Purified heart.

VI

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“Algunas veces el camino correcto no es el más fácil.”
«POCAH»

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Hogwarts
Severus Snape no tardó en dirigirse al despacho del director para contarle los nuevos acontecimientos en la mansión Malfoy.

— Si eso que me dices es verdad, Severus, tenemos la suerte de nuestra parte.

— ¿Qué dice señor? Los mortifagos están planeando que el trozo del alma que Voldermort guardó en la copa de Helga Hufflepuff regrese para absorber al que volvió en el Torneo de los Tres Magos.

— Por supuesto no podemos permitir eso, Severus. Si es verdad que Tom puede sentir amor es lo mejor que nos podría haber pasado en esta guerra. Sí lo ponemos de nuestro lado él absorberá los pedazos de alma que una vez abandonó y dejará de existir el Tom que es incapaz de amar y de sentir empatía.

— Pero, ¿cómo los detenemos?

— ¿Quién decías que era la persona por la que Tom siente amor?

— No lo sé, Nagini no dió muchos detalles.

— No pasa nada. Podemos hablar nosotros con él mismo, ¿no recuerdas quién es la otra pieza de la unión?

Severus se quedó mirándole durante unos segundos y negó al llegar a la misma conclusión que él.

— ¿Potter? ¿Piensa utilizar de nuevo a ese crío?

— Ese crío, Snape, es nuestra única opción para salvar a Tom y el mundo.

Snape decidió salir del despacho algo intranquilo por la promesa que le había hecho a Lily antes de morir. No era nada para ese niño, ni siquiera sentía algo de cariño por él pero no quería romper su palabra hacia la única persona a la que amó.

El profesor de pociones salió en sus pensamientos y con esa prisa con la que se caracterizaba que no se dio cuenta que una chica de Gryffindor se escondía tras la puerta algo acongojada.

«Voldermort puede sentir amor. Voldermort ha cambiado. ¿Por qué no puedo dejar que terminen con él? Siento que es demasiado personal, no quiero que deje de ser así conmigo. Ni dejar de verlo.»

Hermione pensó para sí y cambió la idea de hablar con el director por la de hablar con su nuevo y recién conocido amigo.

Mansión del señor oscuro
Voldermort caminaba por sus propiedades felizmente. Hacía mucho tiempo que no se sentaba en el césped refrescante para mirar hacia el cielo. Hasta que no lo había vuelto a hacer no había notado que lo había echado de menos.

— Nagini, he pensado en recoger mis horcruxes y guárdalos yo mismo.

Nagini miró preocupada a su señor.

— ¿Por qué amo? ¿Piensa utilizarlos?

Voldermort la miró fijamente y hablo seriamente.

— Mi querida amiga. Sé que te dije que actuaras si notabas algo raro en mí pero no hace falta. Me siento más feliz que nunca.

La serpiente se movió intranquila, cosa que él notó pero ignoró siguiendo su camino hacia afuera. Haciendo un hechizo de glamour sobre sí mismo caminó hacia el pueblo muggle que había al lado, donde se tendría que haber criado si sus padres hubiesen sido más conscientes de sus actos.

Hogwarts
Hermione se dirigió hacia el despacho de su profesor de pociones. Voldermort le había dicho que si necesitaba volver a verlo se dirigiera a él. Por algo le habría dicho eso, su profesor debía saber cómo poder contactarlo.

— Señorita Granger. Espero que no venga aquí por la nota que le pusé en el trabajo de la poción de amor. Es la nota justa y la que se merece.

— No, señor. No vengo por eso, aunque usted sabe que ese trabajo estaba perfecto.

— Señorita Granger, usted cometió el más grande error en su trabajo. Usted me pusó que la amortentia era capaz de simular el sentimiento de amor pero nunca especificó lo que realmente causa la poción. Le debería haber bajado cinco puntos por su torpeza y aún así fui benevolente quitándole meramente un punto.

— Claro que especifiqué lo que causa. La poción puede simular el amor pero su único resultado es una obsesión en la persona.

— Por supuesto. Pero, ¿cuál es la diferencia entre estar obsesionado y estar enamorado?

Hermione no le siguió la conversación. Le había liado como siempre para molestarla y había olvidado por lo que realmente había ido a su despacho.
Sin preámbulos le dirigió una mirada con determinación y se atrevió a contarle lo que le había ocurrido con el señor oscuro.

— ¿Me está diciendo que ha estado comunicándose con él a través de Potter?

Ella asintió con la cabeza y siguió con su plan.

— Debo verlo. Él no me hará nada, como usted ha notado ha cambiado y si quisiera herirme ya lo habría hecho.

— ¿Así que usted quiere aprovecharse de esos sentimientos floreciendo en el señor oscuro para su causa? Que poco Gryffindor de su parte.

— ¿Me va a ayudar o no?

Snape no le rechazó de inmediato. Sí enviaba a aquella chica el niño de Lily no tendría que entrometerse y eso le agradaba.
No le quedó de otra que aceptar.

Mansión Malfoy
Nagini habia aprovechado la ausencia de su señor para dirigirse a Bellatrix y advertirla de la reciente manía de su amo. Recuperar sus horcruxes.

Bellatrix se sorprendió al escuchar la voz de una mujer en su mente. Nagini era como un tesoro para su señor. Que ahora se dirigiera así hacia ella y pudiera estar sola con la serpiente era otra señal de que su señor no se encontraba bien.

— Tranquila, Nagini. Pondremos nuestra misión en marcha esta misma noche.

Así la serpiente se marchó dejando a una Bellatrix preocupada después de tanto tiempo. Sí no salía bien su misión podían dar sus cabezas por perdidas.

— ¡Ro!

Llamó a su marido quien estaba jugando con un chisme muggle. Lanzó un hechizo de explosión hacia aquel trasto que hacía llamar televisión y su marido se levantó enfadado.

— ¿Qué haces Bella? Estaba viendo la tele. Estaba pensando que cuando sublevemos a estos sucios muggles podemos convertirlos en payasos de entretenimiento. No lo hacen nada mal.

— ¡Callate, Ro! Tenemos que poner en marcha la misión. El señor empieza a dudar de nosotros.

Con esa afirmación el rostro de Rodolphus cambió a uno más serio y miró a su esposa asintiendo con la cabeza. Hoy su señor estaría de regreso, el de verdad.

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