Martes.
Dado que ya no podía dormir en mi casa, debido a que debía vigilar a POEB las 24 horas del día, había dormido muy mal. La falta que me hacía mi casa, la comodidad, la tranquilidad. Extrañaba vivir en paz. Sin embargo, no podía abandonarlo a su suerte, él me necesitaba y yo lo sabía. Por lo que, con toda la voluntad del mundo, me levanté del duro colchón de la cama en la sede, y fui a despertar a POEB.
Cuando llegué a las celdas, y lo observé, sentí como si algo se revolviera en mi interior. Sentía tanto el futuro que le había deparado a este pobre chico, la FPB lo había alejado de su país natal, de su familia, amigos…Él debía volver, porque lo necesitaba. Y esta organización, por más que yo formara parte de ella, no tenía derecho a hacer tales cosas. Un creciente enojo fue formándose en mi interior, jamás me lo había planteado pero realmente, la FPB eran personas inhumanas si hacían a todos los hombres todo lo que le habían hecho al pequeño Roth Wilhem.
-¿Qué estás haciendo? –preguntó POEB, con los ojos abiertos pero algo soñolientos. No había notado que lo desperté.
-Lo siento, te desperté. –le dije.
-Y con toda razón, estabas gruñendo y fue como si hablaras contigo misma. –comentó extrañado. Me reí.
-¿En serio hice eso? –pregunté. Jamás me había dado cuenta de que hiciera nada parecido.
-Sí. Parecías un perro rabioso. –me dijo con una sonrisa, y me imitó fingiendo hablar con él mismo y gruñendo cada tanto.
-Tú no eres malo. –susurré. Él dejó su imitación y me miró seriamente.
-No, no lo soy. Solo imperfecto, como todas ustedes. –suspiró, mirándome aún, mientras abría la celda y me sentaba en el banco a su lado. El miedo que alguna vez le había tenido, había desaparecido. Él no me haría daño. -¿Sabes algo? Creo que las mujeres de esta organización son bastantes hipócritas, quiero decir, perfeccionan hombres porque “somos más malos que una enfermedad”, pero…¿qué hay de ustedes? Son mucho más imperfectas, y buscan perfección a todo costo cuando ni ustedes mismas lo son. ¿Qué pasaría si los hombres hicieran una FPB? Ustedes dirían que sería maltrato o abuso, pero ¿acaso esto no lo es? Somos personas, seres humanos, no experimentos, ya seamos hombres o mujeres.
Me quedé reflexionando. Yo había pensado cosas parecidas, pero nunca con esa profundidad, nunca con ese sentimiento. POEB tenía razón, en todas sus palabras, nunca nadie había estado tan acertado como él.
-Créeme, lo pensé. Pero es como si tú, lo expresaras mucho mejor, más completo, más sentido. –lo miré a los ojos, buscando la luz que de esperanza que había tenido ayer. –No sabes cómo siento el destino que te tocó.
Él me observó, y supo que no mentía, que la culpa era real.
-No tienes que disculparte, las cosas pasan por algo, ¿verdad? –POEB tomó mi mano delicadamente. –Voy a hacer todo lo que me digas en esta semana, seré el hombre perfecto que quieren que sea, te lo prometo. Pero no lo hago por el maldito mundo feminista, o por la loca rusa; lo hago por ti, porque me doy cuenta de cuánto amas tu trabajo y no quiero estropearlo.
-Gracias, Roth. –susurré, y apreté su mano aún más.
