-Bienvenida a la sede Berlín, señorita Lorenz. -dijo la mujer de cabello miel, haciendo un gesto con las manos, como intentando que mi vista abarcara todos y cada un de los detalles.
La sede Berlín era sin duda mucho más hermosa que la sede Boston. Ésta era más luminosa y con más vida. Las guardias se mantuvieron a mis lados, pero en cuanto la mujer líder les hizo una seña, nos dejaron a solas, en la poca claridad del interior del edificio.
-Mi nombre es Melissa. Soy la Directora de la sede Berlín. Y tú, Missy Lorenz, estamos interesadas en ti. -dijo la mujer, su acento pronunciado.
La observé con desconfianza.
-¿Por qué están interesadas en mí? ¿Por la recompensa que ofrece Alisa Kozlov por mi cabeza?
Melissa parecía ofendida.
-¡No! ¡Cómo crees! -me espetó y masculló algo en alemán que sonaba a "Paciencia".
-¿Entonces?
-Sabemos lo que ocurrió con el hombre imperfecto.
No era nada que me sorprendiera. Sabía que todas las FPB del mundo estarían enteredas de mi error.
Sin darme cuenta, Melissa comenzó a caminar y yo me quedé atrás, algo pasmada pero no tanto.
-Vamos a la sala de Reuniones. Te explicaré muchas más cosas que te interesan. -dijo y siguió caminando. Como si me conociera lo suficiente para saber qué me interesa y qué no.
Al llegar, un murmullo de voces que hablaban rápido e inentendible, cesaron al mismo tiempo.
Todas me miraron, y no pude evitar sentirme incómoda.
Melissa me guió hasta un asiento, y luego se sentó a mi lado. Dio unas palabras en alemán y después me dijo a mí.
-Iremos al punto, Missy. Sabemos lo que sucedió con Roth Wilhem, o POEB como quieras llamarlo.
-No sé por qué eso me interesaría, no es ningún secreto. Al menos, ya no. –respondí, sinceramente.
-No me dejas terminar, pequeña. –me retó maternalmente Melissa. –Sabemos de Roth, porque la sede Boston lo secuestró cuando era apenas un niño y lo mantuvo oculto de sus padres hasta que creció y pudieron intervenirlo. Todos en Berlín buscaban con desesperación al niño, pero no fue hasta hace años después que nos enteramos de que la FPB lo tenía. Desde entonces, somos la única sede en el mundo que está tratando de acabar con la FPB. Tenemos infiltradas en todas las sedes del mundo, Kozlov aún cree que estamos de su parte…Lo siento, ¿lo dije muy rápido?
Mi cara de sorpresa debió haber hablado por sí sola.
-Yo…eh…no puedo creerlo…es…-no podía formular nada coherente. Qué vergüenza.
-Entiendo tu desconcierto, sabes. Pero necesitamos saber…¿te unirías a nosotras? Realmente, estamos seguras de que comienzas a odiar a la FPB tanto como nosotras, además te ocultaremos el tiempo que sea necesario.
Solo pude asentir con la cabeza, mil pensamientos se arremolinaban.
Vivía en un mundo injusto y me estaban proponiendo la idea de curarlo.
Para que no hubiera más Roth Wilhem, muriendo por la asquerosa sociedad feminista o más Missy Lorenz, encadenadas a transformar personas en experimentos.
-¿Eso es un sí? –preguntó Melissa, sus ojos brillantes de emoción y esperanza.
-Sí…-dije decidida, aunque mi voz no sonó igual. Debía ser por las lágrimas. –Por él.