Capítulo 5

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Elizabeth

8 de septiembre del 2016

¡Qué día!

Sinceramente no tengo un calificativo para describir con exactitud todo lo que paso ayer.

Mi mente no para de darle vueltas a lo que paso con Coleman, el derrame de café, el enfrentamiento en la oficina de Fran, el recorrido en la empresa, su muy extraña forma de disculparse, su indignación al serle franca, pero sobre todo sus últimas palabras: "pobre de su novio si es que tiene porque con su carácter lo dudo mucho".

Imbécil.

Desearía que sus palabras no me hubieran afectado, pero lo hacen.

Era algo que solía decir mucho alguien... demasiado allegado a mí.

-Pobre de tu novio, enserio, ¿cómo te aguanta?

Ni yo misma lo sé.

Si bien antes no era como lo soy ahora, era algo intensa y extrovertida. Ahora soy más calmada, me molesto en ocasiones y sí, cuando lo hago reviento y no hay nada que me contenga en expresar lo que siento. Suelo disfrazar mi tristeza o dolor con rabia cuando estoy en público, pero en privado es diferente.

Detesto sentirme así vulnerable, expuesta, débil y todo por culpa por el comentario de la estrellita británica.

Van a ser las dos semanas más difíciles de todo el año.

Bueno adiós pensamientos depresivos, hola nuevo día.

Me levanto de la cama y realizo todas mis actividades diarias antes de ir al trabajo.

Me coloco unos pantalones talla alto negro, con una camisa azul turquí un poquito traslucida, unos tacones negros y me dejo el pelo suelto.

Desayuno y organizo mis cosas para irme a trabajar.

-Chao, campeón –se deja acariciar la cabeza.

Salgo del edificio en mi auto.

Luego de unos minutos, logro llegar a la revista y parqueo mi auto.

Cierro la puerta y suspiro con fuerza.

Me encamino al edificio y después de haber dado los buenos días y todo, pasado unos minutos ya estoy en mi oficina.

- Louisa –la llamo.

- Louisa Ferguson, reportándose –me da un saludo militar.

Me saca una pequeña sonrisa.

-Déjate de payasadas, tenemos trabajo que hacer –le digo con calma.

Me mira con los ojos entrecerrados.

- ¿Te pasa algo? –indaga.

-No.

- ¿Segura?

-Segurísima.

Me mira por unos segundos esperando a que me retracte.

-Bueno... ¿qué necesitas, jefa? –pregunta abriendo la libreta que tenía en mano y saca el lapicero.

- En el transcurso del día vendrá el manager de Coleman con el contrato, apenas llegue déjalo pasar inmediatamente, no lo hagas esperar–empiezo y comienza a apuntar- necesito que mandes por correo al resto de edición las ordenes y labores de la semana, y convoca una junta a las –miro el reloj- doce del mediodía con el fotógrafo encargado de la sesión con Coleman, un representante de cada área y dile a Enzo que es su obligación estar presente, es su empresa de cierta manera, no la mía ¿ok?

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora