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Jungkook corrió hasta él de forma desesperada, atrapándolo entre sus brazos cuando estuvo frente a él. La angustia recorrió cada poro de su piel, y la realidad le recordó cruelmente que ellos aún tenían un largo camino que recorrer hasta que todo fuese felicidad en sus vidas.

"Tae, Tae ¿Qué pasa?" murmuraba desesperado, mientras  el desolado rubio solo sollozaba contra su pecho.

El azabache vio como una mujer bajaba del mismo coche del que había salido el menor, y supo que era la madre de Taehyung en cuanto vio sus  brillantes y expresivos ojos. Eran iguales que los de Taehyung, pero estaban cargados de dolor y un ápice de miedo.

"¿Eres Jungkook, verdad?" preguntó, y el azabache asintió, todavía sosteniendo a Kim entre sus brazos. La mujer sonrió. "Se queda en buenas manos, entonces." le dijo, y Jeon seguía sin entender qué demonios estaba pasando. "Cariño, escúchame. Tengo que irme ahora, ¿vale? No te preocupes por mi. Te llamaré en cuanto esté en casa de su tía." se dirigió a si hijo, que salió de su escondite en el pecho del pelinegro para asentir, mientras su madre le acariciaba los cabellos rubios. Jungkook estaba empezando a ponerse nervioso ¿Qué diablos estaba pasando para que Kim estuviese en ese estado? "Un placer, Jungkook." se despidió antes de volver a entrar en el vehículo, apenas dándole tiempo al azabache a responder aturdido antes de desaparecer calle abajo.

Jungkook llevó al rubio hacia la habitación como pudo, mientras este no dejaba de temblar bajo su agarre. Una vez hubieron llegado lo llevó hasta su propia  cama, sentándose ambos sobre ella mientras el azabache lo acariciaba suavemente, haciéndole saber que estaba allí para él. Ni siquiera recordaba lo enormemente doloroso que era ver a Taehyung en ese estado. Tan perdido. Tan vulnerable.

"Taehyung... ¿Qué ha pasado?" preguntó, mientras le limpiaba las lágrimas con el dorso de su mano.

 "Lo sabe todo, Jungkook..." murmuró, y el pelinegro lo miró con confusión. "Mi padre estaba en casa. Discutimos, y mi madre apareció justo cuando estaba a punto de levantarme la mano... Mi madre le ha pedido el divorcio, Kook. Le ha dicho que no va  a permitir que vuelva a hacerme daño. Yo... He roto su matrimonio, hyung." murmuró, dejando caer su cabeza sobre el hombro contrario.

"Taehyung... Eso no es verdad, tú no has roto nada. Tu madre ha abierto los ojos y se ha dado cuenta del monstruo con el que estaba casada." lo consoló, acariciándole el pelo con parsimonia. "Es lo mejor para ella y es lo mejor para ti. Él no va a volver a hacerte daño..." murmuró, y por el tono de su voz Taehyung supo que se trataba de una promesa.

"Tengo  miedo, Jungkook... ¿Y si le hace daño a ella?" cuestionó, con los ojos llenos de temor. "Va a irse a casa de mi tía, pero tiene que ir a recoger algunas cosas primero. Yo no me perdonaría que la dañase por mi culpa. Es la mujer a la que más amo." susurró desolado.

"Tu madre sabe cuidarse bien, Kim. Y a verás como llama pronto, y en nada todo esto habrá acabado, y tú y yo pasearemos de la mano por delante de todo el mundo." murmuró, acariciándole la espada. Taehyung sonrió.

"Me gustaría mucho eso..." confesó, y Jungkook agarró sus mejillas, besándolo despacio.

Y Taehyung se sintió vivo de nuevo. Sintió como el miedo y el dolor desaparecían. Porque cuando Jungkook lo besaba no había sitio para nada más que ellos dos. Eran ellos dos contra el dolor, ellos dos contra todo.

"Hyung... ¿Puedes cantarme?" pidió cuando se separaron, y Jeon fue incapaz de negarse a esos ojos inocentes que lo miraban brillosos. Taehyung era tan puro... 

"Claro que sí, mi amor." murmuró, dejando un beso sobre su nariz antes de colocarlo sobre sus piernas, mientras le acariciaba la espalda y el rubio reposaba su cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro del azabache.

No pienses en nada
No digas nada, ni siquiera una palabra
Sólo dame una sonrisa

Taehyung cerró los ojos, dejándose acariciar por el azabache.

Todavía no puedo creerlo
Todo esto parece como un sueño
No trates de desaparecer

La voz del azabache lo tenía hipnotizado, ¿Cómo podía hacerle sentir tan a salvo con solo sus labios?

¿Es verdad? ¿es verdad?
Tú, tú
Eres tan hermoso que tengo miedo
Falso, falso
Tú, tú, tú 

Jungkook cerró los ojos también, dejándose llevar por el tacto del rubio y por su respiración dulce contra su cuello.

¿Te quedarás a mi lado?
¿Me lo prometes?
Si suelto tu mano, volarás lejos y te romperás
Tengo miedo, miedo, miedo de eso

Todo se sentía tan íntimo en ese momento que Kim no era capaz de pensar en nada que no fuese Jungkook. Jungkook y su sonrisa. Jungkook y su voz. Jungkook. Su Jungkook.

¿Detendrías el tiempo?
Si este momento pasa
Será como si nada hubiera pasado
Y te perderé
Tengo miedo, miedo, miedo de eso

Mariposa, como una mariposa
Justo como una mariposa, mariposa
Mariposa, como una mariposa
Justo como una mariposa, mariposa

Cuando Jungkook juntó sus frentes justo antes de la última estrofa Kim lo entendió todo. Entendió que, por mucho que tratasen de convencerse de lo contrario, su destino era estar juntos. Sin padres homófobos, sin pasados dolorosos. Solo ellos dos. 

"Te quiero como no tienes ni idea, Kim Taehyung." murmuró Jungkook, y Kim se sintió el hombre más afortunado del mundo entre sus brazos.

"También te quiero, Jeon Jungkook." susurró sonriendo, y sus ojos eran la galaxia más hermosa que el azabache había tenido nunca la dicha de observar.

"No sabes lo jodidamente contentas que están las mariposas de mi estómago de oír eso." sonrió el pelinegro, y Taehyung le devolvió la sonrisa también.

"Las mías también están contentas también." le aseguró.

"¿Sí?" inquirió el azabache, y Taehyung le acarició la nuca con parsimonia, mientras las manos contrarias se enredaban en torno a su cintura.

"Sí." afirmó, antes de unir sus labios en una promesa silenciosa. 

Ellos eran dos mariposas. 

Heridos, con sus alas frágiles y sin conocer su rumbo. Pero Taehyung sabía que, mientras estuviesen juntos, daba igual a dónde se dirigiesen. Sus días estaban contados, y ellos volarían juntos hasta que sus  viejas y desgastadas alas se lo impidiesen. Y, entonces, cuando no fuesen más que dos ancianos en su lecho de muerte, sabrían que habían volado lo más alto que su camino les había permitido. 

Juntos.

Para siempre.

 Butterfly [kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora