Caída y helados
-Debiste dejar que le diera el mismo empujoncito que él te dio. Así ambos estarían a mano de que sus culos besaran el suelo.
-Estoy bien, no te preocupes. Además no fue como que él me empujara, solo me soltó. Yo fui la que no debió confiarse.
-Estás loca, y yo más al apoyarte en ello. ¿Sabes? No puedo creer lo que diré pero ¡joder!-masculla-¡mi abuela tenía razón!
-¿En qué?
-Ella me dijo una cosa: Nunca limpies las lágrimas de un enamorado. Porque al final terminarás con el mismo pañuelo en la mano.
-¿Y eso quiere decir?
Toma con sus manos mis hombros y me mira fijamente.
-Significa que nunca te fijes en alguien que está enamorado. Porque cuando termine esa ilusión podrás consolarlo, darle tu apoyo y entregarle tu corazón, pero cuando esa persona que amó regrese, serás tú el que tendrá el corazón roto.
-Y el mismo pañuelo en la mano-murmuro comprendiendo-Eso es triste Darwin.
-Lo sé, y le dije que no se preocupara que eso no me pasaría.
-¿Y qué te dijo?
-Me dijo que con los antecedentes de mi familia no riera tanto-sonríe irónico-que de todos ellos, alguien debía pagar el precio.
-Pero no debes ser tú. Tú eres diferente a todos ellos.
-No lo sé, Cris. A veces creo que el precio lo empecé a pagar desde que nací. Mi madre, mi abuela, Sofía y luego lo de Karen. No sé qué creer. Tal vez de verdad yo seré quién pague por todo lo que hicieron esos hijos de puta. Después de todo tengo su sangre por mis venas, soy igual que ellos.
-¡Tú no eres como ellos, estás muy lejos de serlo!-grito y todo su cara con mis manos para que me mire-Mírame bien Darwin Sanders y escucha con atención lo que te diré. No eres, y nunca serás como ellos. Tienes su sangre ¿y qué? No lastimas, no ilusionas y no juegas con nadie. No has lastimado a nadie.
-Lo hice al principio con Karen, lo sabes.
Esa mirada de dolor en sus ojos me enfurece y toca la vena sensible de mi cuerpo. Quiero protegerlo, lo quiero después de todo. Y no deseo que nadie lo vuelva a herir ni que cargue con algo en lo que no tiene nada que ver.
-¡Éramos unos niños! No sabías lo que hacías. ¡No trates de verlo como un castigo! A muchos les han roto el corazón y muchas veces. Los han humillado y en resentimiento muchos han jurado no volver amar. Se les han burlado por su manera pura de ver el amor y les han hecho avergonzarse de sus sentimientos. ¿Y crees que ellos tienen una maldición familiar? ¿Un castigo? ¡No, Darwin!
>>¡Son solo humanos que se enamoraron de bestias! Porque un humano no jugaría, ni humillaría a alguien que siente algo por él. Y ellos no tienen la culpa de enamorarse de quien no debían, tal vez solo tienen el error de habérselo expresado a quién no tomaría los sentimientos en serio.
>>No tienes una maldición y cuando aquella señora te diga eso de nuevo, ríete en su cara y dile: ¡Yo soy un Sanders, pero uno que sabe lo que es saber amar y ser correspondido! Porque yo te amo Darwin, Alan también lo hace. Sus padres te aman, tu madre te ama. Por dios ¡muchas chicas te aman! Eres tú, un idiota troll que sabe sacar una sonrisa y alegrar a los demás. Serás muchas cosas Darwin, pero jamás uno de ellos.
Sus ojos se cristalizan por unos segundos pero luego parpadea y me rodea con sus brazos mientras murmura un "Gracias" en mi oído. Sonrío y le devuelvo el abrazo mientras una lágrima cae por mi mejilla. Darwin, al igual que yo, no ha sido sincero con Alan. Y esos secretos son los que nos han unido.
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¿Apuestas?
Romance¿Quién no conocía a la deslumbrante, rica, guapa-¿ya dije deslumbrante?-Verónica Bowen? Aquella consentida, superficial y frívola que ocupaba el puesto de antagonista para Abigail. Por los rumores y ciertas actitudes suyas, Verónica en una época fue...