Capítulo 6

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9 de septiembre del 2016.

Hoy es viernes. Se acaba la semana, pero a la vez empieza la primera parte del proyecto. Es irónico empezar a hacer el trabajo como tal cuando es cierre de semana, pero de cierta manera estamos contra el tiempo.

El lanzamiento y la fiesta de la revista será el 19 de septiembre, osea que tenemos 10 días para dejar todos los preparativos para la revista listo.

Parece fácil pero no lo es.

Veo a todo el mundo caminando de un lado para otro. Enzo está gritando ordenes en italiano, inglés, español y algún otro idioma que ni le entendí, a diestra y siniestra.

Son las 8:20 am.

Coleman está retrasado por 20 minutos y yo estoy que me vuelvo loca.

Primer día y llega tarde, perfecto.

Ayer tuve una llamada de 2h y media con Fran, después del trabajo. Me vi en la obligación de contarle todo lo que pasó, cuando terminé de hablar me narró una breve historia de las mil maneras en las que podría matarme y luego se calmó. Me dijo que tenía que controlarme y que a la próxima si pasaba algo, al regreso de su viaje iba a darme una buena sacudida y me iba a aplicar la ley del hielo.

Entendible.

Tendré algo de cuidado ahora en adelante, pero con Coleman uno nunca sabe.

-Louisa ¿nada que llega? –le pregunto a mi amiga que está concentrada en su laptop mirando algo con una cara atontada- ¿Louisa? –de repente cierra el portátil de golpe.

- ¿QUÉ? –me mira asustada.

Alzo una ceja - ¿Qué estabas mirando, jovencita? –indago.

-Nada solo entre un momento a Facebook y no quería que te molestarás –responde rápidamente- ¿qué necesitas? -me cambia el tema.

-Ujum...espero y no estés viendo porno a escasos metros de mi oficina -respondo molestándola.

-Ja, ja muy graciosita, no era eso enserio –se queda pensando un momento- después te cuento ¿Qué sucede?

-Coleman sucede –camino de un lado para otro- nada que llega, debió estar aquí hace 20 minutos y...-no puedo continuar porque alguien me interrumpe.

-Buongiorno a tutti –El italiano sale de su boca como si fuera algo natural, entra al piso de edición caminando como si fuera el mismísimo príncipe de Inglaterra. Saluda a algunos con un asentimiento de cabeza y les guiña el ojo a mis colegas de diseño, las cuales botan un fuerte suspiro como si estuviesen viendo a un ángel caído. Va vestido con un suéter manga largo azul con una chaqueta de cuero negra y unos pantalones negros que se le pegan a sus muslos.

Se para en frente mío y se inclina para dejar un beso en mi mejilla. Abro los ojos no siendo capaz de creer que haya hecho eso. Retrocede un poco y sonríe.

-Ciao, Cuore –dice con tono de voz ronca.

Yo, estem. ¿Qué está pasando? Voy a responderle, pero las palabras no salen. Balbuceo un poco ¿Desde cuándo balbuceo?, hasta que por fin hablo.

- ¿Por qué tú... -mi voz sale en un susurro y luego casparreo, el me mira divertido por el papelón que estoy haciendo- ¿Por qué llegas tarde? Hace 20 minutos te estoy...te estamos esperando–corrijo.

-Lo lamento enserio, tuve un imprevisto en la mañana –responde y lo miro con una ceja alzada.

-Oh, ya veo –respondo imaginando lo obvio.

Y como si leyera mi mente:

-Oh no, no esa clase de imprevisto –me aclara- cosas de hermanos.

-Ah, ¿te refieres a Marco Caccini? –hablo de más. Mierda. El me mira sorprendido.

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora