Capítulo 13

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13 de septiembre del 2016

Ian.

- ¿Vas a contarme como te fue? –habla fastidiado.

Lleva una hora desde que me levante intentando de que diga algo.

-Por enésima vez, que todo salió bien –digo dejando la pesa en la barra.

-Sí entiendo, pero necesito detalles.

- ¿Detalles? ¿para qué? –me hago el desentendido.

-Ian Coleman Davis eres un dolor de culo ¿lo sabías? –espeta.

-Sí, Charlie, lo sé –respondo mientras me seco el sudor provocado por el ejercicio y con eso me gano un golpe en la nuca– ¡Oye! pero ¿qué te pasa?

-Algo me estás escondiendo Ian, y lo voy averiguar así sea a las malas –bufó.

-Como quieras, pierdes tu tiempo, porque no pasó nada –afirmo con desdén.

Con esto sale del gimnasio como alma que lleva el diablo.

Boto el aire acumulado.

El problema no es hablarle de mi cita con Eli, el problema es contarle lo que paso en la gasolinera.

Cuando llegue a las 1: 45 am de hoy, Charles quería matarme.

Entendible, no llegue a contestar sus llamadas porque se me olvido quitar el estado de silencio al celular. Entonces empezó a reclamarme que, porque había llegado tarde, que, porque no le había contestado, que donde diablos estaba, etc., etc. La rutina de siempre que salía solo.

Me fastidia en serio, se toma muy en serio la promesa que le hizo a mi mamá de cuidarme con su vida. Pero lo entiendo de cierta manera, es mi representante, pero más allá de eso es lo más cercano que tengo a un padre.

Y aunque pensándolo bien en realidad llegó un momento en la noche de ayer que desee con mi vida haber llevado a Johnson y Harper de haber sabido que iba a suceder eso.

Al llegar a casa, llamé a Marco para contarle como me había ido. Lo desperté, pero no me importaba, necesitaba soltar todo lo que llevaba por dentro.

Anoche fue especial, increíble para ser honestos. Conocí más allá de esa mujer bien portada y desafiante, conocí a un Elizabeth divertida, apasionada e incluso graciosa. Dos veces, fueron dos veces en las que sus labios y los míos se juntaron en una danza sincronizada, apasionada y llena de deseo. Disfrute de su tacto como si en cualquier momento se fuera a escapar o ir de mis manos, disfrute ver cada sonrisa y mueca que le provoque a lo largo de nuestra velada.

Ayer comprobé lo que tanto presentía: Elizabeth Evans es diferente.

Es diferente en una manera en la que no se si debería alegrarme o asustarme, me gusta su personalidad y manera de ser, me atrae cada centímetro de su cuerpo a la vista, me atrae cada vez que de sus labios sale alguna palabra.

Pero también sé que será difícil. Me corrijo: es difícil.

Pude saber más de su pasado y efectivamente algo le paso.

Su ex. Hay algo más ahí y definitivamente eso es algo que más que molestarme, me pone a dudar y me da intriga. Lo mataron. Pero ¿quién? ¿por qué? ¿qué paso con ella? ¿debería preocuparme?

¿La marcó? Definitivamente sí.

No me atreví a preguntarle si aún lo amaba, porque, aunque una parte de mí creía que era algo impertinente, en realidad yo no quería saberlo, no quería desilusionarme de buenas a primeras.

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora