El desayuno fluyo de una manera que pocas veces sucedía, ambos nos envolvimos en un debate de las bajas de la bolsa y de lo bueno que sería en este momento comenzar a vender algunas empresas pequeñas que solo generaban un gasto ya que no eran demasiado productivas, lo único malo de esto es que seriamos los responsables de que se perdieran una gran cantidad de empleos.
Ignoro mis protestas de ir cada uno en su auto, me obligo a ir junto con él ya que seguía insistiendo que no tenía un aspecto muy normal y que no quería arriesgarse a que algo me sucediera, me dio un corto beso en los labios cuando me dejo fuera de mi oficina y él se marcho a la suya.
—Any...—me gire para verlo— si te sientes mal solo llámame
—Que estoy bien—entre en mi oficina dando un portazo, dentro me encontré con Christopher el maravilloso novio de Dulce—Hola Chris, a que debo tu visita a estas horas de la mañana, que no deberías de estar descansando o entrenando para el partido del fin de semana.
—Hola Sra. Enana— rodé los ojos y el soltó una carcajada, deje mis cosas en el perchero y me senté en mi silla
—Quieres un café o un té? —pregunte mientras marcaba la extensión de mi secretaria
—Un café está bien
—Emilie un café y un té ambos sin azucar—pedi cuando atendió mi llamada—Sabes mentiría si dijera que no me intriga tu presencia pero me sorprende verte tan temprano en mi oficina
—Tengo que pedirte un enorme favor Anita—note un ligero sonrojo y la manera en que se llevaba la mano a la cabeza, deje escapar una risita, lo que fuera que me quisiera pedir le estaba costando demasiado trabajo y eso era un caso extraño en el grandulón, Emilie dejo nuestro café y se retiro
—Ok, no sé de lo que se trata pero sin duda debe de ser bueno, así que suéltalo—apoye mis codos en el escritorio y mi mentón sobre mis manos prestándole toda mi atención lo que pareció avergonzarlo más, jamás desde que había conocido a este hombre lo había visto sonrojarse, el siempre mantenía su actitud de un hombre fuerte y rudo, el mismo hombre que presentaba en la cancha en cada uno de sus juegos, no por algo era el quarterback y mariscal más famoso del momento.
—Esto no es fácil, pero no se me ocurrió a quien más podía recurrir y como se que son grandes amigas sabia que tú eras la que me podía ayudar para que Dulce...
—No me dirás que planeas dejarla
— ¡Claro que no! —escupió parte del café
— ¿Entonces de que se trata?—di un sorbo pequeño a mi taza
—Quiero formalizar con Dulce—por primera vez en muchos días una enorme sonrisa legitima había enmarcado mi rostro, mi amiga sí que era afortunada, el hombre que ella amaba estaba listo para dar el siguiente paso y el más importante de sus vidas
—Felicidades Chris, esa es una excelente noticia—me levante de mi lugar para abrazarlo, me estrecho entre sus brazos levantándome unos centímetros—pero no veo que es lo que necesitas de mi
—Necesito que me acompañes a la joyería para elegir el anillo, no te estoy pidiendo que lo elijas tu, solo quiero que me des tu opinión ya que quiero que esto sea perfecto para Dulce
—Supongo que deseas que lo hagamos hoy—asintió—como aun es demasiado temprano, déjame intentar adelantar algunos documentos relevantes y el resto se lo dejare a Andres para poder acompañarte
—Sabía que tú no me abandonarías
Encendí la computadora y comencé a hacer algunas anotaciones en los documentos que me habían dejado sobre el escritorio, revisar algunos balances, las inversiones y sobre todo las empresas que podríamos vender ya que su productividad era casi nula, atendí un par de llamadas mientras veía a mi amigo revisar las estanterías y leer un libro recostado en el sillón, la puerta se abrió y note como mi amigo se incorporaba
—Hola—la voz ronca de Poncho dejaba en claro su desconcierto de encontrar a Christopher ahí en mi oficina, me lanzo una mirada interrogante si no lo conociera bien pensaría que estaba algo ¿celoso?, pero eso era imposible
—Hola— Christopher lo saludo extendiendo su mano que mi esposo estrecho
—Espero que recuerdes a Christopher, es el quarterback de los Gigantes de New York y el novio de mi amiga Dulce— con esa simple explicación él había sonreído a mi amigo
—Han tenido una muy buena temporada
—Y viene lo mejor, pasado mañana tenemos nuestro partido contra los vikingos de Minnesota, es el pase al Súper Bowls— su pecho se hincho y sabía que era de orgullo, el los había llevado dos años consecutivos a esta fase, el año anterior se habían quedado a solo una anotación de ganar el Súper Bowls
—Espero que este año logren ganar, el partido del año pasado fue asombroso—apunte sin apartar la vista del monitor
— ¿Alfonso a ti te gusta el Futbol? —pregunto Christopher, me gire para verlo ya que era algo que yo desconocía de él
—Claro que me gusta, solo que desde hace mucho no tengo la oportunidad de asistir a un partido
—Pues estas de suerte, puedo conseguirles un par de entradas para el partido del Domingo, además Anita, apuesto a que a Dulce le encantara tenerte ahí con ella y tu esposo puede disfrutar de un domingo diferente entre amigos—señalo mi amigo colocando un brazo sobre los hombros de Poncho, pensé que se molestaría por la actitud de Christopher pero no le importo
—Por mi encantado, solo no sé si mi esposa quiera ir—mire a Poncho quien por primera vez notaba que deseaba hacer algo diferente a lo que estaba acostumbrado
—Claro, además de que apuesto a que Dulce me tendrá cosas que contar
—Solo déjenme hacer una llamada para que les manden los pases, ya sabes enana que es el palco preferencial
—Amo ese sitio, tiene la mejor vista de todo el estadio—guarde los cambios y los envié al departamento correspondiente, firme unas notas mientras escuchaba a mi amigo pedir las entradas
—Venia a ver si seguías de pie—susurro
—Ya viste que lo estoy, pensé que habías venido a ver quien estaba en mi oficina, conociendo a los que trabajan en esta empresa no dudaría que ya hubiera dicho que te estaba engañando con un jugador y en tus narices
—Por favor, eso sería sentir celos y para sentir celos debes de sentir algo por esa persona— asentí sintiendo mi pecho oprimirse, sus palabras me habían dolido más de lo que él creía, me había dejado nuevamente en claro que él no sentía nada por mi
—Listo, en unas horas se los traerán—me levante de mi silla y tome mis cosas, lo que deseaba era salir de ahí antes de que la presencia de Alfonso me afectara mas
— ¿Vas a algún lado?
—Acompañare a Christopher a hacer un par de compras, de ahí iremos a comer
—Que se diviertan—se había molestado pero eso no me importaba, tome el brazo de Chris y lo saque la oficina, claro después de que se despidiera de mi esposo.
En cuanto llegamos al estacionamiento pude adivinar cuál era su auto, era enorme Humer negra, me ayudo a subir y nos fuimos directamente al distrito de los diamantes que está entre la Quinta avenida y la avenida de las Américas, se coloco una gorra de baseball y unas gafas oscuras, como si con eso pudiera pasara inadvertido, este hombre era enorme y por ese simple hecho llamaba la atención.
Después de 5 largas horas al fin encontramos el tan buscado anillo, su rostro se había iluminado en cuanto lo vio, yo solo asentí al saber que mi amiga estaría fascinada con tan hermosa joya, me hizo probármelo para ver como lucia y de verdad que era hermoso y era el tipo de anillo que sabia a mi amiga le gustaría. Nos fuimos a comer a un restaurante que se encontraba cerca, intente sacar la información de la manera en que le pediría que se casara con él pero nada funciono, solo dijo que ella te lo cuente.
A las 4 estaba de regreso en la empresa, haciéndome cargo de mi trabajo y de algunas llamadas sobre el aumento en la bolsa y las ganancias recaudadas el día de hoy, el tiempo se me paso volando y me sentía algo desesperada ya que una inversión no me cuadraba, la había revisado cerca de ocho veces y no lograba encontrar el error.
—Ya revisaste el mes pasado
—No hagas eso, ¿cuando entraste? —el sonrió abiertamente al saber que me había asustado
—Hace un par de minutos, estabas tan concentrada que ni lo notaste, ya es cerca de las 7 y deberíamos de marcharnos
—Solo termino de revisar este archivo—coloco su mano sobre la mía que estaba encima del mouse, comenzó a ayudarme a revisarlo y en menos de 10 minutos ya habíamos terminado—Gracias
—No quería estar más tiempo aquí en la empresa— asentí tomando mis cosas, porque siempre que decía o hacia algo bueno al final tenía que arruinarlo con alguno de sus comentarios.
El camino a casa fue rápido gracias a que tomo un par de atajos que nos desvió de las avenidas que a estas horas deberían de estar congestionadas, el sonido de las notas de piano que en seguida reconocí como Debussy eran lo único que se escuchaba en el auto, atravesó la verja de la entrada y lo estaciono en el garaje junto a mi auto.
La cena comenzó en silencio pero a mitad del plato principal note la mirada penetrante de Poncho, intente ignorarla pero era como si me quisiera atravesar
— ¿Sucede algo?
—Llegaron esta tarde las entradas para el partido del domingo, ¿segura que quieres ir?
—Claro, aunque no sabía que a ti te gustara el Futbol americano
—Te sorprendería saber que lo practique en la Universidad pero me lesione, así que deje de practicarlo y me aleje de el ya que lo que menos quería era saber que ya no lo volvería a jugar
—Vaya eso no lo sabía—aparte la crema de espinaca que había comenzado a revolverme el estomago
—Y a dónde has ido toda la mañana con el novio de "tu amiga" —me molesto la manera en que había mencionado la última palabra, me había hecho sentir como una cualquiera
—¡Es el colmo!, es que no te cansas de hacerme sentir mal, me acabas de llamar una cualquiera, para tu información Christopher me pidió ayuda para elegir el anillo de compromiso de mi amiga—me levante arrojando la servilleta sobre la mesa y dejándolo solo en el comedor, me dolían sus palabras pero en este momento me habían sido de ayuda ya que no me sentí con ganas de seguir comiendo, fui directamente a mi habitación para recostarme en la cama, intente dormir pero el sonido de mi celular me lo impidió.
—Hola mamá
—Dios Any, te has desaparecido, ¿es que ya no piensas en venir a saludar a tu madre?
—Lo siento, he tenido mucho trabajo y he estado agotada, pero sin falta estaré contigo el sábado—la escuche comenzar a platicar de lo que había ocurrido en el club no podía aguantar las ganas de reír ante los sucesos que me había perdido, Poncho se desvistió dejándome la mejor vista, me coloque de lado para no verlo y seguir escuchando a mi madre, reí con ganas al escuchar la voz de mi padre que le pedía que me dejara descansar, que me podía seguir platicando el día que nos viéramos, a regañadientes se despidió—también te quiero mamá, nos vemos el sábado
—Any...
—Buenas noches—apague la luz de mi lámpara y me cobije dándole la espalda, me obligo a girarme y quedar de frente a él
—Lo siento, sé que no debí de hacer ese comentario, pero sabes que no suelo pensar las cosas
—Deberías de comenzar a pensar en lo que sale de tu boca y si me disculpas estoy agotada y solo quiero dormir
—Buenas noches pequeña—me beso pero yo no respondí al movimiento de sus labios, le di nuevamente la espalda pero aun así me abrazo.La misma urgencia del día anterior volvió a aparecer solo que esta vez Poncho se levanto detrás de mí cuando me vio saltar de la cama sin previo aviso, había alcanzado a cerrar la puerta prohibiéndole el acceso y que me viera en ese estado tan deplorable, me mire al espejo para notarme pálida y mas ojerosa que los días anteriores
— ¿Any, estas bien? —escuche su voz detrás de un par de golpecitos
—Si creo que algo que comí no me cayó bien— era una excusa de lo más pobre que no podría seguir utilizando, tenía que decirle la verdad pero no sabía cómo hacerlo, el me había dejado en claro con sus comentarios que él no sentía nada por mí, yo solo era su compañera y con la que podía disfrutar de unas excelente noches, sacudí mi cabeza y regrese a la habitación, me escudriño con la mirada
—Creería que fue que algo te cayó mal si no fuera porque ayer también lucias enferma, creo que deberemos ir al hospital
—No es nada, ya se me pasara—moví ligeramente la mano en un gesto que restaba importancia, me vio por unos segundo para después entrar al baño y darse una ducha.
Elegí una falda amplia y una bonita blusa a juego, me maquille como normalmente lo hacía mientras observaba por el espejo como Poncho se abrochaba la camisa y hacia el nudo a su corbata, fui hasta el armario para tomar mis zapatillas pero un repentino mareo me ataco obligándome a sostenerme de lo más cercano que tenía que para mi mala suerte resulto ser mi esposo
—No estás bien—rodeo mi cintura con una de sus manos y con la otra levanto mi barbilla para observarme detenidamente—Estas mucho más pálida amor.
—Estoy bien—me zafe de sus brazos y fui por mis zapatillas tome mis cosas lista para bajar a desayunar, pero él me tomo del brazo y me arrastro hasta su auto—Poncho no hemos desayunado
—Ya es tarde lo haremos en la oficina—bufe pero no dije nada, observe el camino y note que giraba hacia su derecha en lugar de a la izquierda, tal vez un nuevo atajo, revise que mi maquillaje cubriera las ojeras y que al menos mi semblante luciera mejor, me gire para notar que este camino no nos llevaba a la empresa nos llevaba a otro lugar que me hizo quedarme paralizada.
—Espero que vayamos a la empresa—apunte molesta
—Después de que te hagan un chequeo—se estaciono en el aparcamiento del Hospital
— ¡No puedes tratarme como una niña! Me sacaste de casa porque según tu era tarde, pero solo lo hiciste para traerme hasta aquí—chille molesta intentado desabrochar el cinturón pero este parecía estar atorado, el me ayudo liberándome
—Te trato como te comportas, desde hace días estas pálida y hoy prácticamente no tienes color, además del vomito y el mareo, esto no es simple agotamiento, puede que sea una infección y lo vamos a averiguar—abrió la puerta dispuesto para salir
—No necesito entrar al hospital para que me digan nuevamente lo que me sucede—cerró la puerta y centro su atención en mi
— ¿Y qué es lo que tienes? — me detuve para ver a las personas que pasaban cerca de donde estábamos, todos caminaban a prisa, algunos hablando por teléfono, otros enviando mensajes y otros simplemente iban caminando. — ¿que es lo que te sucede pequeña?
— ¿No es obvio? —lo vi pensar pero negó, lo dije tan rápido y tan bajo que el no escucho lo que había querido decir, su rostro era de confusión total.
—Puedes repetirlo, un poco más alto— negué sin mirarlo, levanto mi mentón
—Yo estoy... estoy— con la mirada me indico que continuara, tome aire—estoy embarazada
— ¿Embarazada? —su mano abandono mi mentón y la coloco sobre el volante y apretarlo hasta que sus nudillos se volvieron blancos, sus labios estaban en una fina línea y mantenía los ojos cerrados, su respiración había aumentado, estaba furioso. Mis ojos comenzaron a arder, quería llorar, pero no lo haría delante de él, no le iba a demostrar que me lastimaba su rechazo, apreté mi bolso y salí del auto alejándome de él, detuve un taxi escuche mi nombre justo cuando el taxi arranco, en mi mente aparecía su rostro cuando le di la noticia, sé que no había sido la mejor manera pero no me había quedado otra alternativa...
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El trato que unió nuestras vidas
FanfictionSIPNOSIS Anahi Puente deseaba encontrar el hombre perfecto era Joven, Inteligente y única heredera de las empresas Puente que solo veían un problema en su prospero futuro. Alfonso Herrera no creía en el amor además por que lo buscaría era Guapo, Muj...