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"¿Entonces estáis juntos?" preguntó Jimin, mientras Taehyung doblaba algunas camisetas, preparando su bolsa de piel.

El rubio negó con la cabeza. "No estamos saliendo." le dijo, bajo la confundida mirada del pelirrosa. "No lo hemos oficializado. Pero quiero estar con él." aseguró, con una sonrisa tímida.

El pelirrosa asintió. "Eso es genial, Tae. Ojalá te lo pida pronto y seáis muy felices." le deseó, dando pequeños saltos emocionado. 

"Ojalá, Chim." murmuró el otro, mordisqueando su labio inferior entre sus dientes. 

Park llevó su vista a la bolsa sobre la cama "¿Vas a ir a casa?" preguntó, y el rubio asintió con la cabeza.

"Quiero ver a mamá" le dijo, encogiéndose de hombros.

"¿Le has hablado de Jungkook?" preguntó Jimin con una ceja alzada en una mueca divertida.

"No. Pensaba hacerlo este fin de semana, quizá." se encogió de hombros. "Si quiero estar con él tengo que asegurarme primero de que mi padre no va a intentar separarnos. Y para eso necesito a mi madre, ya sabes que ella me apoya." explicó, y el pelirrosa asintió.

No le cabía en la cabeza cómo una mujer tan buena como era la Señora Kim podía estar casada con semejante monstruo.

"Si necesitas que vaya a por ti o cualquier cosa solo tienes que llamarme." le aseguró, y el rubio asintió.

"Lo sé, Minnie." dijo, y el contrario sonrió.

"Tengo que ir a preparar mi bolsa, nos vemos en un rato, ¿vale?" se despidió, ya junto a la puerta.

"Claro, nos vemos." se despidió el rubio, viendo a su amigo cruzar el umbral de la puerta.

Estaba tan distraído recogiendo algunas cosas que no fue consciente de que había alguien más en la habitación hasta que sintió unos brazos rodear su cuerpo desde atrás. El aire murió en sus pulmones y el pánico corrió por sus venas, hasta que reconoció el tatuaje en el brazo de su atacante y su perfume inundó sus fosas nasales. 

"¡Me has dado un susto de muerte, puto imbécil!" chilló, girándose para encarar al azabache, que reía sin pudor alguno.

"Perdón, perdón." se disculpaba, todavía riendo.

"Vete a reírte de tu puta madre, gilipollas." bufó el rubio, girándose de nuevo.

Jungkook frunció el ceño, antes de agarrarlo por la cintura y obligarlo a mirarle.

"Lo siento, no pretendía asustarte." susurró, manteniendo sus frentes juntas. "¿Puedes perdonarme?" pidió, con voz dulce.

"Puedo, pero no quiero." contestó el rubio con una sonrisa inocente.

El pelinegro puchereó. "¿Y si te doy un besito de disculpas?" intentó, con ojos inocentes.

"No quiero tus besitos." negó el menor, pero estaba sonriendo.

"¿Seguro que no?" inquirió el azabache, con las cejas en alto.

"Seguro." confirmó el rubio, tratando de verse impasible ante la cercanía del pelinegro.

Jeon sonrió, y pegó sus bocas  en un contacto escaso pero suave, rozando su nariz con la contraria, aprisionando el belfo inferior del menor entre los suyos cuando este suspiró.

"Te voy a echar de menos como no tienes ni idea, Kim." murmuró, pasando su nariz por el cuello contrario con un movimiento suave.

Taehyung rió. "Solo son dos días, Jungkook." le recordó, y el azabache bufó.

"Me da igual. Te voy a echar de menos." insistió, y el rubio le revolvió el pelo con cariño.

"Yo  también te voy a echar de menos, gruñón. Anda vamos para abajo que tu madre me va a coger manía por hacerte llegar tarde." le dijo, cogiendo su bolsa y moviéndose hasta la puerta.

Jungkook bufó. "Mi madre te adora."

"Por ahora, y no quiero que eso cambie." sonrió el menor, mirándolo desde el ascensor.

Jungkook negó con cabeza, y justo antes de que llegasen a su destino, Taehyung le dio un beso rápido, separándose cuando las puertas se abrieron, antes siquiera de que Jungkook pudiese reaccionar. "Nos vemos, Jeon." susurró sonriendo de forma inocente antes de salir del ascensor, y el mayor observó como su figura lo dejaba atrás, cruzando tranquilamente la puerta de entrada de la institución.

Cuando, minutos después, Jungkook se metió de nuevo en el ya conocido Audi negro de su madre, todavía estaba distraído por lo ocurrido con el rubio.

Su madre lo observó a través del cristal, con la ceja derecha en alto y mirándolo con burla "¿Y esa carita de adolescente enamorado? ¿Tiene algo que ver con que Taehyung haya salido hace unos minutos sonriendo mucho?" quiso saber, y su hijo bufó, con las mejillas rojas.

"Claro que no." dijo, y la Señora Jeon sonó sonrió, arrancando el coche.

"Ya...Seguro que no." afirmó, dándole una última mirada al azabache antes de que este se pusiese los auriculares y desviase su vista a la carretera.

Pensó en Taehyung. En su bonita sonrisa, en sus ojos dulces, y en como su corazón se aceleraba violentamente cuando lo veía, tan bonito y brillando como nadie, iluminando absolutamente todo a su paso.

Taehyung era un pequeño ángel caído en la Tierra. Con una luz brillante, que se había visto tristemente opacada por la oscuridad de los dolorosos momento que había tenido que pasar, pero para Jungkook él nunca dejaba de brillar. Jeon estaba dispuesto a proteger su luz, a mimarlo y hacerle ver lo bello que podía ser su futuro si ambos soltaban sus pasados.

Cuando esa noche, después de cenar, se tumbó sobre la cama y cerró los ojos, recordando como una semana antes Taehyung y él habían dormido juntos sobre ese mismo colchón, se le hizo imposible no sonreír.

Sonrió hasta que sus labios no pudieron más, y acarició la almohada con su mejilla.

Estaba feliz. Jodidamente feliz de tener al rubio a su lado. No podía esperar a que ambos estuviesen juntos oficialmente. No podía esperar a volver a besarlo. Apenas habían pasado unas horas desde que lo vio por última vez y ya lo estaba extrañando como la mierda. Después de tanto tiempo, tenía la felicidad acariciando la punta de sus dedos, y era incapaz de no estirarse a atraparla entre sus falanges.

Fue por eso que, cuando el domingo por la tarde, vio a Taehyung bajar de un coche blanco con los ojos rojos y temblando en llanto, la realidad le cayó como un balde de agua fría mientras corría a atraparlo entre sus brazos.

 Butterfly [kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora