Capítulo 3

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7 de septiembre del 2016

-Entonces, repasemos ¿contacto y número del manager?

-Sí.

- ¿El horario y cronograma de que se hará en la semana?

-Sí.

- ¿Tienes el número de casa y el teléfono de emergencia para comunicarte conmigo?

-Sí...espera ¿qué? ¿teléfono de emergencia? -le pregunto incrédula- ¿tienes un teléfono de emergencia?

-Sí, amore, tengo un teléfono de emergencia, sabes que soy a veces muy desapegada a mis aparatos electrónicos, así que mejor prevenir que lamentar.

-Um, bueno creo que ya es suficiente, el resto de cosas ya las se o iré averiguando. No te preocupes.

Llego el día, gente. De acuerdo a lo acordado con el manager de Coleman, Charles Edwards; él y el susodicho quedaron en venir hoy a la revista a firmar el contrato. Son las doce del mediodía, después de que firmen el contrato y hagan una especie de visita para conocer también las instalaciones de la empresa, Francesca se ira de inmediato a Madrid. Enzo quedara a cargo de otros asuntos de la revista, y yo seré la supervisora de este proyecto en la ausencia de Fran. Ojalá todo salga bien.

-Muy bien faltan unos minutos para que lleguen, ¡Que emoción! Sono molto nervosa ed emozionata.

Río- Tranquilízate, será mejor que te comportes cuando los veas. -le digo- Oye, ya vuelvo se me quedaron unos papeles en recepción no me tardo.

-Ok, ¡oye! tomate el café, no te lo compre para nada ¿o sí? -me pregunta con una mano en la cintura.

Cojo el café de su mesa y lo alzo -Por supuesto que no, ya vuelvo

Abordo el elevador. Y me miro un momento en el espejo. Hoy opte por ponerme un enterizo blanco sin mangas con un poco de escote en V, un cinturón dorado y tacones altos color beige; mi pelo va en una coleta con algunos mechones libres a los lados de mi cara. Saco el celular de mi bolsillo y empiezo a revisar un par de cosas mientras que me tomo el café.

No sé, cuánto tiempo pasa, pero se escucha el sonidito del ascensor lo que me avisa que llegue al piso, avanzo y de repente siento algo duro que me golpea lanzándome el café encima.

- ¡Pero que mierda...! -miro mi ropa empapada. ME ECHÓ TODO EL CAFÉ ENCIMA.

-Vaya, pero que distraída y torpe -habla una voz algo fría y varonil.

¿ME LO DIJO A MÍ?, no sé si es solo por el efecto del café en mi cuerpo, pero siento como se me empieza a calentar la sangre. Alzo la cara para ver al imbécil que encima de estropear mi vestuario se atreve a insultarme. Y lo que veo me deja atónita.

- ¿TÚ? -le espeto.

-Em sí, yo, perdóname, pero ¿acaso te conozco? -Me pregunta con aire de desinterés.

-Desgraciadamente yo a ti si -le digo.

Me observa de pies a cabeza como si fuera algo extraño. En persona luce diferente, le pongo de altura aproximadamente 1.85 cm, lleva puesto una camisa blanca y encima una chaqueta de tela negra que combina con sus pantalones y un par de mocasines adornan sus pies. Su rostro es igual o mejor que en fotos, lo que más me llama la atención es el color de sus ojos: café claro. En estos momentos una ceja alzada adorna su rostro junto a una sonrisa de boca cerrada, sus labios se ven...ESPERA WOW ¿QUÉ ESTOY HACIENDO?

- ¿Terminaste de admirarme? -me pregunta divertido.

- ¿Perdón? -le digo no pudiendo creer que eso haya salido de su boca.

Sobreviviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora