-Así que…me llamo Roth…-POEB, o Roth, sonrió anchamente.
Asentí observándolo con una sonrisa.
-Sí. Tu apellido es Wilhem. Tu padre y madre residen en Alemania aún, y eres hijo único.
-Eh…es…fantástico…Missy, gracias. –me dijo, mirándome a los ojos, los suyos refulgían con una luz y brillo alentador y hermosísimo.
-Pero POEB…-dije, al ver que él estaba ilusionándose demasiado rápido. Su sonrisa desapareció cuando lo llamé.
-Mi nombre es Roth. –dijo con la mandíbula apretada. Suspiré.
-Lo siento. Escúchame, Roth, no puedes irte con tus padres, ya lo sabes.
Sus ojos dejaron de irradiar luz.
-¿Por qué no? –preguntó atónito.
-Te recuerdo que sigues siendo el único hombre imperfecto en el mundo, y mi deber es perfeccionarte antes de que la semana acabe.
Sus ojos se cerraron, y al abrirlos, estaban teñidos de desilusión.
-Es verdad, olvidé que solo soy una rata de laboratorio.
-POEB…Roth –me corregí rápidamente. –Te prometo que irás con tu familia.
-Quiero irme ahora.
-No puedo dejarte ir, sería el doble de problemático. Solo procura poner lo mejor de ti en esta semana, así podrás mejorar más rápido, ¿bien?
-Sí. –respondió, aunque no se veía tan feliz.
-Ahora solo te mediré el nivel de perfección que tienes. –Saqué un pequeño aparato que traía en el bolsillo, era una creación de la FPB muy reciente y avanzada, se trataba de un medidor de perfección. Roth o POEB, debía alcanzar el 100% al llegar el domingo, y estábamos a lunes.
El medidor consistía en una pequeña pantallita insertada en lo que podría ser un control de televisión, y unos cables con círculos que se adherían a la cabeza mediante un pegamento.
POEB se quedó quieto y se inclinó en la silla, yo me acerqué y coloqué los círculos adherentes en su frente.
El medidor comenzó a calcular.
Luego de cinco minutos, el resultado se hizo visible.
Nivel de perfección del experimento POEB: 48%
Por lo que se veía, mi trabajo sería duro.