Purified heart.

XIII

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“La vida me regalo un instante a tu lado, mi corazón decidió que ese instante fuera eterno.”
«ENRED»

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Mansión Malfoy
Tom Riddle daba vueltas por su habitación demostrando sus nervios. Sí sus mortifagos fallaban, él mismo tendría que ir a coger su profecía y no le hacía gracia cruzarse con gente desagradable. Uno de ellos era el maldito Dumbledore. No le temía, nunca lo había hecho pero tenía una desventaja. No conocía al viejo de ahora, antes ya era poderoso pero si Tom Riddle sabía algo es que el tiempo da experiencia y tenía la desventaja en ese juego. Pero tenía un plan para terminar con esa pequeña desventaja. Debería unirse ya a su otro yo que diambulaba con sentimientos estúpidos y volver a ser el señor tenebroso poderoso.

— Amo, si tanto le preocupa debería ir usted.

— Eso sería en última instancia, Nagini. Sí siento que algo se sale de control, no dudaré en ir.

Su serpiente dudaba de él, hasta él no se sentía muy seguro de sus próximos movimientos.

Ministerio de Magia
En un momento para otro todos se habían separado por culpa de los mortifagos y cada uno era perseguido por uno desde atrás.

Hermione se escondió desde de una vitrina que parecía tener la profecía más importante. Como si fuera especial al estar separada de todas las profecías en estanterías enormes.

Aquello le llamó la atención pero no le dio tiempo a más ya que un mortifago la había seguido hasta allí. Y no cualquier mortifago, nada más y nada menos que la grandísima Bellatrix Lestrange.

— Sangre sucia, te voy a hacer pagar. ¿Te crees muy lista y perfecta verdad? Eso se termina hoy.

No conocía de nada a la mortifaga pero su enfado parecía muy personal.

Bellatrix estaba dando vueltas y pronto se encontraría con ella, no le quedaba nada más que salir de su escondrijo y defenderse.

Soltó un suspiro agarrando fuertemente su varita. Sabía que si dudaba un solo instante acabaría con su vida así que salió decidida a terminar con la mortifago.

Sus hechizos chocaron, Bellatrix ya la esperaba con la varita levantada. La experiencia en pelea de la mortifago era más que notoria, ella no tendría ninguna oportunidad contra ella pero si lograba distraerla podría salir viva de allí.

No aguantaron demasiado con sus hechizos y ambos rebotaron. La mortifaga no se movió demasiado pero Hermione fue lanzada hacia atrás, tiempo que Bellatrix aprovechó.

— ¡Crucio!

No muy lejos de allí, unas estanterías más lejos. Lucius Malfoy y Harry Potter se peleaban por la profecía pero no con la fuerza sino con las palabras. Lucius no se veía muy dispuesto a querer romper la profecía y Harry no quería jugar con fuego.

— Ahora tus amigos deben estar siendo aprisionados por los míos. ¿Te imaginas que mueran de esa forma tan estúpida? Tú puede pararlo, dame la profecía y os dejaremos ir. Sólo queremos eso.

Lucius dio un paso hacia adelante y Harry dio uno hacia atrás.

— No haremos las cosas como digáis vosotros. Si no nos dejáis ir.

Harry levantó la profecía en alto.

— La dejaré caer y nadie se enterará de lo que dice.

— ¡No seas necio! Eso no beficia a nadie.

El chico iba a bajar la mano rápidamente para dejar la profecía caer pero la mano de Lucius llegó antes para detenerlo.

— ¡Serás estúpido sucio mestizo!

Un hechizo hizo que ambos cayeran hacia atrás dejando la profecía en el aire cayendo rápidamente al suelo rompiéndose.

— ¡No toques a Harry!

Su ex-profesor y ahora compañero, Remus Lupin, se interpusó entre ambos protegiendo al chico.
Varios miembros de la Orden aparecieron detrás de él.

Lucius se levantó dispuesto a terminar con sus vidas. Había fallado en la misión de conseguir la profecía. Aquello no le gustaba nada.
Antes de poder lanzar un hechizo Lupin le desarmó lanzándolo hacia atrás de nuevo.

Una siniestra risa los detuvo y Bellatrix Lestrange se pusó delante de Lucius.

— Podrás así con mi cuñado pero conmigo no será tan fácil, sucio hombre lobo.

Ambos levantaron las varitas y la pelea se terminó rápido. Un crucio dejó tumbado en el suelo de dolor a Lupin.

Harry iba a defenderlo pero Bellatrix se rió siniestramente.

— Antes de que te decidas. He dejado a tu amiga sangre sucia tirada en el suelo muriéndose de dolor. ¿A quién decides ayudar?

El chico miró a su ex-profesor y luego hacia la dirección por dónde había aparecido la mortifaga.

— Te lo estás pensando. Aún teniendo a un compañero aquí tirado quieres ir ayudar a otro. Qué Gryffindor más malo, debe ser la razón por la que no puedes salvar a nadie. Inútil mestizo.

Harry se levantó señalandola con su varita, dispuesto a callarla.

— ¡¿Tú que sabrás?!

— Dime algo, ¿dónde está Sirius Black?

La mortifaga desapareció dejando un rastro de humo negro pero aún escuchaba su risa y su voz.

— No lo sabes porque yo maté a Sirius Black.

El chico sintió algo romperse en su interior. Todo su razonamiento terminó abriendo paso a un sentimiento, el odio. Siguió a la voz dela mortifaga que no dejaba de cantar 'Yo maté a Sirius Black' y con todo su deseo le lanzó un crucio cuando la vio. Logró derrumbarla pero aún seguía riéndose.

A su lado vio a su amiga tirada en el suelo, desmayada. Eso avivó su ira y le lanzó otro crucio pero no parecía funcionar.

Mansión Malfoy
Tom se vestía con un traje negro y una corbata de color azul. Mirándose en el espejo no consiguió matar su nerviosismo.

Estaban tardando demasiado.

— Nagini, no salgas de aquí. Iré a ver que les toma tanto tiempo.

— Como diga, mi amo.

Sin cambiarse se apareció en el ministerio siendo juez de lo que ocurría. Aunque no se dejó ver al instante.

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