lagrimas y sollozos durante su espera, Jackson se dio cuenta, Mark era un ser tan horrible que se merecía el infierno, el, Jackson, había vivido toda su vida respetando a Dios, había cuidado a los demás, había dado tanto sin esperar nada a cambio, había redimido todos sus pecados cada domingo en la iglesia, Mark iría al infierno, pero el, en cambio iría al cielo.
Incluso si cabía una pequeña posibilidad de que el cielo y el infierno no fueran reales, Jackson no quería arriesgarse a que incluso después de la muerte, tuviera que vivir lejos de Mark. Jackson no tuvo que pensar mucho antes de descubrir cual era el pecado que quería cometer. Aquel que tenía tanto sentido y era tan perfecto que no quiso esperar mas. Por primera vez en un veintiocho días Jackson había salido de su habitación, sin embargo, había ido directo al baño. El agua del grifo comenzó a hacer ruido al golpearse contra la bañera que poco a poco comenzó a llenarse de aquel líquido cristalino, Jackson esperaba pacientemente fuera de esta y tarareaba una canción mientras se vestía con el traje blanco que tanto le gustaba a Mark y se afeitaba la barba. Jackson estaba tan concentrado en afeitarse que no se dio cuenta que la bañera estaba lista hasta que comenzó a rebosar y mojar todo el piso. Entonces, Jackson cerró el grifo y se metió a la bañera. Entonces enterró la afilada cuchilla en su muñeca izquierda, haciendo caer inmundamente hilos de sangre que tintaban el agua cristalina en rojo cautivador, gracias al agua, la sangre no lograba coagular y la heridas no cicatrizaban. De repente Jackson tuvo sed, quería tomar agua, comenzaba a sentirse débil e inquieto, su respiración era agitada y sin embargo, esto no era mas que el comienzo, pues al perder dos litros de sangre Jackson comenzó a sentir un frio congelante, la habitación daba vueltas, su piel comenzaba a perder el color y empezaba a sentirse confundido. Jackson esta completamente asustado y aterrorizado, le asustaba la muerte, comenzó a intentar cerrar sus heridas, el pánico pudo tanto que intentaba recolectar su sangre y tragarla, para no desangrarse. Sin embargo, Jackson pudo llegar a la ultima fase, besándole los labios a la muerte, respirando con dificultad y y teniendo la mirada perdida en un rincón de la habitación.

"Yo también te amo"

Susurró antes de que su cuerpo entrara en shock y su corazón colapsara. Quedando su cuerpo sin vida, la habitación tenía un sofocante olor a sangre y habian rastros de lo que había sido en cada centímetro de ella.

Más tarde en la noche, el cuerpo de Jackson Wang fue encontrado sin vida por uno de sus amigos cercanos que le había estado llevando comida las ultimas semanas, y a su lado una nota que decía:

"Perdóname mamá, Perdóname papá. Yo solo quería asegurarme de poder ser feliz, algún día, con él."

Hombre Perdido MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora