22 de septiembre del 2016.
Uno.
Dos.
Tres.
Respira profundo.
Inhala amor, exhala paz.
Si lo matas te pueden dar 25 o 30 años de cárcel, pero si lo hago me quito un gran peso de encima...
¿Pecar o no pecar?
Agh, mierda.
-... y además de eso tráeme un cappuccino sin crema -dice con la mirada enfocada en su laptop.
Tomo aire.
-No soy tu secretaria, Adrien -trato de controlarme.
-No, pero trabajas para mí empresa por lo tanto yo dispongo de tu tiempo lo que yo quiera -dice monótonamente y vuelve su vista hacia mí- ¿Te quedó claro?
-Si -respondo entre dientes.
Quiero mandarlo a la mierda.
- ¿Si qué? -dice con una mirada desafiante.
- Sí, señor Di Rossi -respondo pensadamente.
Doy la vuelta para salir de esa estúpida oficina, pero me interrumpe:
-Ah... dile a mi hermana y a Enzo que los espero en la sala de juntas en 5 minutos -hace una pausa- Y Elizabeth... te ves radiante tragándote el enojo -aprieto mis puños imaginando que tengo entre mis manos su cuello y sin más salgo de ahí.
Entro al ascensor botando un pequeño grito de frustración.
Bendita la hora en que alguien acepto a ese explotador como CEO de Il mondo Moderno.
Tres días lleva siendo el director y...
N O - L O - S O P O R T O.
Dejó las reglas del juego claro desde el principio en una reunión con todos los empleados. Los artículos, proyectos y propuestas para la revista se tienen que dar en un lapso más mínimo de tiempo, apenas terminamos de hacer una edición hay que seguir con la otra inmediatamente y todo se le tiene que reportar a él, así sea la cosa más mínima e insignificante. También dijo que el que fallará en una sola cosa delante de él, iba a ser despedido de inmediato, que cuidáramos todo lo que hacíamos y que hiciéramos bien nuestro trabajo.
¿Y lo mejor? Luego nos llamó individualmente a Francesca, a Enzo y a mí. Ni para decir a quien de los 3 les fue peor.
Enzo lo odia a morir, quedo a cargo del marketing de la revista, cediéndole a Fran las tareas de subdirector. Básicamente Enzo no puede mover un solo dedo sin consultarle a Adrien. Y Francesca es como la sombra diminuta de Adrien. Ya me dijo que hasta está pensando en renunciar al cargo y largarse de aquí.
Y deje lo mejor para el final...
Yo.
-Harás lo que te pida, cuando y como yo quiera, no quiero excusas ni quejas.
Pase de ser solamente diseñadora en jefe a ser su mandadera y secretaria.
¿Por qué no he hecho nada?
Ah cierto...
- ¿Qué pensaría la gente que quiera contratarte cuando vean una mancha intachable en tu hoja de vida provocada por un motivo inaudito? Eso sería lamentable, en el caso de que decidieras dejar la revista o en el peor de los casos interpelar una demanda -esboza una sonría llena de ego y malicia.
Cada día me da más razones para detestarlo. Necesito el trabajo. Es cierto que tengo mis propios proyectos, pero mi fuente de ingresos principal es esta, y no puedo darme el lujo de perderla.
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Sobreviviendo al pasado
Novela JuvenilElizabeth Evans, una talentosa diseñadora gráfica lleva 3 años rehaciendo su vida en la capital italiana, después de haber pasado por un momento muy doloroso en su vida. Su primer amor fue arrancado de sus brazos sin ella poder imaginárselo. Han pas...