Capítulo 8

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Incomodidad.

Llevo experimentando esa sensación desde que Coleman se fue con Edwards dejándome sola con Marco.

El susodicho no deja de mirarme divertido como si fuera algo raro.

- ¿Qué? –pregunto finalmente.

Muestra levemente sus dientes a través de una sonrisa.

-Nada, bella.

- ¿Es una costumbre de ustedes dos ponerles apodos a las personas? –pregunto irónicamente.

- No en mi caso, y si tuviera que ponerte un apodo no sería ese –se encoge de hombros.

- Entonces ¿cuál sería?

- Cognata –dice.

- ¿Perdón? –abro mis ojos algo confusa.

Pone sus codos en sus rodillas, inclinándose.

-Ya me darás la razón, después –dice y se levanta- Diviértete, bella, nos vemos pronto–me da un beso en mi mejilla y se va.

Wtf.

Ja, imposible.

-Tierra llamando a Elizabeth –la voz de Coleman llama mi atención.

Se sienta en la banca donde estaba Marco antes, y quedamos de frente.

- ¿Decías?

- ¿En qué pensabas? –pregunta.

-En nada...Marco y tú son muy unidos ¿no?

-Pues sí, es el hermano que nunca tuve ¿y tú? –pregunta.

- ¿Yo qué?

- ¿Tienes hermanos o eres hija única? -dice acomodándose mejor.

-Tengo dos hermanos, Melissa es la menor, yo soy la del medio y Noah es el mayor.

-Woaw, quien lo diría, supongo que tu familia la conforman entonces 5 personas ¿no?

Alzo una ceja.

- ¿Me estás haciendo una entrevista, Coleman?

-Por supuesto que no, aunque si así fuera estaríamos a mano.

-¿Ah, sí? ¿y eso como por qué? –me cruzo de piernas.

-Ayer obtuviste mucha información sobre mí en la entrevista, además de tu previa investigación de incógnita la cual claro nunca reconocerás que hiciste –dice sonriendo.

-Primero que nada, en ningún momento yo pedí que te entrevistaran, solo seguía órdenes y, en segundo lugar, ya te dije que Francesca me pidió que investigara a cerca de ti, así que no te sientas especial, solo hice mi trabajo y es lo que he venido haciendo hasta ahora –digo sin dudar.

Finge pensar –Um, me puedes explicar ¿en qué parte del contrato dice que estas obligada a almorzar conmigo? –sonríe de lado.

Abro la boca para hablar, pero me callo, porque ahí tiene un punto a su favor.

-Solo me quedé porque había comida gratis, por más nada.

-Interesada.

-Ingenuo.

-Grosera.

-Imbécil.

-Mentirosa.

-Engreído.

-Hermosa.

-Idio... –las palabras quedan el aire- ¿qué dijiste? –pregunto.

El ríe –Lo que eres, cuore: hermosa –dice.

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora