FPB. 18

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Viernes.

-Missy. Missy, despierta. ¡Missy Lorenz! -abrí los ojos de repente, algo asustada ante la forma en que me habían despertado. De no haberse tratado de Lori y Maia, probablemente habría matado a quien me despertó.

-Eh...estoy despierta. -dije, frotándome los ojos. El reloj de pared marcaba las nueve de la mañana, y otra vez, iniciaba otro día, en la FPB, en la cama dura como piedra. Y con un hombre semi-imperfecto.

-Sí, hace dos minutos babeabas y roncabas como un oso. -Maia se burló, y ambas se rieron. Puse los ojos en blanco.

-No te enojes, Miss. -me dijo Lori, poniendo una mano en mi hombro y sonriéndome.

-Ya que. ¿Para qué me despertaron? -pregunté impaciente, comenzando a levantarme de la cama. Mi espalda dolía horrores.

Mis dos colegas y amigas se pusieron serias.

-Hay algo que quizá deberías ver. -dijo Lori.

-Bueno, muéstrenmelo. -dije despreocupada.

Nada podía ser peor de lo que estaba pasando.

-Vamos. -dijo Maia, y me esperaron a que me alistara, para que saliera con ellas.

No me dijeron ni una palabra en el recorrido que hicimos hasta nuestro laboratorio, donde todo había comenzado.

Donde habíamos fallado con POEB.

Lori se acomodó en su respectivo lugar en la computadora, y Maia se acercó, conmigo detrás.

-La directora Kozlov convocó una reunión ayer por la noche, cuando te fuiste a dormir. Y les mostró a todas las científicas esto. -dijo Lori, mirándome a los ojos. Presionó un botón, y un video apareció en la pantalla. Más bien, una cinta de seguridad.

Era el patio de la FPB, todo sin vida y gris. Y ahí estábamos: Roth y yo.

La cinta de seguridad seguía avanzando hasta la parte en la que él me besa y termina cuando mido su perfección, cosa que la cámara no capta. Al igual que nuestra conversación.

Me quedo sorprendida, pero no entiendo cómo puede afectar eso a Kozlov.

-¿Y? -digo, trato de sonar interesada, pero realmente no veo el problema.

Mis colegas se miran desesperadas entre sí.

-Missy, Kozlov usó esto en tu contra. Dijo que nunca lograrías perfeccionarlo porque estabas enamorándote de él. Dijo que eras una niña nada más, y que POEB era solo tu juguete, que tú no eras digna de una tarea de semejantes magnitudes. -Maia estaba usando su tono de urgencia conmigo. Lo cual no era bueno.

-¡No soy una niña! ¡Ella cree que lo sabe todo! -grité enojada.

Era increíble como esa mujer podía manipular una situación para su conveniencia.

-¡Eso no importa! ¡Ella va a matar a tu experimento! -La voz de Lori me sacó de mis casillas.

-¡¿Qué dijiste?! -grité con los ojos muy abiertos, mis manos viajaron a mi cabeza, donde comencé a tirarme del pelo sin darme cuenta. El pánico estaba consumiéndome.

Lori se vio como si hubiese metido la pata. Maia la miró furtivamente.

-¡¿Dónde está él?! -grité. Lori y Maia se miraron y antes de que me diera cuenta, una de ellas había activado la alarma de emergencia.

En dos minutos, cinco guardias con Jay Straford a la cabeza, entraron.

-Bien hecho, chicas. -dijo Jay con su voz altanera, mirando a mis colegas. Mis ojos se dirigieron hacia ellas.

-Lo sentimos. Es por tu bien, tienes que entenderlo. -Lori me dijo, su cara contorsionándose de la culpa. Maia lucía igual.

-No te olvides que él es solo un experimento, Missy. -me recordó Maia.

Las fulminé a ambas con la mirada.

Me habían traicionado. Quienes yo creía que eran mis amigas.

-¡Traidoras! -grité a todo pulmón, mientras las guardias me inmovilizaban yo me retorcía como un gusano en sal. -¡Confié en ustedes! -volví a gritar, mientras me ponían esposas de hierro en las muñecas, apenas sentía dolor. El dolor interior y el sabor de traición dolían el doble.

-¡Ya basta! -gritó Jay por encima de mis gritos de loca. Al ver que no tenía planeado callarme, sacó un pañuelo de su bolsillo, y me amordazó con él, ganándose unos mordiscos de mi parte.

Luego de mirarme con desprecio, ordenó que me llevaran a las celdas.

Mientras tanto, mi mente no dejaba de maquinar.

¿Qué le estarían haciendo a Roth?

¿Y si él ya no vivía...?

Sacudí mi cabeza, mientras las ganas de llorar venían a mí.

Prácticamente, me arrojaron en la celda. Las guardias cerraron bien, y luego me dejaron sola.

Pero solo fueron unos segundos, hasta que Jay hizo su aparición.

-¿Qué se siente, Missy? -me preguntó con la voz de maniática altanera que la caracterizaba. -Eres la segunda ahora. No eres ya la princesita de esta sede, la jefa...Cuando se encarguen de tu experimento, y lo harán, yo seré la primera al mando aquí. Y tú, querida, estarás afuera de la FPB.

Traté de hablar, pero el pañuelo en mi boca me lo impedía.

-Oh, disculpa, no te entiendo. -agregó Jay, siendo cruel y cínica como nunca la había creído posible. -Ah, y hay algo que quizás quieras saber...

La miré, con lágrimas de impotencia en mi rostro.

-Quien cortó la electricidad el día que POEB falló, fui yo.

Mis ojos se abrieron como nunca creí que lo harían.

Ella había sido la culpable, siempre lo había sido.

La miré con repulsión, haciéndole saber cuánto despreciaba su actitud. Lo que había hecho, no tenía perdón ni justificación.

Y pensar que todo había sido por poder, solo porque ella quería el puesto de jefa y no me soportaba.

-Bien, Missy. Ahora que sabes todo, probablemente tenga que encargarme de ti. -dijo con una sonrisa. -Kozlov está tan de acuerdo conmigo, que aceptó cubrirme si lo hacía.

Aún con su reluciente sonrisa, sacó un arma de la cintura de sus pantalones.

-He esperado por esto bastante tiempo, querida Missy. -dijo apuntándome.

The Factory of Perfect BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora