Capítulo 13 - Punto de Choque

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—Veneno de Cipactli—pronunciaba débilmente Luna en la espalda de Daniel—, veneno de Cipactli—decía una y otra vez en tonos débiles. Daniel había tenido que usar un poco de extracto de flores calmantes para lograr que Luna conciliara sueño. O al menos un estado de relajación excesivo que la mantenía adormilada. Cosa que no podía permitir, pues de hacerlo, la transformación se aceleraría aún más.

Se maldecía constantemente por no haberse dado cuenta antes. Por eso Luna estaba tan distante con todo el mundo. Por eso había estado tanto tiempo al lado de Citlalli. Por eso le costaba tanto trabajo encontrar su Tonal al dormir. Habían tenido que hacer, que digerir, que procesar, habían pasado por tanto dolor, y sin embargo aún eran ciegos al dolor de los demás. Todas las señales habían estado allí.

Pero no se tomó la molestia de unir las piezas hasta esos momentos.

Luna empezó a hablar en náhuatl, eso sólo pasaba cuando estaba perdiendo la conciencia.

Eso sólo lo complicaba más, debía encontrar ese Veneno de Cipactli con urgencia. Fuera lo que fuera, sonaba peligroso. Tóxicamente peligroso. Que Luna soltará palabras como "Muerte", "Asesinar", "Putrefacción" y "Sangre" no lo hacía sentir mucho mejor.

—...Chicomóztoc...

Daniel reconocía esa palabra, conocía la historia de ese sitio.

La Cueva de los Siete Pueblos, el sitio de dónde surgieron los Siete Pueblos Nahuas que pablaron el país... O algo así. Si era algo así, al menos tenía la certeza de que un sitio con ese pasado podría ser detectado por su vista. No podía usar mucha magia, de lo contrario acabaría cansado y no podría salvar a Luna.

Cueva de los Siete Pueblos y Veneno de Cipactli.

Su sonrisa fue borrada al escuchar los pasos asediándolos.

Ése era el Punto Choque de realidad y sueños, allí todo lo deseado o temido se materializaba. Ese sonido sonaba más a la segundo.

Decidió sólo seguir caminando, pese al temblor de sus piernas debido al cansancio.

Pese al dolor constante en su pecho.

Luna—pronunció una voz con eco—, no fuiste lo suficientemente fuerte, Luna.

Fernando el Ex, apareció traslúcido a la luz, envuelto en Neblina.

Luna comenzó a llorar a escuchar las palabras de Fernando.

Cuando Fernando se acercó, deformó su expresión al ver a Daniel. Él hizo la misma cara al verlo de frente. Luna lloraba enterrando sus garras en los hombros y pecho de Daniel. Fernando hizo aparecer un macuahuitl, a lo que Daniel respondió invocando el propio e incendiándolo.

Fernando dio una estocada que Daniel bloqueó por muy poco.

El Ex se movía con total fluidez, comenzó a correr a su alrededor para distraerlo y dar un ataque severo. Momento que nunca llegó porque terminó convertido en humo azul. Daniel había quemado el macuahuitl del Ex cuando los chocaron.

El Hechicero tiró su macuahuitl incendiado al suelo.

Tiró un par de colmillos de serpiente en el Fuego, creando varias serpientes que empezaron a iluminar su camino entre la neblina. Mientras más enemigos se acercaban, más serpientes nacían, manteniéndolos alejados de Daniel y Luna. No era el mejor de sus trucos, pero los mantendría sin combates al menos unos momentos más.

En medio de la Neblina comenzaron a aparecer imágenes.

—No, no ahora—dijo asqueado.

Un niño corría asustado de una jauría de perros que habían soltado a matarlo por haber robado. El niño tropezaba una y otra vez, hasta que terminó saltando a un río y despertó en medio de una selva sin tener la más mínima idea de dónde estaba, pero sintiendo su piel ardiendo, haciéndolo llorar.

Los Guerreros del Quinto Sol III: Imperio RenacidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora