FPB. 19

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N/a: Para que no se queden intrigadas, les comento que ya termina esta nove :c Peeero el final es uno de los mas emotivos y lindos, les aseguro que les gustara.
Pero este cap estoy segura de que no...

-¿Tus últimas palabras? –dijo ella sarcásticamente. No me cabía en la cabeza cómo podía ser tan fría. Estaba a punto de matarme, y tenía una sonrisa clavada en su rostro. –Ah, cierto que no puedes hablar. –agregó, hablando con ella misma.

Cerré los ojos, pensé en muchas cosas, pero esto parecía ser inevitable.

Así que lo acepté.

Justo en ese momento un disparo resonó a mi lado, haciéndome lanzar un grito de sorpresa.

Pero no me había dado.

Jay se rió como maniática.

-Deberías haber visto tu cara. –se rió. –“Oh, por favor, sálvenme. Experimento rarito, ven por mí.” –exclamó haciéndome burla. Mi cara ardía en furia.

Quería tomar esa arma y meterle una bala a su pie.

 Grité a través de la mordaza, lo más fuerte que pude. Y se escuchó.

Jay me miró como si observara un fenómeno.

-Eres tan estúpida. –dijo, y metió el arma en la cintura de sus pantalones, mientras salía por la puerta.

*

Cada minuto ahí, era un minuto desperdiciado.

Había logrado quitarme la mordaza, con muchísimo esfuerzo. Pero las esposas estaban ahí, apretando y lastimándome cada vez que intentaba hacer un movimiento en falso.

Me resigné, porque ya no sabía qué hacer.

Lo sentía mucho por Roth, en verdad lo hacía, quería que él tuviera un futuro y que volviera con su familia.

Sin darme cuenta, estaba llorando desconsoladamente, mientras agitaba los barrotes inamovibles de la celda. Un rastro pequeño de sangre brotaba donde las esposas estaban puestas, debido al daño que me estaban haciendo en las muñecas.

Grité, lloré…y nada.


Hasta que de repente, se oyó un ruido en las puertas de las celdas. Me paré rápidamente, dejando de llorar y lista para atacar a quien fuera que había venido a burlarse de mí.

Pero entonces me di cuenta de quién era.

-¡Roth! –grité de alegría al ver su rostro, en medio de la oscuridad de las celdas. -¡Roth, estás vivo!

Él se acercó, noté cómo se acercó a mí, pero estaba casi arrastrándose.

-¿Qué te sucede? –le pregunté. Entonces él se desplomó en el suelo, con la cabeza mirando hacia mi celda. Noté su mano, que presionaba su estómago.

-Estoy herido. –respiró con dificultad.

Lo miré sorprendida. Intentando ver por encima de la mano que presionaba su estómago.

La sangre fluía como un torrente desde ahí.

-No…-susurré bajo, el pánico se apoderaba de mí.

-Missy, solo escúchame, van a venir…por mí. –él dijo, respirando inmensas bocanadas de aires, que parecían no llenarlo.

-Tengo que ayudarte. –dije desesperada, intenté arrancarme las esposas, pero solo conseguí que mis muñecas siguieran sangrando y esta vez más. -¡Esposas de mierda! –grité.

Llorando desconsoladamente, me acerqué a su rostro, que me miraba entre los barrotes, y estaba apoyado en el suelo. Como pude, acaricié su mejilla con mis manos esposadas.

-Lo siento. Lo siento mucho. –susurré, y mis sollozos se oyeron en todo el lugar.

Él, con su mano libre, sacó un papel de su bolsillo, y me lo entregó.

-¿Qué es? –le pregunté.

-Para mis padres. –murmuró.

Observé cómo sus ojos iban perdiendo luz y brillo.

Esos ojos que tanto me gustaban.

-No, tú se las darás…-le murmuré, intentando devolverle el papel. Él negó.

-Sabes que eso no va… a pasar. –su sonrisa rompió todo mi corazón.

-Roth, aguanta un poco más…

-Missy. –dijo él. Una mueca de dolor cruzó su rostro y se reflejó en sus ojos. –Gracias. Muchas gracias.

Deslicé mi cabeza y le dejé un beso en los labios, el cual respondió con sus últimas fuerzas, lo que me hizo sentir especial.

-Te juro que tus padres recibirán esto. –le prometí. Tomé su mano libre, y la apreté contra mi pecho. –Eres muy especial, Roth. Y eres el hombre más perfecto que he conocido.

Con su última respiración, me sonrió y entonces, sus ojos perdieron la luz que irradiaba siempre. Ese color azul, como un mar en día soleado, ahora era un mar en día de tormenta.

The Factory of Perfect BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora