Capítulo 15 - La Flor y el Corazón

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Otro Barco arruinado, al menos en esa ocasión sólo estaba colgando a varios metros de altura en un árbol. No hubo ningún Tiburón de por medio y nadie casi pierde la pierna. Ahora sólo había un montón de Guerreros y Civiles caminando como zombies dentro del susodicho. Xóchitl percibió el olor a Flor de Ololiuhqui en el aire y se tapó la nariz y boca al instante. Esa Flor era usada para crear fuertes alucinaciones, pero en esos momentos sentía que no era un hechizo y nada más, el olor a Ololiuhqui quemada era como si formara una espesa neblina por todas partes.

—Punto de Choque, estamos en una entrada al Octavo Reino del Mictlán, Apanohualyán, la Casa de la Neblina—dijo Celeste, la pequeña alumna de Daniel—, tome. Es flor de Yauhtli, mastíquela antes de que tenga efecto, hará que se libere del encantamiento.

Xóchitl tomó la flor y comenzó a masticarla resistiendo las arcadas de asco. La niña parecía la única que logro bajar del Barco, cargando a Lea en brazos. Lea iba parpaeando con dificultad, adormilada y casi sin vociferar ninguna maldición. A ella debía afectarle más el Ololiuhqui debido a su sentido del olfato. — ¿Dónde están los demás?

—Pocos nos dimos cuenta del Punto de Choque, la mayoría están encantados arriba del Barco. El Comandante provisional, Edgar, decidió quedarse a cuidar que todos los que están bajo el encanto no sufran ningún daño. El resto está explorando el sitio buscando un camino en el que podamos seguir de forma segura.

Eso sonaba a un plan sensato, el problema era que sólo existía un camino que seguir, y era llegar a la Muralla de Ahuehuetes. —Quédate aquí, Celeste. Y cuida de Lea, creo que la Flor la está afectando mucho más a ella por su olfato.

Xóchitl sacó su mapa y empezó a caminar con un arma rudimentaria debido a su falta de flechas, un machete de obsidiana y jade. El Mapa se desdibujaba constantemente hasta convertirse en un manchón amarillo sin forma, sólo dos formas se mantenían: Dónde ella caminaba sólo siluetas vagando, pero más allá de un punto, un sitio lleno de símbolos de Bestias y Amenazas potenciales. Tendrían que llegar por otros métodos. Al alzar la vista buscando Estrellas que pudieran guiarla, se encontró con una capa impenetrable de Neblina que no permitía ver nada. Siguió caminando buscando una forma de ubicarse, hasta que se dio cuenta de que estaba dando círculo sobre sus pasos desde... No tenía idea de cuánto tiempo. Lo peor, estaba segura de llevar horas escuchando el sonido de algo siguiéndola.

La estaban siguiendo.

Pero ¿En dónde estaba? El bosque era enorme, era un bosque sí. Pero ¿A dónde debía ir? ¿Qué bosque era ése? ¿Dónde se encontraba? ¿Dónde estaba Ale? ¿Estaba en el Cerro dónde vivía Ale con su abuelita? ¿Quién la estaba siguiendo?

—Es una pena no tener el honor de enfrentarte como debe ser— ¿Quién había dicho eso? Se detuvo viendo quién estaba hablándole. Un hombre... Una silueta en forma de hombre. Su piel era gris como cemento, e igual de quebrada. Sus piernas eran largas y eran las de un guajolote. Manos alargadas que terminaban en garras largas y oscuras. En medio de su pecho una pequeña abertura dejaba ver su corazón Su cabeza era... Su boca eran puros colmillos sin encías, que babeaban algo verde. No había nariz, no había oídos, no había cara, sólo una máscara de cristal negro que cubría desde el frente hasta la nuca—. Más sabiendo que destruiste el Tren de mi Sacerdote y fuiste la que le dio Caza a Cihuacóatl. Pero, claro, como una Venganza contra la mocosa que me mantuvo preso en el Tren de los Muertos y el Onceavo Cielo, no está nada mal asesinarte así.

El brazo del hombre se convirtió en una cuchilla negra.

— ¿Vas a matarme?

El hombre sonrió y movió su brazo directo hacía ella. El brazo fue cortado a la mitad por un hacha, y el hombre salió volando por una patada. Seguía viva, eso debía ser bueno. Delante de ella su papá comenzó a agitarla de los hombros.

Los Guerreros del Quinto Sol III: Imperio RenacidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora