El aroma a café inundaba la pequeña sala, Alexey dio un sorbo y suspiro hondo.
Hacía una semana que estaba de vuelta en Pilsen después de un viaje forzoso de ida y vuelta para enfrentar a su agresor y concluir ese tortuoso proceso judicial, el cual afortunadamente, había terminado de manera favorable y más rápido de lo que había pensado. Echó su cabeza para atrás y recostarse ligeramente sobre el sofá; se sentía culpable por no haber avisado a sus amigos sobre todo lo que vivió en días anteriores, ni siquiera se molestó en notificar a Anái sobre lo acontecido, de hecho ambos chicos continuaban intercambiando mensajes, aunque en menor medida, como si nada hubiera ocurrido.
Dio un sorbo a su café.
Amargo, pensó.
¿Que estoy haciendo? ese pensamiento lo torturaba desde su regreso.
Su vida se había detenido y aunque había logrado reunir valentía suficiente para confrontar a su agresor, un hombre que tenía otra serie de denuncias por acoso, que resultó ser un merodeador que frecuentaba la universidad con una identificación robada para poder ingresar; fue el testimonio del rubio lo que finalmente hundió a aquel personaje. Sin embargo. Alexey ya no sentía motivación para retomar su vida, quería que permaneciera suspendida.
...
¡Hey! ¡Anái esperame! ¡Anáaaaaaiii!
Ese último grito había sacado al castaño de sus pensamientos, volteó para ver a su amiga de cabello negro corriendo en dirección hacia él a toda velocidad.
‒¿Qué pasa? ‒
‒ Hola Ellie ¿Cómo estás? Yo estoy bien, gracias ‒ dijo la chica de forma irónica ‒ ¡Qué humor tienes! ‒
‒ Perdón. Dime que pasa ‒
‒ Pasa que es viernes, oficialmente ya son vacaciones, así es que... porque no te quitas tu disfraz de amargado melancólico y vienes con nosotros hoy un rato ¿si? ‒
‒ ¿Cuál disfraz?‒
‒ Aghh es inútil. Solo ven con nosotros hoy ¿ok? necesitas distraerte un poco ‒
‒ Gracias, pero no puedo, en realidad yo... ‒
‒ Anái deja de poner excusas. Por favor, ven un rato ¿si? ‒ dijo Ellie ya con un tono más suplicante.
‒ Lo pensaré ‒
‒Te estaremos esperando ‒
Anái cerró con seguro apenas entró a su habitación. La verdad es que no tenía ninguna intención de ir a ninguna parte. Miró su móvil. Alexey no había enviado ningún mensaje en todo el día... de hecho ya había notado que últimamente la comunicación entre ellos ya no era tan fluida como cuando Lexy recién había llegado a Pilsen. Se preguntaba si acaso estaba sucediendo algo en la vida de su chico rubio, que explicara ese drástico cambio de actitud. Lo único seguro, es que Anái se sentía cada vez más desolado.
Transcurrieron una, dos, tres horas... Anái se comenzaba a sofocar. ¿Por qué diablos Lexy ya no escribía? Tal vez si necesitaba distraerse después de todo. Se levantó de su cama, se lavó la cara. arreglo su cabello, su colocó su biker jacket clásica y salió.
¿En dónde están?
En un bar, cerca de la entrada oeste, te mando la ubicación.
...
El castaño dio un trago largo a su cerveza. Se recargó en la pared mirando a su alrededor, cerca estaba Ellie conversando con Kenickie y otros amigos de la chica bajita. Recordó como había pensado que entre Lexy y el pelirrojo había algo... Se rió para sí mismo observando como aquella persona de quien estuvo celoso, ahora solo estaba ahí divirtiéndose, tal vez sin recordar al menor.
Mientras volvía a mirar a su alrededor, hubo una escena que llamó su atención. Dos chicos parecían discutir, el más alto parecía molesto, casi gritaba, mientras que el bajito aparentemente quería irse de ese lugar. Aquella escena que sería notoria en otro contexto, en ese instante se diluía entre música y risas.
Anái siguió atento a cada momento de ese escenario, hasta que el menor comenzó a ser jalado bruscamente del brazo por el otro sujeto, en ese segundo Anái se acercó a ellos; se dirigió al chico menor para preguntarle si estaba bien, pero entonces lo que observó fue a un chico de ojos negros llorosos, estaba sollozando, su cabello era tan oscuro como su mirada, sus labios estaban rojos quizá de tanto morderlos por la desesperación notoria de su expresión.
‒Si estamos bien, por favor no te entrometas ‒ dijo él más alto
‒No estoy hablando contigo sino con... ‒ En ese momento Anái volteo a ver al chico de cabello oscuro y ojos asiáticos, sus miradas se cruzaron.
‒ ¡Piérdete! ‒ dijo aquel chico alto, mientras volvió a jalonear al menor.
‒ ¡¡No!! por favor suéltame ‒ lloró el chico de pelo negro.
Anái sintió que perdió paciencia y golpeó al abusador.
‒Dijo que lo sueltes ‒
En un instante había comenzado una pelea entre ambos hombres.
‒Por dios Anái ¿Qué haces? ‒ gritó Ellie que ya se había acercado al alboroto.
Kenickie y otros amigos lograron separarlos.
‒ Mejor vámonos ya ‒ Dijo Ellie mientras veía a sus amigos y se llevaba consigo a Anái.
‒Espera ‒ comentó Anái quien volteó para observar al chico de estatura bajita, quien estaba parado entre la multitud aún lloroso. En ese instante Anai, vió que el chico con quien acababa de pelear, se acercaba nuevamente al menor, así es que en un segundo, como en cámara lenta, se soltó del brazo de su amiga, corrió hasta el menor y lo llevó consigo.
...
Ya fuera de la fiesta, con las luces nocturnas artificiales, Anái pudo observar mejor a aquel delicado chico, lucía como alguien muy joven pero tal vez solo era porque traía puesta una sudadera de talla muy grande, que le daba un aspecto algo infantil.
‒ ¿Necesitas llamar a alguién? ‒ preguntó el castaño
‒ No ‒
‒ ¿Necesitas que te llevemos a tu casa o algún lugar?
‒ Si, gracias ‒
‒ Soy Anái ‒
‒Soy Kimura... Kimura Kiyomi ‒
...
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Lo que somos tu y yo
RomantizmCuando Anái vio a lo lejos por primera vez a Lexy, pensó que era el ser más hermoso y puro que había visto en su vida y que así era como debía sentirse el amor a primera vista... hasta que una noche conoció el lado oscuro y salvaje del chico.