Purified heart.

XIV

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“Qué horror ser pobre y con gustos caros.”
«CEN»

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Ministerio de Magia
Harry estaba furioso, aquella mujer había asesinado a su padrino y había torturado a Hermione. Los crucios no parecían funcionar y tenía muchas ganas de dañarla.

«Tú deseas hacerlo, vamos Harry. Sabes el hechizo.»

Una voz empezó a tomar toda la zona. Era macabra y provocó un escalofrío a todos los que lo escuchaban.

«Mata, vamos. Avada kedavra.»

El chico se giró intentando buscar al propietario de aquella voz, ya lo conocía. Bellatrix se rió al verlo desesperado.

«Harry, para lanzar una inquebrantable no debes solo saber que existe. Debes desearlo. ¡Vamos!»

Se veía indeciso, quería hacerle daño con todo su alma pero él no era un asesino.
Tom tomó aquella debilidad para entrar dentro de él.

Harry vio toda su vida de amargura pasar por sus ojos. Vivir en un hogar en el que nadie lo quería más allá de hacer los quehaceres de la casa. Una soledad al no conocer a sus padres. La muerte de su padrino que ahora era su familia.

Poco a poco Tom tomaba el control sobre su cuerpo.

— ¡Harry, no!

El grito de Hermione resonó por todo su ser. La cara de la chica vino a su mente. Recuerdos de ambos vinieron en ese momento. La primera vez que se conocieron en el tren de camino a Hogwarts. Cuando la chica se culpó a si misma para que no le castigarán ni a él ni a Ron sobre el trol. Cuando le arreglaba las gafas que parecían de cristal por la veces que se rompían. Cuando hacían los deberes juntos y ella terminaba regalándolo. Aquella vez que la vio bajar las escaleras hacia la fiesta de navidad con los otros colegios. Cuando tocaba sus manos o le rozaba sin sentido alguno, solo para sentirla.

El recuerdo de sus manos rozándose culminó en la calidez de su corazón con el que logró a echar a Tom Riddle de él.

— ¡No! ¡Maldita sangre sucia!

Harry se desmayó en ese momento.

— ¡Harry Potter eres un tonto!

Tom no se dio cuenta cuando el chico se desmayó porque centró su atención hacia la persona que lo había derrotado. Allí tirada y tan indefensa. Levantó la varita con la intención de tirarle una inquebrantable pero entonces se fijó en los ojos de la chica.

— ¿Quién...?

No sabía lo que le iba a preguntar pero Tom en ese momento sintió que miembros del ministerios llegaban al lugar así se agachó junto a la chica y se la llegó con él.

Mansión Malfoy
Hermione se levantaba con un dolor insoportable de cabeza. No recordaba que le había pasado, ni cómo había llegado allí pero una cama blanda se hundía bajo sus curvas.

— Por fin te despiertas.

Le dijo alguien al otro lado de la habitación. Se encontraba sentado en el borde de la ventana mirando hacia afuera.

— ¿Voldy?

Tom se giró hacia ella y levantó la varita pero la bajó de inmediato.

— ¡Maldita sea! ¿Cómo pude ser tan estúpido?

La chica no entendió lo que decía, entonces se fijó en la serpiente que se subía en la cama junto a ella. Estaba hablándole a Nagini.

— Mi señor, me temo que debe esconder a la chica. Es demasiado peligroso.

— ¿Qué ha fallado? Yo no he utilizado ningún hechizo para volver con relación a aquel mestizo, ni utilicé su sangre.

Hermione iba bajándose poco a poco de la cama con la intención de salir huyendo de aquel lugar pero Tom se acercó a ella agarrándola por los hombros reteniendola sentada en el borde de la cama.

— ¡Tú no eres Voldy!

La chica lo miró desde abajo y el apretó su agarre haciéndole daño.

— No se que estúpida relación tenga mi otro yo contigo. En cuanto lo absorba él ya no existirá, porque somos uno mismo.

La chica sonrió ampliamente casi riéndose, cosa que molestó al chico.

— ¿Tan seguro estás de qué te dejará hacerlo? ¡Él te eliminará de aquí!

— Me hablas con demasiada confianza. No soporto eso.

— ¿Por qué no lo haría? No eres nadie especial. ¿Por qué no me has matado, Tom?

Era la primera vez que lo llamaba así pero no sé sentía para nada que estuviera hablando con un humano.

— Al parecer aquel problemilla que tuvo mi otro yo contigo en un pasado, me ha afectado más de lo que quisiera.

Ella sonrió despreocupada.

— Pero que no pueda dañarte a ti, no quiere decir que no pueda hacerte daño. Que te sirva como advertencia. Soy demasiado benevolente.

— ¿Y qué planeas? ¿Dejarme aquí encerrada muriéndome del aburrimiento?

— ¡No me importa!

Él le gritó y salió furioso de la habitación. A ella no le quedó de otra que sentarse en la cama y esperad. Pero el tiempo le daría para pensar.

Hogwarts
Dumbledore miraba la profecía que habían encontrado en el sitio en el que había rescatado a Harry desmayado.
Al principio no le llamó la atención pero cuando se acercó reconoció aquella marca. No podía dejarla allí sin saber de qué se trataba. Pero había un inconveniente, solo las personas que estaban mencionadas en la profecía podían escucharla.

— Señor, tenemos que ir a por ella. Puede estar en problemas, ¿qué pasa si la pierdo a ella también?

— Harry. Chico, ¿por qué crees que no encontramos el cuerpo de la señorita Granger?

El chico se mantuvo en silencio esperando por su razonamiento.

— Si Tom la hubiese querido muerta, ya la habría matado. Creo que hay una razón detrás de todo esto y él lo sabe, por eso la mantiene con vida.

— ¿Qué quieres decir señor?

— Que Tom también ama a la señorita Granger.

— ¿Cómo es eso posible?

Dumbledore señaló a la profecía que mantenía sobre su escritorio y ambos la observaron en silencio.

— Creo que todo se explica aquí. Pero ninguno podemos escucharla pues no es sobre nosotros.

— ¿Herms podría escucharla? ¿A eso se refiere?

— Es una teoría. Pero de momento, Harry necesito que te comuniques con Voldermort.

— Señor, ahora hay dos de ellos. No se si podré hacerlo.

— Te daré tiempo para que lo practiques. El profesor Snapes le ayudará en lo que necesite.

Severus Snape entró por la puerta y le dirigió una fria mirada al chico, quien lo siguió en silencio hacia afuera.

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