La enfermera me tocó el brazo levemente, intentando calmarme, pero me alejé rápidamente.
-Señorita Lorenz, esto fue por su bien…
Estaba tan histérica, no quería escuchar ni una sola palabra más salir de la boca de aquella mujer.
-¡Cállate! ¿Dónde está la directora? –La enfermera negó rápidamente.
-No sé, no sé…
-¡Habla! –grité entrando en pánico. La mujer volvió a negar.
-No puedo…-Contestó, lucía sincera, pero yo estaba enojada, muy enojada. De un momento a otro, estaba parada de la camilla, me habían puesto la bata de científica normal, blanca, casi como si quisieran aparentar que me había dormido en el trabajo.
Aparté rápidamente a la enfermera, y salí corriendo, a la sala de reuniones importantes, donde seguramente estaría Kozlov, Jay y POEB.
En ese momento, solo quería llegar a él, salvarlo…
Irrumpí en la sala cual película dramática, todos se quedaron mirándome. Estaba Jay, un par de rusas que no conocía y por supuesto, Alisa Kozlov. Por otro lado, unas agentes de seguridad, ya habían sacado sus armas.
-Miren quién llegó…-dijo Alisa, con su acento ruso. –La bella durmiente. –dijo con tono sarcástico.
Yo me quedé ahí, viendo como maniática. Jay me miraba con horror.
-Missy, ¿qué haces? –me preguntó.
-¿Qué hago? –repetí incrédula. -¿Qué es lo que haces tú? ¡Me dopaste! ¡La vas a pagar caro, Jay!
-¡Basta! –gritó la rusa Kozlov, parándose en su asiento. –No toleraré tonterías, he venido a discutir un tema serio, no a presenciar a dos niñitas peleándose.
La rudeza en su voz, hizo que me callara. Tenía autoridad y sabía usarla. Lentamente, me acerqué a una silla, y me senté en la mesa donde estaban hablando. La directora sonrió falsamente y volvió a tomar asiento, fingiendo calma.
-Quiero escuchar su versión, señorita Lorenz.
Me quedé estupefacta. No esperaba que fuera así de sencillo. Con la mirada, recorrí la sala pero era obvio que mi experimento no estaba allí.
-Yo…Todo se salió de control. Estaba trabajando en el experimento denominado POEB, y la electricidad se fue…eso nunca había pasado…
La directora Kozlov me cortó a mitad del relato.
-Suficiente. ¿Crees que estoy aquí para oírte a ti? –inquirió con desprecio, rebajándome con su mirada. -¡¿Eres consciente del tremendo error que has cometido?!
Intenté mantener la cordura. Yo no podía permitirme actuar como ella. Tenía que demostrarle que no era una simple adolescente temperamental.
-Soy consciente de mi error, directora Kozlov. Por esa misma razón voy a hacerme cargo de él…-dije y esta vez, Jay me interrumpió.
-Esto es ridículo. Él no es una persona…¡es un experimento!
Mi sangre comenzó a hervir. Odiaba que me interrumpieran y más si era para hacerme quedar mal o diferir de mi relato.
-POEB, es una persona, es imperfecto, sí. Pero eso lo hace muy interesante.
-¿Usted está tomándome el pelo? –inquirió, con desagrado, Alisa.
-Quiero hacerme cargo de POEB.
-No hay manera, señorita Lorenz. Esta misma noche, el experimento POEB, será intervenido y modificado.
-¡Dije que quiero hacerme cargo de él! –insistí, mi voz ya se había elevado. La directora me miró absolutamente encolerizada. Seguramente, no estaba tan acostumbrada a que le llevaran la contra.
-¡Y yo he dicho que no! ¡Ahora soy yo quien tiene la autoridad, niñita! ¡Será mejor que no te metas en mi camino! –vociferó a todo volumen, escupiendo saliva exageradamente.
-Voy a defenderlo hasta el final, directora Kozlov.
-¿Te has encariñado con el experimento? –escupió despectivamente. –Si lo modificamos, puedes quedártelo. –dijo con una sonrisa negociadora.
-No, gracias. –dije, y con toda la dignidad, salí de la sala.