Purified heart.

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“Aunque tenía todo lo que su corazón podía desear, el príncipe era amargado, egoísta y arrogante.”
«LBYLB»

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Hogwarts
Por cada paso que daba el trio de oro los estudiantes en el pasillo se daban la vuelta para mirarlos. Algunos miraban a Harry acusándolo de querer llamar la atención, y otros juzgándolo por poner palabras tan grandes en su boca.

“El que no debe ser nombrado ha vuelto.”

El periódico de la mañana empezó con el titular pero no informando sobre lo que realmente importaba, sino mofándose de Harry y su participación en el Torneo de los Tres Magos.

— Harry, no les escuches. Nosotros confiamos en ti.

Su amiga fue la primera en animarlo y en confiar en él. Hermione siempre estaba allí para animarlo.

— Yo sé lo que vi. El ministerio quiere tapar la muerte de Cedric como si hubiese sido un simple accidente pero la verdad es que Voldermort lo mató en mis narices.

— Tienen tanto miedo de él que no piensan con claridad.

El pelirrojo entró en la conversación.

— Ni siquiera confían en Dumbledore quien ya ha manifestado que cree en tus palabras.

Hermione dijo su preocupación más grande. Dumbledore, el mago más poderoso y respetado por mucho magos y el propio ministro. No creían en él tampoco, dejándoles pocas opciones para poder acabar con el retornado serpiente.

— Mirad quien está ahí. Es tan patético intentando llamar la atención.

Escucharon a unos alumnos de Gryffindor cuando pasaron a su sala común. Ni en su propia casa confiaban en ellos.

Ron se lanzó hacia el alumno que había mencionado a su amigo pero Hermione se puso en su camino negando con la cabeza.

— No merece la pena.

Harry agradeció tener a dos amigos en quien confiar y en quien apoyarse cuando lo necesitaba.

Mansión Malfoy
Bellatrix Lestrange era la encargada de torturar a los muggles que habían capturado la noche de antes. Todos los mortifagos querían tomar su puesto y disfrutar de aquel tan esperado momento. La vuelta de su amo.  Pero habían sido ordenados que no confirmarán el rumor que ya empezaba a correr por el mundo mágico.

— P-por favor.

Con un último cruciatus la mujer que suplicaba cayó desmayada y ella se volvió hacia otro muggle con la intención de torturarlo también.
Por órdenes de su amo, no podían matarlos. No entendía porqué pero las órdenes de su señor eran inquebrantables.

Una idea se le ocurrió antes de lanzarle el cruciatus a aquel muggle. Podría llevárselo a su amo para que él también disfrutará.
La anterior noche él se había quedado en aquella apestosa mansión sin diversión alguna.

— Señor, mi amo. Le traigo un sucio muggle para que se divierta un poco. Ha estado trabajando mucho desde que volvió.

Bellatrix le lanzó el muggle a sus pies.

Voldermort volvía de una misión con su serpiente, Nagini. Pero a su lado también se encontraba Severus Snape, su más confiable mortifago.

Él la miró fríamente y ella levantó su varita con la clara intención de lastimar al muggle pero un grito la detuvo.

— ¡No!

Voldermort le gritó. Y él se excusó al recibir las miradas de sus dos mortifagos y su serpiente.

— Llévatelo a las mazmorras, donde debe estar. No quiero que manche nada aquí.

Diciendo eso se dio la vuelta y se dirigió a su habitación seguido por la serpiente.

— Amo.

Voldermort escuchó a su serpiente dirigirse a él algo preocupada.

— Lo noto algo raro. Quizás debería descansar.

— Estoy bien, Nagini. Físicamente al menos.

La serpiente puso más atención a sus palabras cuando él se sentó en la silla del escritorio de su habitación.

— Creo que fue un error en mi hechizo de vuelta. Ese maldito gusano debió poner algo mal en el caldero.

No se preocupó en levantar la voz y que alguien le escuchara. Aunque así fuera no entenderían el idioma que él y su serpiente utilizaban, su querido pársel.

— ¿A qué se refiere, amo?

Él se levantó y se acercó a la serpiente acariciándole todo el contorno de su cuerpo.

— Creo que estoy enamorado.

La serpiente se quedó sin palabras. Era la primera vez desde que lo conoció que le escuchaba decir esas palabras.

— Debe ser que algo me afectó al usar la sangre de ese crío. Ni siquiera conozco a esa mujer, a esa chiquilla.

— Amo, eso no estaba entre sus planes. Dijo que se filtraria en el ministerio y en Hogwarts para acabar con el niño.

— ¡Ya lo se, Nagini! Pero ni siquiera siento ganas de hacerle daño a esos muggles.

— ¿Qué piensa hacer ahora?

— Ahora debo alejarme de mis mortifagos. No puedo dejar que ellos sepan esto de mi, ya empiezan a dudar de mí y a pensar que algo me ocurre.

Voldermort dejó a Nagini salir por la ventana y se acostó en su cama. Quería dormir todo el día, porque durmiendo no pensaba así que era el único momento en el que se olvidaba de aquella chiquilla. Sabía lo justo de ella por medio de Harry Potter y su mente débil. Era apenas una cría de cuarto año pero sabía que era brillante y una nacida de muggles.

Se quedó dormido con ella en sus pensamientos.

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